Análisis de Alpha Protocol (Xbox 360, PS3, PC)

Tras algunos retrasos, esta entrada de Sega y Obsidian Entertainment en el género de la acción y el espionaje llega finalmente a las tiendas. Alpha Protocol es un juego que nos llamó la atención desde el principio, desde que lo vimos por primera vez en movimiento. Obsidian, expertos en hacer continuaciones de juegos de otros, preparaba su primer juego propio, y no era un juego de rol medieval, sino una amalgama entre rol, libertad de movimiento, acción y espionaje. La idea era, y es, muy ambiciosa, ofrecer la misma acción que los juegos de acción táctica, y la profundidad de un juego de rol donde nuestras decisiones hacen que la historia del juego, y nuestra relación con los personajes, cambien. Tras un largo desarrollo, podemos decir con justicia que lo han conseguido.

El juego nos pone en la piel de un espía que tendrá que abrirse camino en un mundo lleno de facciones, organizaciones y personajes, todos ellos de dudosas intenciones y lealtad. En Alpha Protocol no hay blanco ni negro, todo es gris y relativo, y a la hora de relacionarnos con los diferentes personajes veremos que no hay buenos ni malos, solo intereses, reciprocidad y, si llega el momento, traiciones.

Esto le da al juego un toque interesante, novedoso, pero también un tanto desapasionado en lo que a la historia se refiere. A medida que nos internemos en el mundo de juego y viajemos por todo el mundo iremos entablando relación con personajes y organizaciones, desentrañando la historia, pero a partir de cierto punto cómo se desenvuelva y su desenlace dependerá, y habrá dependido, de las decisiones que hayamos tomado.

Esas decisiones no se limitan a elegir un camino, o una opción, en un momento dado y evidente. Cada pequeña decisión y opción va haciendo que nuestra situación vaya tendiendo hacia un punto, que nuestras relaciones con el resto de "actores" del juego vayan cambiando y evolucionando, y que la historia vaya hacia un camino y el mundo que nos rodea, con el que interactuemos, evolucione acorde. La medida en que el juego cambia con cada pequeña decisión o situación se puede comprobar cargando copias de una partida guardada y haciendo las cosas diferente en cada una de ellas, algo que ya nos mostraron en su día.

En cada conversación con los otros personajes del juego no elegimos qué decimos, sino el tipo de cosa que decimos, y eso hace que cada diálogo, ya sea en persona o a distancia, evolucione hacia un desenlace diferente y un tipo de relación diferente con cada personaje. Esto se indica con estadísticas de relación con cada personaje, como en todo buen juego de rol, pero se nota sobre todo a la hora de abordar las situaciones, de obtener información sobre a dónde ir o cómo continuar. El acierto de los desarrolladores es que obviamente el tipo de situaciones y desenlaces es limitado, pero el jugador nunca tiene esa impresión.

El juego está muy bien hecho en este sentido y todo parece que se desarrolla con naturalidad, sin que podamos identificar la mayoría de las veces unos desencadenantes claros para que una cosa pase como queramos que pase. Aparte, cada personaje tiene una forma de ser diferente, por lo que las mismas actitudes no funcionarán con todos. Si queremos caer bien a todo el mundo no basta con ser siempre complacientes o ingeniosos. A algunos personajes les gustará que seamos firmes o agresivos, a otros que seamos directos a la hora de hablar, mientras que otros valorarán la la sobriedad y el pragmatismo. Cuando elijamos una respuesta con efecto sobre el interlocutor, el juego nos indicará instantáneamente si mejora o empeora nuestra reputación con él.

Del mismo modo que las relaciones con los otros personajes y facciones del juego cambian según interactuemos con ellos, a nivel jugable Alpha Protocol depende mucho de cómo vayamos configurando y evolucionando a nuestro personaje, y cómo lo usemos luego. Según distribuyamos las habilidades de nuestro personaje en las diferentes aptitudes que puede desarrollar, éste tendrá mayor o menor capacidad en diferentes tareas, léase combate cuerpo a cuerpo, con diferentes tipos de armas de fuego, sigilo, capacidad de sabotaje o inteligencia a la hora de manejar tecnología. Pero no estamos completamente determinados por esto, ya que podremos intentar de todo, obtendremos experiencia por todo, pero por supuesto nuestras estadísticas determinarán qué se nos da mejor o peor, y en algunas ocasiones simplemente qué podemos hacer y qué no.

Es imposible desarrollar un "chico para todo" que nos abra todas las posibilidades del juego, lo que en combinación con la historia abierta y moldeable, hace que Alpha Protocol sea muy rejugable. Podremos jugar la primera partida como un Rambo agresivo e insolente, y luego jugar de nuevo como un astuto espía, ambiguo en su comportamiento y sigiloso a la hora de actuar. Cambian mucho las cosas y las horas de diversión se multiplican. De hecho, tras unas primeras horas de introducción donde tomamos las primeras decisiones importantes sobre a dónde irá la historia, llega el momento de decidir hacia dónde especializar a nuestro personaje, lo que determina qué tres habilidades podemos evolucionar hasta el máximo.

Hay tres estereotipos: espía, ingeniero y comando, cada uno de ellos centrándose en tres habilidades, o si lo preferimos podemos crear el que más nos guste (por ejemplo, un experto en sigilo y tecnología, pero también en rifles de asalto). De todas formas, el estereotipo que elijamos solo determina los techos que pueden alcanzar las habilidades; pero a esos límites no llegaremos hasta horas después, así que el juego se mantiene bastante abierto.

Al mismo tiempo, a medida que juguemos iremos desarrollando ciertos rasgos, una novedad interesante en el sistema de juego y evolución del personaje. Estos rasgos son bonus permanentes que obtendremos para nuestro agente, y los conseguiremos realizando todo tipo de acciones, desde entablar contacto con un personaje en concreto, hasta otras más similares a los logros (perdonar una vida, cambiar de tono varias veces en una conversación, etc...). Hay decenas y decenas de estos rasgos, y todos tienen una pequeña mejora para nuestro agente, desde algo más de habilidad en el combate cuerpo hasta menos retroceso a la hora de disparar con cierto tipo de arma. Al no estar indicados previamente, muchos de ellos son casi aleatorios, pero sus efectos serán de agradecer.

Pese a tener, como hemos visto, un notable componente de juego de rol, a la hora de jugar Alpha Protocol es un juego de acción en tercera persona y se controla como tal. Movemos a Thorton con el stick analógico izquierdo y la cámara con el derecho, y todas las acciones del juego suceden en tiempo real, aunque determinadas por los atributos de nuestro personaje y de las armas que llevemos. Es decir, podremos apuntar a los enemigos, pero el daño y el impacto que les causemos no dependen completamente de lo bien que apuntemos, sino del alcance del arma, sus particularidades y nuestra habilidad con ella. No resulta muy intuitivo al principio, porque nos encontraremos que, disparando con una pistola a los enemigos, pensemos que les hemos dado y en realidad no: si no tenemos la suficiente habilidad manejando el arma, podremos fallar el disparo pese a que hayamos apuntado bien. Caótico en ocasiones y uno de los defectos del juego si se ve como un juego de acción, aunque comprensible si se entiende como juego de rol.

Al mismo tiempo, otros detalles de la jugabilidad si son completamente como los de un juego de acción, como el sistema de cobertura, el combate cuerpo a cuerpo (aunque el daño depende de nuestra habilidad) y la capacidad para sorprender al enemigo por la espalda y matarle o dejarlo inconsciente. Mientras que nuestras aptitudes determinarán lo bien que manejemos un tipo de arma, o el sigilo que tengamos, otro elemento entra en juego para aprovechar nuestra capacidad en un determinado campo: las habilidades.

A medida que progresemos en un apartado (sigilo, rifles de asalto, etc...) iremos desbloqueando nuevas habilidades que podremos usar en el juego, otorgándonos ventajas. La primera que encontraremos es la de percepción, que durante un minuto nos indicará sobre la pantalla dónde están los enemigos y en qué estado de alerta se encuentran, y que más adelante podremos perfeccionar. Pero obtendremos muchas otras habilidades relacionadas con otras facetas, como por ejemplo la posibilidad de hacer un apuntado a cámara lenta con la pistola, disparar sin límite de munición durante un tiempo con los subfusiles, o entrar en una especie de modo berserker y tener mucha más fuerza física para el combate cuerpo a cuerpo. A estas habilidades se accede mediante un menú en el juego, para escoger cuál queremos asignar al botón L1 o LB para usarla rápidamente luego. Con los mismos menús seleccionamos el arma "titular" y el gadget que queremos usar al pulsar R1 o RB; éstos van desde granadas, minas y demás explosivos hasta los típicos kits de primeros auxilios para recuperar energía en los malos momentos.

Los niveles del juego tienen partes lineales y otras no lineales, y casi siempre podremos optar o bien por una aproximación sigilosa o por las bravas. No hay una penalización por ser descubiertos ni hacer que suenen las alarmas, salvo la previsible avalancha de enemigos que irán a buscarnos, y dependiendo de nuestras habilidades nos convendrá hacerlo de una manera u otra. Por ejemplo, si optamos por el sigilo, podremos detectar a los enemigos e irlos matando poco a poco, sin que los otros lo vean.

También podremos intentar evitar los encuentros, buscando rutas alternativas, abriendo puertas y desactivando cámaras, haciendo así uso de nuestras habilidades técnicas. Para desactivar alarmas, abrir cerraduras o entrar en ordenadores, el juego usa una serie de minijuegos que recompensan la habilidad y la inteligencia. Para abrir cerraduras tendremos que usar una ganzúa, jugando con los mecanismos de la cerradura para accionarlos en el momento justo. Los otros minijuegos son menos de habilidad y más de rapidez mental, teniendo que encontrar caminos en una maraña de cables o reconocer una serie de caracteres que no se mueven en un barullo al más puro estilo matrix. El tiempo que tengamos para solucionar estos minijuegos dependerá de nuestras habilidades tecnológicas y de ingeniería.

Al mismo tiempo, los niveles contienen frecuentes escenas cinemáticas que nos irán contando más de la historia, aparte de encuentros con personajes del juego con los que podremos interactuar, haciendo que cambie el devenir de la misión y de la historia en general. Al capturar a un enemigo, podremos elegir entre ejecutarle, capturarle, aceptar un soborno y más opciones de conversación, porque los malos no siempre son tan malos, o son malos pero nos interesa que sean nuestros amigos, o son en realidad inocentes; algo que de todas formas nunca sabremos con certeza. Las misiones del juego están estructuradas de manera no lineal en los diferentes lugares que visitaremos, a los que podremos viajar, también, en el orden que queramos, haciendo que la historia se desenvuelva de forma diferente, y que dependiendo de qué misión abordemos primero en un lugar, las otras cambien en función de lo que hayamos hecho anteriormente. Como ya hemos contado, Alpha Protocol nos ofrece múltiples caminos, y el juego cambia mucho dependiendo de qué decisiones tomemos, o de cómo nos comportemos con el resto de personajes. Sin duda el punto fuerte del juego.

Uno de los grandes hándicaps a los que se enfrenta Alpha Protocol para llegar a todos los jugadores es que el apartado visual es su parte más floja. No es malo ni mucho menos, pero acostumbrados a los espectáculos de títulos como el reciente Splinter Cell, por citar a un competidor similar, el título de Oblivion resulta mucho menos llamativo. Las expresiones faciales de los personajes, pese a su gran variedad, quedan lejos de los exponentes más destacados, y aunque el modelado y la animación del personaje principal son buenos, en los enemigos es bastante repetitivo. Los entornos del juego cumplen, pero tampoco resultan especialmente llamativos, ni los modelados de los vehículos. En general es un apartado que cumple con más que decentemente, pero que no logra hacer que Alpha Protocol sea uno de esos juegos que entra por los ojos.

Alpha Protocol tiene una historia abundante y con múltiples caminos, lo que hace que cuente con horas y horas de diálogos hablados... en perfecto inglés. El juego está subtitulado al castellano, pero las voces son exclusivamente en inglés, lo que hace que se pierdan ciertas sutilezas de la interpretación o algunas pocas cosas no sean subtituladas. Una lástima, aunque la interpretación en inglés es bastante buena. La banda sonora cuenta con variedad de temas muy apropiados para el carácter de acción y espionaje del juego, mientras que el sonido FX cuenta con un notable repertorio de efectos para las armas, las explosiones y el combate, así como para el entorno.

Alpha Protocol es un gran juego, que quizás no llegue con toda la expectación que merezca, y que puede ser considerado uno de los tapados de este año precisamente por esto. La apuesta de Obsidian y Sega es arriesgada y valiente, intentando sintetizar varios géneros en un juego con acción, exploración, rol y libertad de movimiento, que se queda lejos de títulos como Metal Gear o Splinter Cell en lo que se refiere a narrativa cinemática y epicidad de la historia, pero que los ridiculiza en libertad de acción y a la hora de darnos la sensación de ser un espía. Esperemos que no pase desapercibido, aunque su mayor problema es que para muchos puede quedarse demasiado a medio camino en los numerosos géneros que toca. A nosotros nos ha parecido uno de los juegos más innovadores y meritorios de los últimos meses.