Análisis de Skulls of the Shogun: Bone-a-Fide Edition (PS4, Switch)

En 2013 el equipo 17-BIT nos demostró –una vez más- que los usuarios de consola también pueden valorar los buenos juegos de estrategia por turnos. Tras el debut de Skulls of the Shogun en Xbox 360 y el posterior paso por iOS y PC, las calaveras más guerreras de Japón regresan este año adaptadas a PlayStation 4 –ya disponible- y próximamente en PS Vita.

Guerra en el más allá

Skulls of the Shogun: Bone-a-Fide Edition es básicamente la misma aventura que en el original, aunque los desarrolladores han incluido un buen puñado de novedades que os explicamos más adelante.

El inicio es el mismo, nos presenta al temible general Akamoto, un samurái que en vida estuvo a punto de convertirse Shogun –el gobernante de Japón en nombre del emperador- y que murió en la batalla que le permitiría alcanzar tal fin. Tal y como cabría esperar, tras esto despierta -convertido en esqueleto- en un barco destino al más allá. En tierra descubre que debe esperar una gigantesca cola con un tiempo medio de espera de más de 500 años para poder entrar en el paraíso, algo que Akamoto no está dispuesto a aceptar.

Acompañado por un pequeño grupo de rebeldes que se ponen a su servicio, nuestro guerrero empieza a conquistar el otro mundo bajo su bandera y así cumplir su objetivo de ser Shogun, aunque no sea en entre los vivos. A partir de aquí comienza un argumento muy divertido y totalmente disparatado que nos enganchará irremediablemente gracias a su genial y mordaz sentido del humor, con traducción al español. Precisamente en esto último radica una de las grandes claves de este título, ya que no hay ningún momento en toda la aventura donde no intenten sacarnos una sonrisa con sus ocurrencias, diálogos o situaciones.

La campaña en solitario se divide en varios niveles que una vez superados podremos repetir cuando queramos. A su vez, cada uno de ellos está dividido en varias partes, por lo que para ir avanzando tendremos primero que limpiar de enemigos cada sección antes de pasar a la siguiente y descubrir algo más de la historia.

A diferencia de otros juegos de estrategia y turnos, Skulls of the Shogun prescinde de los mapas divididos en casillas estilo tablero –que es la mecánica de muchos SRPG japoneses-. El rango de movimiento se verá únicamente limitado por un círculo que veremos alrededor de nuestros personajes, el cual será mayor o menor dependiendo de la unidad que usemos.

En cada turno podremos dar órdenes a cinco unidades distintas, por lo que lo habitual será que no podamos mover a todas y tengamos que pensarnos muy bien los turnos y lo que queremos hacer. También hay que tener en cuenta que después de atacar podremos movernos con la distancia que nos quede para reposicionar a nuestro personaje y colocarlo en un nuevo lugar.

Hay muchas posibilidades de juego, entre las que destaca devorar la calavera de los enemigos caídos para recuperar salud, y si conseguimos comernos tres durante un nivel entraremos en modo demonio, el cual nos permitirá realizar dos ataques por orden con dicho personaje, ganando así una enorme ventaja. Este estado solo durará hasta que se acabe la pantalla en la que estemos, y cuidado porque el enemigo también podrá comerse nuestras calaveras.

El entorno se puede aprovechar de cara a la estrategia. El bambú, rocas, o lanzar a rivales por los acantilados son maneras de sacar partido del escenario, y si no lo haces tú, lo hará el enemigo. Las formaciones con dos o más soldados crean un muro espiritual que da estabilidad a los personajes e impiden el paso del oponente.

Si algo que puede criticar a Skulls of the Shogun es la poca variedad de clases, aunque al menos cubren lo básico. Nuestro general viene a ser el Rey en el ajerez, la figura más importante de nuestro ejército, ya que si muere perderemos automáticamente la partida. Con los arqueros podremos atacar a distancia desde una posición relativamente segura, los guerreros son perfectos para encabezar las ofensivas gracias a sus altos niveles de defensa. La caballería por su parte cuenta con un gran rango de movimiento y pueden hacer mucho daño, aunque aguantan poco. Finalmente están los monjes, los cuales pueden ser a su vez de tres tipos distintos y nos permitirán embrujar algunas estructuras para que pasen a nuestro poder, así como realizar diversos tipos de hechizos, como curativos o de viento.

Si queréis saber más detalles de su jugabilidad, os recomendamos el análisis que publicamos con motivo de su salida en Xbox 360.

La versión para PlayStation 4

Bone-a-Fide Edition incluye varias novedades que amplían un excelente juego que en su campaña ofrece más de 10 horas de diversión, entre ellas un nuevo episodio con unidades persistentes donde conocemos a un extraño personaje que busca a Akamoto, lo que sube el número de misiones a 24.

Se suman seis nuevos mapas para el multijugador –local y online- que hacen un total de 36 mapas y aparece una nueva clase de monje especializado en la teletransportación y otros trucos mágicos de distracción. Soporta multijugador asíncrono, lo que significa que no hace falta jugar en directo, la partida espera el turno de cada jugador cuando se conecte.

Hay un nuevo sistema de progresión y personalización mediante embleas y títulos, una nueva canción. Respecto a los gráficos, dadas las características técnicas del juego, no parece que ofrezca ningún tipo de mejora sustancial.

Conclusiones

Skulls of the Shogun: Bone-a-Fide Edition se ha estrenado directamente sin coste adicional para suscritos a PlayStation Plus. A estos usuarios únicamente podemos recomendar que den una oportunidad al título si son aficionados al género. Sea por su estilo, el humor o simple y llanamente por su calidad, dudamos que decepcione.

Y respecto al juego en general, misma conclusión que en su momento. Es un juego muy recomendable para quien no lo haya disfrutado, con una historia divertida, una jugabilidad muy bien planteada y que incluso resulta perfecta para iniciarse en la estrategia; la excusa perfecta con la que descubrir un género que en consolas también tiene buenos representantes.