Análisis de Wasteland 2 (PS4, Xbox One)

Wasteland 2 fue uno de esos títulos largamente esperados por toda una comunidad de jugadores y aficionados. La primera entrega salió allá por 1987, asombrando a propios y extraños, con un absorbente y realista universo destruido tras una hecatombe nuclear. El videojuego -publicado por EA y desarrollado por la extinta Interplay- para plataformas como el Apple II, Macintosh, PC y el C64, ofreció a toda una sorprendida audiencia una mecánica muy equilibrada, cercana al juego de rol más clásico y puro, cambiando por completo ciertos parámetros del género, e inaugurando una edad dorada para los títulos de rol occidentales -sí, Fallout vendría cierto tiempo después tomando como ejemplo las bases del primer Wasteland-.

Desgraciadamente, y pese a las peticiones de una fuerte legión de seguidores y aficionados, la segunda parte no llegó en dos décadas pese a los intentos de los desarrolladores originales.

Pero en la era de los micromecenazgos, y del apoyo de la comunidad como elemento activo del desarrollo de los videojuegos, Wasteland 2 vio la luz a través del portal de financiación colectiva Kickstarter, convirtiéndose en uno de los hitos de la conocida web.

Tras su llegada al PC, el paso a las consolas

inXile Entertainment consiguió, con el apoyo de los responsables del juego original -Brian Fargo es la cabeza visible de este proyecto-, dar buen puerto a todas esas ideas y promesas que tanto tiempo resonaron en la mente de los compradores y seguidores del primer Wasteland. Su segunda parte para PC tomaba todos los ingredientes clásicos de aquel videojuego de finales de los ochenta, y los condensaba bajo una apariencia técnica y artística bastante lograda. Wasteland 2 nos proponía recorrernos, como Rangers del Desierto, una enorme extensión de tierras radioactivas en unos desolados Estados Unidos, plagadas de enemigos, robots de una época pasada y otras peores criaturas, haciendo frente a las amenazas del día a día e instaurando la ley.

Ahora son las consolas de Sony y Microsoft, PlayStation 4 y Xbox One, las que reciben su propia versión de Wasteland. Wasteland 2: Director’s Cut una edición mejorada, ampliada y revisada del videojuego original para PC, que añade algunos de esos cambios y arreglos que se han ido viendo y lanzando en la versión para ordenador, además de retocar convenientemente los gráficos, con un mejor sistema de modelados, texturas e iluminación. Cabe destacar que así mismo, su entrega en PC también recibirá dicha actualización audiovisual, equiparando las tres versiones bajo un mismo apartado técnico y gráfico.

Wasteland 2: Director’s Cut es algo más que una simple puesta al día. En los tiempos que vivimos, en los que es cada vez más habitual usar el término "remasterización" y "adaptación a la alta definición" -el mundo de los videojuegos cada vez tiene más puntos en común con el cine de lo que muchos creen-, estamos convencidos de que cuando se anunció esta actualización para consolas, más de uno -y de dos- arquearon la ceja y resoplaron en severa actitud de escarnio.

Queremos dejar claro, sobre todo para los usuarios de consola, que este Wasteland 2: Director’s Cut es el tren al paradigma de los juegos de rol clásicos que estabais esperando a tomar. Hablamos de un título que recoge todas las virtudes de la primera versión para PC, y las traslada a Xbox One y PlayStation 4 sin tener que pagar casi ningún peaje. No os imaginéis ningún tipo de recorte, ni ningún despiece a la hora de disfrutar el juego: todo lo que tenía la versión original permanece en este corte del director, además de contar con un buen aderezo en forma de novedades y ajustes jugables interesantes y bien avenidos.

Patrullando un enorme erial radioactivo

Wasteland 2: Director’s Cut nos traslada a un mundo apocalíptico, en el que la ley es un mero recuerdo del pasado y de la civilización otrora reinante. Los Estados Unidos de América son una yerma extensión de terreno radioactivo, en el que los pocos supervivientes a la hecatombe nuclear, se matan los unos a los otros por unas míseras migas de pan o por un simple sorbo de agua sin contaminar. El canibalismo ha hecho mella, y entre los enormes desiertos y las pantagruélicas ciudades devastadas, existen carroñeros, bandas de hombres y mujeres sin moralidad alguna, que asaltan y asesinan a cualquiera que se les ponga por delante. Y todo ello sin contar las retorcidas maquinaciones y criaturas que puedan llegar a existir en los más incógnitos rincones.

Nuestro papel como Rangers del Desierto es, tal y como os podéis imaginar, bastante crudo. Debemos guardar y garantizar el orden y la justicia en un universo en el que impera el caos y la destrucción, salvando a todos los inocentes que podamos con nuestras acciones. Sobre el papel, no existe una mejor letanía, pero lo cierto es que nos encontraremos con una tarea más que difícil y compleja una vez la llevemos a la práctica.

Los primeros compases de Wasteland 2: Director’s Cut son una toma de contacto inmejorable con el juego y las mecánicas básicas del título. Reconocemos, que como con muchos juegos de rol táctico, los comienzos pueden llegar a ser abrumadores y de difícil dominio. Debemos controlar decenas de parámetros, pertrechar a nuestro equipo y prepararnos para el duro día a día en el yermo. Uno de los pasos fundamentales es personalizar a los cuatro integrantes de nuestra escuadra, eligiendo aspecto, personalidad, rasgos físicos, habilidades, sexo e incluso religión. Tenemos ciertos héroes y heroínas pre-fijados -vienen por defecto-, aunque podemos construir y ajustar la apariencia física y su rol con cierta exactitud en función a nuestros designios.

Los atributos básicos de velocidad, salud o inteligencia, así como de la suerte, seguirán estando presentes, así como aquellos que nos permiten trenzar habilidades de armamento, habilidades generales o conocimiento. Cada una de ellas puede ofrecernos una especificación concreta y pormenorizada, desde el combate cuerpo a cuerpo, a nuestra facilidad de disparo con armas de proyectiles, la intimidación y la persuasión en los diálogos, el comercio o la fabricación de objetos, pasando por la facilidad de curación, robo o reparación, respectivamente.

Wasteland 2: Director’s Cut es un título de rol táctico, con lo que conjugar un grupo equilibrado en es algo que puede llevarnos horas, y hasta muchísimos combates después, no sabremos hasta qué punto habremos acertado -o errado- en nuestra estrategia y distribuciones. Tenemos cientos de posibilidades, pues cada Ranger puede ser completamente diferente el uno de otro, ofreciendo rangos de éxito -y fracaso- distintos y diferentes una vez nos trasladamos al yermo radioactivo del videojuego.

¿Queremos un grupo de soldados duros y de aspecto amenazador? Podemos tenerlo. ¿Nos decantaremos por una escuadra de especialistas, cínicos e introvertidos expertos en el ataque sigiloso y a distancia? Tenemos también dicha opción. Pese a que os recomendamos encarecidamente que distribuyáis los papeles y roles de vuestro conjunto de Rangers -un médico, un francotirador, un soldado cuerpo a cuerpo y un buen experto en explosivos y manipulación de objetos-, Wasteland 2: Director’s Cut se amolda a los deseos del jugador como ya lo hacía el título original, sin ofrecer recortes o tijeretazos en su catálogo de atributos, habilidades, aspectos o roles de combate y apoyo.

Wasteland 2: Director’s Cut añade un sistema de personalidades que aporta nuevos rasgos al carácter de nuestro héroe o heroína. ¿Queremos un tipo capaz de insultar a las primeras de cambio y que gracias a su labia, sea capaz de intimidar a casi cualquiera con sus mordaces diálogos? Bien, podemos añadir dicho rasgo, pero no tendremos demasiadas amistades, y los habitantes del yermo nos verán con malos ojos, y tendremos muchas posibilidades de acabar con un tiro entre ceja y ceja.

¿Y si nuestra heroína es una amante de los animales? ¿Y si tiene el pellejo tan duro que nada le afecta pero eso la condiciona para otras tareas? ¿Por qué no añadir un maniaco depresivo? ¿Y un Ranger con un pasado atlético capaz de sortear varios obstáculos? Todas estas particularidades y rasgos de la personalidad, tendrán beneficios positivos y penalizaciones negativas, y añadirán un nuevo estrato a la jugabilidad, que sobre todo los más veteranos en el género, asociarán inmediatamente con el rol de papel, lápiz y dados.

En Wasteland 2: Director’s Cut iremos realizando diferentes misiones mientras deambulamos por el yermo, comenzando por interceptar y descubrir el origen de una misteriosa emisión de radio que parece haber calado hondo en el jefe de los Rangers, el General Varas, hasta rescatar supervivientes, explorar minas plagadas de criaturas mutantes o ayudar en la protección de puestos fronterizos. Wasteland 2 tenía una estructura de encargos y misiones secundarias muy interesante, con cierto componente aleatorio y unas grandes posibilidades de decisión, que nos permitían vivir aventuras distintas en nuestras sendas partidas.

Las excursiones por el devastado yermo que conformaban California y Arizona en el juego eran toda una aventura, ya que según nos íbamos desplazando por el mapamundi, podíamos hacer frente a nubes radioactivas que hacían pitar nuestro contador Geiger sin parar, encontrarnos con oasis en los que pernoctar y recargar nuestras cantimploras -el agua, no lo olvidéis, es uno de los requisitos básicos para andar con libertad por Wasteland 2- o toparnos con bandidos y comerciantes ambulantes. Todo ello acompañado por crepitar de la radio, motor de las aventuras y encargos para nuestro grupo de llaneros solitarios.

Podíamos elegir una misión, desviarnos, y acabar plantar conversación con uno de los cientos de NPC existentes en el juego, y ver de qué manera, en función de su reacción a nuestras preguntas o comentarios, se desenvolvía y resolvía el encargo. Esto, que ya es casi un equipamiento de serie en un juego de rol actual, en Wasteland 2 adquiría un encanto especial, al combinar cierto deje y regusto clásico con la estructura más moderna y asimilada según los estándares existentes en la industria.

¿Nos hemos quedado atascados en un lugar y no podemos salir porque no tenemos experiencia suficiente para hackear puertas? Podemos derribarla. ¿Hemos llegado a algún punto muerto en una negociación y el interlocutor no quiere dar su brazo a torcer? Siempre podemos ayudarnos de nuestra escopeta y de una buena tonelada de plomo para conseguir aquello que ansiamos.

inXile Entertainment ha conservado todo ese encanto de distinción y libre albedrío en esta versión del director, potenciándolo con nuevas líneas de diálogos -nada más y nada menos que 8.000 en total, grabadas para la ocasión-, a lo que se añade el citado sistema de personalidad, el añadido de peculiaridades y ventajas para nuestros personajes.

Un control y una interfaz adaptadas y diseñadas para la versión de consolas

Hasta aquí, podríamos decir que Wasteland 2: Director’s Cut ofrece el mismo esquema jugable base de su antecesor, si bien añade grandes novedades en su versión para consolas. La primeras de ellas, y que creemos que le sienta muy bien a su adaptación, es el que el juego da la impresión de ser más dinámico y accesible. Esto no va reñido, ni mucho menos, con la dificultad, pero sí parece que se han equilibrado ciertos parámetros que podían hacer el juego original un poco cuesta arriba a las primeras de cambio. Wasteland 2: Director’s Cut sigue haciéndolas pasar canutas si nos despistamos o nos confiamos en exceso, pero parece más transparente en sus mecánicas y más claro con el jugador llegado el caso.

El control -y en cierta medida, la interfaz- se han adaptado fielmente a consolas. Wasteland 2: Director’s Cut es un juego en tercera persona, que se controla con el joystick, y permite cierto juego y movimiento con su cámara. Nos hemos topado con algunos momentos un tanto confusos, ya que habrá escenarios y edificaciones -por poner unos ejemplos- Es decir, podemos acercar al máximo la perspectiva, posicionándola en un ángulo cómodo en función de nuestras preferencias.

Pero, ¿responde bien Wasteland 2: Director’s Cut y su control en consolas? Creemos que sí. Con nuestros gatillos podemos acceder a una serie de menús radiales para atacar o utilizar nuestras habilidades en combate, facilitándonos el desplazamiento por la interfaz del juego, y proporcionándonos accesos directos por doquier. Al comienzo quizás pueda parecernos confuso y algo recargado, pero creednos que está bien diseñado y pensado para resultar intuitivo a los pocos minutos, siempre con el pensamiento de un pad de control en consola.

La interfaz, por lo tanto, también ha sido actualizada. Es muy parecida a la del Wasteland 2 original, pero con ciertos cambios fundamentales en su distribución que dan pie para pensar que la gran intención de inXile Entertainment era la de unificar conceptos y permitir al usuario de consola el disponer de toda la información posible de un simple vistazo a la pantalla. No hay que olvidar, que además de las conversaciones o diálogos entre personajes y miembros Ranger, también tendremos un registro de nuestros progresos en forma de impresión en papel -como si de una vetusta impresora matricial se tratase-, y de un constante flujo de conversaciones y encargos por radio. Únicamente podríamos achacarle una pega, y es lo "atiborrado" que puede resultar recibir tanta información en formato texto, sobre todo por la pequeña fuente que utiliza el juego, que puede llegar a saturar en según qué momento de nuestra aventura.

Otro de los cambios, es el referente al combate y a las habilidades de nuestros personajes. Wasteland 2: Director’s Cut prosigue con el mismo sistema de batalla por turnos del juego original. Como os explicamos en el análisis original del título para PC, es que cada movimiento y acción que realizamos con nuestros héroes, como si fuera un juego de rol o de miniaturas de sobremesa, tiene un coste en los llamados Puntos de Acción. Wasteland 2 proponía un sistema de combate basado en casillas y cuadrículas, por las que nos desplazábamos, y con las que podíamos entender si estábamos cerca o lejos del enemigo a la hora de realizar un ataque o buscar cobertura en caso de que tuviéramos que defendernos.

El sistema base está intacto, permitiéndonos calcular antes de cada movimiento si nuestro ataque será efectivo o si lograremos esquivar el próximo golpe del enemigo. Wasteland 2: Director’s Cut es un juego francamente táctico, en el que los tiroteos pueden resultar y terminar de mil y un formas distintas en función de nuestra estrategia, nuestro equipamiento y la habilidades que poseamos.

En Wasteland 2: Director’s Cut combatiremos constantemente contra bandidos y otros seres de indeseable naturaleza, pero rara vez encontraremos un combate exactamente igual. Sí, es cierto que sigue existiendo poca variedad de adversarios -más allá del sempiterno y conocido Scorpitron, nos toparemos con lobos, conejos gigantes, robots, mutantes variados y ladrones, por citar algunos ejemplos-, pero la I.A es todo un desafío, y si creemos poseer todas las respuestas, acabaremos besando el polvo a las primeras de cambio.

Pero ahora, en esta nueva versión del juego imaginado por Brian Fargo, tenemos la inclusión de llamado Sistema de Precisión. Gracias a la adición de esta característica, nuestros ataques podrán ser pormenorizados y muy específicos, apuntando y fijando objetivos concretos como las partes del cuerpo de un enemigo en particular, y así causarle mayor impacto. Es un sistema de apuntado parecido al que incorpora Fallout en sus últimas entregas, y que añade una nueva capa jugable a Wasteland 2. Es decir, si ya la elección del arma -con su potencia, capacidad de recargo, penetración o distancia- era importante, también habrá que tener en cuenta, además del Ranger que va a atacar, si la parte a la que podemos o queremos apuntar es de verdadera utilidad para causarle daño o será un mero disparo en vano que apenas le rebañará unos puntos de salud.

Una nueva visión apocalíptica

Wasteland 2: Director’s Cut goza de un remodelado apartado gráfico, que aunque se apoya sobre los cimientos de su anterior versión, utiliza los últimos avances del motor Unity 5, incorporando mejoras en la iluminación, las texturas y los modelados. Wasteland 2: Director’s Cut ofrece por lo tanto unos personajes más detallados y realistas, y un plantel de criaturas que parecen un poco más terroríficas y amenazantes.

Quizás el aspecto en el que más mejoras hemos notado, en el diseño de escenarios. Las nuevas texturas ayudan a que los puestos fronterizos, centros urbanos abandonados y demás localizaciones gocen de un mejor aspecto y la utilización de nuevos efectos y focos de iluminación, añaden una nueva dimensión a la ambientación del juego. En su momento destacamos el aspecto del juego en su versión para PC, alabando los personajes de corte pulp de la ciencia ficción de los años setenta y ochenta que nos encontrábamos, así como los lugares tétricos que visitábamos, y en esta adaptación a consolas, queremos volver a destacarlos.

Wasteland 2: Director’s Cut ofrece algunos emplazamientos muy tenebrosos y retorcidos, en los que la naturaleza ha doblegado los vestigios de la civilización del hombre, y en los que la crudeza de los seres que ahora los habitan, no parece tener límites. Restaurantes, ranchos, minas, refugios… Todo lo que nos gustó en su día sigue ahí -incluso la introducción y los vídeos grabados con actores reales-, simplemente, actualizado y algo mejorado. Aunque obviamente los retoques en el apartado gráfico no son unas mejoras excesivas o demasiado evidentes, se agradecen y proporcionan al juego un extra en términos visuales -pese a que la tasa de fotogramas por segundo parece ir algo justa en situaciones de mucho estrés y movimiento en pantalla-.

En cuando al diseño de sonido, sí hemos notado una de las novedades en las que más hincapié han hecho desde inXile y Deep Silver -además de las citadas líneas de diálogos adicionales-: la grabación de nuevos ruidos para las armas. Las armas de fuego ahora no parecen de latón, y el audio vuelve a contar una presencia y una espacialidad destacable, así como de una mayor variedad y diferenciación -con esta versión, no todos los rifles o armas de fuego suenan prácticamente igual-. Las voces originales -en inglés-, prosiguen, contando Wasteland 2: Director’s Cut con textos en castellano.

Conclusiones finales

Wasteland 2: Director’s Cut por lo tanto es, en base, el mismo juego del año pasado -para bien y para mal-. Pero sus novedades lo hacen mucho más redondo, completo e inteligente en esta versión, que dará su paso a consolas. Wasteland 2: Director’s Cut incorpora ajustes en la dificultad, en la configuración y evolución de nuestros personajes, así como todo un apartado gráfico actualizado, que pese a que no es ninguna maravilla, sí mejora los resultados del original en puntos claves.

inXile y Brian Fargo consiguieron con Wasteland 2 traernos del pasado al presente una idea y una filosofía a la hora de programar y desarrollar juegos de rol un tanto olvidada, y ahora, con esta actualización, podríamos decir que está más pulida que nunca. Pocos videojuegos entregan tanto a las manos del jugador, que se siente con la responsabilidad y la obligación de reaccionar a las adversidades de un título largo -y por momentos, difícil-, invitándolo a planificar hasta el último aspecto de sus Rangers. Wasteland 2: Director’s Cut es una recomendación más que evidente para todos los aficionados al rol táctico, ya sea en consola como en PC.