Análisis de Skulls of the Shogun XBLA (Xbox 360)

A pesar de no ser un género que se prodigue demasiado, los fans de la estrategia por turnos estamos pudiendo disfrutar últimamente con juegos de mucha calidad. La saga Disgaea, Pokémon Conquest o el reciente XCOM: Enemy Unknown son grandes ejemplos de esto, y próximamente también recibiremos Fire Emblem: Awakening, un título que muchos habrán marcado ya en su calendario y que ha gozado de gran éxito entre la crítica estadounidense y japonesa.

Sin embargo, el juego que nos ocupa ha llegado un poco de tapado y sin una gran campaña de marketing que lo respalde, motivo por el cual muchos se sorprenderán cuando tras unos pocos minutos de juego comprueben la alta calidad que atesora.

No es ni muy largo ni muy profundo, y palidece en cuanto a profundidad si lo comparamos con otros títulos del género, pero la diversión que ofrece es a prueba de bombas.

Batallando en el más allá

La historia de Skulls of the Shogun nos presenta al temible general Akamoto, un samurái que en vida estuvo a punto de convertirse Shogun y que murió en la batalla que le permitiría alcanzar tal fin. Tal y como cabría esperar, tras esto despierta (convertido en esqueleto) en un barco destino al más allá. Después de una travesía de varios días, consigue llegar a tierra, donde se encontrará con una gigantesca cola con un tiempo medio de espera de más de 500 años para poder entrar al paraíso.

Esto es algo que por supuesto no está dispuesto a aguantar, así que decide reclutar a otros guerreros y comenzar a conquistar el otro mundo bajo su bandera para así cumplir su objetivo de ser Shogun, aunque sea en el más allá. A partir de aquí comienza un argumento muy divertido y totalmente disparatado que nos enganchará irremediablemente gracias a su genial y mordaz sentido del humor. Precisamente en esto último radica una de las grandes claves de este título, ya que no hay ningún momento en toda la aventura donde no intenten sacarnos una sonrisa con sus ocurrencias, diálogos o situaciones.

Entrando ya en su apartado jugable, la campaña se divide en varios niveles que una vez superados podremos repetir cuando queramos. A su vez, cada uno de ellos está dividido en varias partes, por lo que para ir avanzando tendremos primero que limpiar de enemigos cada sección antes de pasar a la siguiente.

Lo primero que destaca es que Skulls of the Shogun prescinde de los clásicos mapas divididos en casillas como si de un tablero se tratara. Aquí nuestro rango de movimiento se verá únicamente limitado por un círculo que veremos alrededor de nuestros personajes, el cual será mayor o menor dependiendo de la unidad que usemos.

En cada turno podremos dar órdenes a cinco unidades distintas, por lo que lo habitual será que no podamos mover a todas y tengamos que pensarnos muy bien los turnos y lo que queremos hacer. Cada vez que seleccionemos uno de los miembros de nuestro ejército podremos moverlo y atacar o comernos una calavera. También hay que tener en cuenta que después de atacar podremos movernos con la distancia que nos quede para reposicionar a nuestro personaje, algo especialmente útil para las unidades de caballería.

Hablando de unidades, estas no gozan de demasiada variedad y se echan en falta más clases. Para empezar tendremos a nuestro general, la figura más importante de nuestro ejército, ya que si muere perderemos automáticamente la partida. Por otro lado están los arqueros, gracias a los cuales podremos atacar a distancia desde una posición relativamente segura. Los guerreros en cambio son perfectos para encabezar las ofensivas gracias a sus altos niveles de defensa. La caballería por su parte cuenta con un gran rango de movimiento y pueden hacer mucho daño, aunque aguantan poco. Finalmente están los monjes, los cuales pueden ser a su vez de tres tipos distintos y nos permitirán embrujar algunas estructuras para que pasen a nuestro poder, así como realizar diversos tipos de hechizos, como curativos o de viento.

Otro aspecto que hay que tener en cuenta es que las unidades contraatacan cuando reciben daño, aunque esto es algo que se puede evitar de diversas maneras. Por ejemplo, si un arquero ataca desde lejos a un guerrero, este no podrá devolver el golpe, ya que su rango de ataque no le permitirá llegar hasta él. En cambio, otro arquero sí que podría contraatacarnos, aunque podremos evitarlo si antes nos situamos detrás de un obstáculo.

Al igual que en la saga Advance Wars, el escenario juega un papel muy importante en el devenir de los enfrentamientos. Aquí los golpes empujan, por lo que si vemos a un enemigo junto a un acantilado o un río, podremos matarlos de un solo golpe haciendo que caigan por ellos de un empujón. También encontraremos diversos tipos de terrenos para ganar ventajas tácticas. Un ejemplo de esto sería ponernos a cubierto entre bambús para aumentar probabilidades de que los rivales fallen sus ataques.

Hablando de probabilidades, tenemos que mencionar que el factor aleatorio de este tipo de juegos se ha reducido en gran medida. Generalmente hay dos rangos de ataque, el cercano y el lejano, representados por un círculo blanco y otro naranja. En el primero acertaremos sí o sí a menos que haya algún tipo de circunstancia especial que reduzca nuestra precisión, mientras que en el segundo caso existirá una determinada probabilidad de fallar, por lo que será menos seguro. Además, para que podamos calcular mejor el resultado de los turnos, cuando vayamos a atacar nos indicarán la vida que quitaremos y el daño que nos devolverán con el contraataque.

Tampoco podemos olvidarnos del curioso sistema de subida de nivel que se ha incluido. Cada vez que matemos una unidad dejará un cráneo, el cual nos permitirá aumentar nuestra vida máxima y curarnos si nos lo comemos. Eso sí, si conseguimos comernos tres durante un nivel entraremos en modo demonio, el cual nos permitirá realizar dos ataques por orden con dicho personaje, ganando así una enorme ventaja. Estas ventajas solo durarán hasta que se acabe la pantalla en la que estemos y el enemigo también podrá comerse nuestras calaveras.

Una estrategia muy importante que podremos realizar es la del muro espiritual, el cual podremos formar poniendo cerca a dos o más unidades. Gracias a esto impediremos el paso a los enemigos y lo que es más importante: no retrocederemos cuando nos golpeen, por lo que no podrán empujarnos al vacío.

Como podéis ver, el juego se basa por completo en la parte militar de la estrategia, por lo que no tendréis que preocuparos de ningún tipo de gestión, a excepción de algunos niveles en los que podremos conseguir arroz (cuyas cantidades serán limitadas) embrujando cultivos para crear unidades en mitad de la batalla.

A nivel general la dificultad no es muy alta y su duración oscila entre las cinco y las siete horas. Su rejugabilidad dependerá de si queremos sacarnos todas las calaveras doradas (básicamente tendremos que pasarnos todos los niveles sin perder ni una sola unidad) y del partido que le saquemos a sus modos multijugador para hasta cuatro personas, ya sea en modo local u online. Además, nos gustaría recalcar que el planteamiento de su jugabilidad y de las misiones permiten que cuando volvamos a jugar un mismo nivel, este se desarrolle de una forma muy distinta a la vez anterior, algo fundamental en este tipo de juegos.

Por desgracia, la interfaz a veces resulta un poco confusa a la hora de seleccionar las unidades a las que queremos dar órdenes, especialmente cuando hay varias muy juntas, ya que cuesta un poco distinguirlas, algo que se agrava cuando los personajes se ponen a hablar y los bocadillos de conversación tapan a los miembros de nuestro ejército. No es que sea algo que estropee su diversión en gran medida, pero sí que resulta un aspecto mejorable y algo molesto.

Gráficamente estamos ante un título muy agradable a la vista, con un aspecto artístico muy llamativo que nos muestra un más allá muy caricaturizado y donde tienen lugar todo tipo de referencias al folclore japonés. Las animaciones no es que sean como para quitarse el sombrero, pero cumplen de sobra. También es de destacar la variedad de escenarios, ya que en el otro mundo no solo visitaremos parajes oscuros y desolados. A nivel sonoro no existe un doblaje propiamente dicho, ya que los personajes emiten unos extraños sonidos cuando hablan y la banda sonora encaja bien con lo que vemos en pantalla, aunque tiende a repetirse un poco.

Conclusiones

Skulls of the Shogun es un juego muy recomendable y una apuesta segura dentro del catálogo de Xbox Live Arcade, con la que disfrutar una historia con mucho humor y con una jugabilidad muy bien planteada y que resulta perfecta para iniciarse en el género. Quizás algo más de dificultad no le habría venido mal (recomendamos a los más veteranos jugar en la dificultad máxima), al igual que más tipos de unidades para aumentar su profundidad jugable y una historia un poco más larga, así como una interfaz más pulida. Sin embargo, y a pesar de estos fallos, la aventura del general Akamoto sigue ofreciendo mucha diversión y calidad tanto para novatos como para veteranos, por lo que si alguna vez os ha llamado la atención la estrategia por turnos pero nunca os habéis atrevido con ella, aquí tenéis una buena excusa con la que adentraros en el género.