Análisis de Escape Plan PSN (PSVITA)
En el Gamescom del año pasado, Sony anunció un curioso título descargable para PlayStation Vita que consiguió captar la atención tanto de los medios como del gran público gracias a su llamativa estética y a la original propuesta que planteaba. Su nombre era Escape Plan y se anunció como uno de los títulos de lanzamiento para la consola. Desarrollado por Fun Bits Interactive, avalado por Sony Santa Monica y con la nueva portátil ya en la calle, por fin podemos disfrutar de la primera aventura de Lil y Laarg ¿Habrán estado a la altura de las circunstancias?
Incomodidad táctil
La historia es muy sencilla, pero viendo el planteamiento del juego tampoco nos hace falta un argumento épico lleno de giros argumentales.
El guión no deja de ser en ningún momento más que una mera excusa para justificar nuestros pasos. El malvado Bakuki nos tiene prisioneros en su factoría y tenemos que escapar de allí como sea.
Tal y como el propio juego nos señala desde la introducción, Escape Plan se trata de una aventura completamente táctil, por lo que todos sus controles se basan en exclusiva en tocar la pantalla y el panel trasero, aunque también se usan los joysticks para manejar la cámara y el sensor de movimientos para dirigir a Lil cuando vuela. En principio, todo parece muy sencillo y bastante manejable. Tocando a nuestros personajes les daremos la orden de que se queden quietos, si les señalamos una dirección se moverán hacia ella y si tocamos un objeto con el que pueda interactuar lo usarán. También hay una buena cantidad de elementos en el escenario que podremos o bien sacarlos hacia fuera con el panel trasero o empujarlos hacia el fondo de tocándolos desde la pantalla táctil. Para ciertas acciones también será necesario tocar a nuestro personaje simultáneamente desde atrás y desde delante.
Hasta aquí todo bien, el problema viene a la hora de integrarse esto con el diseño de niveles. Todas las pantallas son de avance lateral y cada una se corresponde con una sala. Para superarla bastará con que lleguemos hasta su salida sin morir, algo que como podréis adivinar es más fácil de decir que de hacer. Todas las estancias que visitaremos están llenas de peligros y trampas mortales que agudizarán nuestro ingenio constantemente, ya que el más mínimo fallo puede suponer la muerte. Lil y Laarg tienen habilidades exclusivas, y dependiendo del nivel en el que estemos, manejaremos a uno solo de ellos o a ambos. Por ejemplo, Lil podrá tomar café para volverse hiperactivo y poder realizar pequeños sprints, mientras que Laarg podrá romper superficies de madera con su enorme cuerpo.
Es de señalar lo variado y ameno de su desarrollo gracias a la introducción constante de nuevas mecánicas que consiguen que el título se aleje completamente de la monotonía y lo repetitivo. Dependiendo del número de órdenes que hayamos dado y del tiempo que tardemos en superarlas, al llegar a la salida se nos premiará con una puntuación de una, dos o tres estrellas. Si por algún casual morimos más de la cuenta, el título nos dará la polémica (y cada vez más habitual) opción de saltarnos la pantalla y pasar a la siguiente.
Con todo esto sobre la mesa, ¿qué es lo que falla con el control? Los primeros problemas que tendremos y a su vez los más obvios, provienen de los controles con el panel táctil trasero. Su sensibilidad es altísima, así que a la mínima que lo toquemos, nos lo detectará y contará como orden, algo que puede convertir la tarea de sacar tres estrellas en algo realmente frustrante. Además de ello, el título nos pide en bastantes momentos mucha precisión en determinadas situaciones, con acciones que tienen que estar muy sincronizadas a la hora de realizarlas, por lo que tendremos que pulsar la zona exacta del panel trasero que se corresponda con lo que vemos en pantalla. Acertar a la primera puede ser en ocasiones todo un desafío, ya que al no ver nuestros dedos y tener que sujetar la consola evitando que estos pulsen por error donde no es, carecemos de la precisión que se nos exige. Además, esto se complica más todavía cuando encima tenemos que mover la cámara al mismo tiempo.
Otro problema viene dado por la incomodo que puede llegar a ser el coger la consola y jugar al mismo tiempo cuando el número de acciones que tenemos que hacer simultáneamente se dispara. Esto es algo que puede sonar un poco exagerado, pero creednos, cuando estéis en una sala en la que tengáis que poner cuatro dedos a la vez sobre la pantalla para tapar unas fugas de gas, mientras con la otra mano intentáis dar órdenes, os daréis cuenta de que la dificultad general del título viene dada principalmente por cómo colocar la portátil para poder realizar todo esto en vez de por nuestro ingenio para resolver los puzles.
El otro gran inconveniente de este título, viene dado por lo limitado de su duración. Superar la aventura principal apenas nos ha durado tres horas, algo a todas luces insuficiente, especialmente si consideramos que para ser un juego descargable no es precisamente barato. Si bien existe un modo desafío que nos plantea retos bastante desquiciantes (superar todo el juego con solo 20 muertes puede ser una odisea titánica), 30 objetos coleccionables ocultos y el pique de conseguir las tres estrellas de cada nivel, esto no llega a ser suficiente para animarnos a seguir jugando mucho más. Superar cada sala nos puede llevar desde segundos, hasta uno o dos minutos, exceptuando algunas más complejas y que nos pidan bastantes más intentos de la cuenta, aunque estas son la excepción.
Un cautivador show de televisión al estilo clásico
Si bien el apartado jugable tiene imperfecciones bastante molestas, no podemos hacer más que rendirnos a los pies de su apartado gráfico y artístico. Escape Plan derrocha carisma y buen hacer por los cuatro costados en cuanto a lo visual. En todo momento se intenta emular un antiguo show de televisión, por lo que su aspecto general es en blanco y negro. El diseño de los personajes también resulta de lo más llamativo e inspirado, por lo que conectaremos con ellos rápidamente gracias al encanto que desprenden. Las animaciones también son bastante buenas y variadas (no son pocas las formas en las que podremos morir de hecho) y los escenarios mantienen un buen nivel de de detalle. No es que sea un juego que exprima la consola, pero tampoco lo necesita.
En cuanto al sonido, se sigue manteniendo ese estilo de serie antigua, con risas enlatadas y aplausos del público según lo que ocurra en pantalla y una banda sonora compuesta por piezas de música clásica que encajan terriblemente bien y que le dan un toque muy personal al conjunto en general. No hay voces, aunque los personajes emitirán todo tipo de ruidos y gruñidos bastante graciosos. En cuanto a los efectos de sonido se mantiene la misma tónica, con efectos muy cómicos dignos de una película de animación y de una calidad incuestionable.
Conclusiones
Escape Plan supone en términos generales un juego muy recomendable, entretenido y con un aspecto audiovisual único y cautivador. Sin embargo, se queda a medio camino de convertirse en el gran juego que podría haber llegado a ser debido principalmente a su cuestionable e incómodo sistema de control y a su breve duración. El título esconde un tremendo potencial que de ser explotado como se merece en una previsible segunda parte que solucione estos dos puntos, podría dar como resultado uno de los imprescindibles de la nueva portátil de Sony. Aunque de momento tendremos que conformarnos con lo que se nos ofrece, y si estáis dispuestos a pasar por encima de sus errores, disfrutaréis de una aventura original, diferente y de las que ya no se hacen hoy en día.