Análisis de Alekhine's Gun (PS4, PC, Xbox One)
Alekhine's Gun es el ejemplo perfecto de que no todas las buenas ideas pueden llegar a dar un buen juego. En un momento en el que las aventuras de sigilo y mundo abierto con infinitas posibilidades de juego parecen copar las estanterías -y cada vez más, los discos duros- de millones de consolas y compatibles, volver al férreo planteamiento de niveles delimitados en opciones, caminos y personajes de inteligencia artificial paupérrima, es todo un paso atrás. Metal Gear Solid V: The Phantom Pain y el nuevo Hitman en formato episódico han dado la vuelta a un género que parecía estancado y obligado a repetir esquemas y fórmulas del pasado.
Alekhine's Gun parte de una ambientación soberbia, y un argumento elaborado, pero acaba por naufragar ofreciéndonos un videojuego muy mal ejecutado, con decenas de problemas y desbarajustes que lastran por completo el resultado final.
Identidades dobles y difusas en la Guerra Fría
El inicio de Alekhine's Gun es prometedor, con una enigmática secuencia que nos traslada al día siguiente del asesinato del presidente Kennedy, en noviembre de 1963, girando todo alrededor del punto de partida de un misterioso suicidio.
En un clima de inestabilidad política, ejes y países enfrentados, encarnaremos a un agente doble, Semyon, que comenzó siendo héroe del KGB y acabó recalando en las filas de la CIA, narrándonos sus hitos a través de flashbacks -sí, visitaremos incluso un castillo nazi en la Segunda Guerra Mundial- e intercalándonos su investigación tras los fatídicos hechos de Dallas.
Desgraciadamente, este pretexto, y la historia, serán los únicos puntos positivos del juego, que colmo, se desvive en presentarnos sus secuencias a través de una pobre sucesión de imágenes estáticas muy mal interpretadas por los respectivos actores de doblaje, que parece leer e interpretar sus líneas de diálogos forzados y sin dramatismo alguno. Todas las intrigas políticas, los giros de guión y las frases lapidarias propias del género negro y de espías carecen de poder o impacto alguno cuando ni los propios actores y actrices parecen creerse lo que están haciendo.
Por lo tanto, y aunque la historia parece buena -y de hecho, lo es-, no está contada con atino, y ni mucho menos, está bien interpretada, naufragando como otro de los aspectos fundamentales de un videojuego de sigilo e infiltración: la jugabilidad.
Un juego fuera de tiempo
Alekhine's Gun parece un videojuego sacado de una época pasada, en la que los títulos de sigilo y espías, auspiciados por el auge de las tres dimensiones y los avances de la inteligencia artificial, otorgaban cierta libertad y poder al jugador de forma impostada, pero funcional. De esta forma, nos creíamos capaces de decidir opciones y rutas en nuestra infiltración, engañando a los distintos guardias que nos salían al paso o descubriendo secretos ocultos en escenarios de cartón piedra.
A día de hoy, estos trucos jugables y técnicos nos parecen poco menos que absurdos, vacuos y vacíos, sobre todo teniendo en cuenta los avances que hemos visto desde los 32 y 128 bits en el género. Lo que antaño nos sorprendía, en estos momentos, y con el auge de las cada vez más complejas mecánicas jugables y mundos interactivos, nos causa una extraña sensación de artificialidad.
Alekhine's Gun es precisamente, un juego artificioso, mal ejecutado, torpe y muy poco pulido. Es como si un título como el primer Hitman: Codename 47 intentara pasar como un videojuego fresco y de recién acuño, algo de lo que nos daríamos cuenta desde el primer momento. Presenta una mecánica de control obtusa y robótica, que no termina de engancharnos ni facilitarnos casi ninguna acción, y unos escenarios inusitadamente grandes, vacíos y plagados de enemigos que parecen olvidar cualquier problema y movimiento a las mínimas de cambio.
Desde el primer nivel, que nos lleva al citado castillo nazi en mitad de la Segunda Guerra Mundial, a los que ofrecen entornos urbanos ambientados en Texas -por decir una de las distintas localizaciones-, el juego de Maximum Games nos ofrece una falsa libertad de decisión en sus once escenarios, algo que no encaja y que produce rechazo en lo que debería ser la base fundacional de cualquier videojuego de sigilo en tercera persona. Sí, los escenarios están -literalmente- diseñados para hacernos deambular durante sendos minutos, esquivando guardias, transeúntes y otros enemigos en nuestra búsqueda de objetivos, pero jamás creeremos tener el control absoluto, mostrándose a las primeras las costuras de los caminos por los que la desarrolladora parece indicar y desear que vayamos.
De esta forma, nos encontraremos con rutas repetitivas y muy marcadas por parte de los soldados o guardias a esquivar -o matar-, con lo que será muy fácil escondernos de ellos e infiltrarnos en los diferentes lugares y objetivos sin que nos hagan sonar la alarma -además, contamos con una visión especial que marca a los enemigos-. Aquí, Maximum Games vuelve a inspirarse mucho en los primeros Hitman de IO Interactive, ofreciéndonos trajes y camuflajes variados, que facilitarán -¡aún más!- las misiones del juego, sobre todo si decidimos jugar en la dificultad recomendada por defecto.
La inteligencia artificial brilla por su ausencia, mostrándonos situaciones realmente ridículas, en las que los guardias y soldados que se interpondrán en nuestro camino, darán estúpidos rodeos para darnos cazas, se quedarán parados ante nuestras narices si nos escondemos delante suya o se olvidarán de todo, ofreciéndonos el más absoluto y sentido de los perdones, si cerramos la puerta y nos vamos a otra habitación. Da igual si dejamos un reguero de cadáveres o si no somos especialmente cuidadosos a la hora de esconder los cuerpos de los objetivos de nuestros asesinatos: Alekhine's Gun es un juego que fomenta el perdón y el olvido, ofreciéndonos siempre una segunda -o tercera, cuarta o quinta- oportunidad si lo hacemos mal.
En cualquier caso, si somos muy descarados, o intentando entrar a las bravas en laboratorios plagados de científicos nazis o habitaciones con comunistas encubiertos armados hasta los dientes, habrá situaciones tensas, de tiroteo, que también se resuelven de una forma igualmente cerril y desastrosa. Por norma general, la inteligencia artificial suele tener buena puntería -son olvidadizos, pero aprietan bien el gatillo- con lo que el control, debería facilitarnos el apuntar y disparar en estos casos.
Desgraciadamente, Alekhine's Gun, pese a ofrecer un variado equipamiento que podemos configurar a placer -previo pago y coste de moneda virtual- en forma de armas, objetos y utensilios, no ofrece al usuario un buen control, sometiéndolo a una excesivamente esquematizada distribución de botones, vestigio de un pasado que, para bien, hace tiempo que superamos. La torpeza en el mapeado del juego nos llevará a ocultarnos de forma errática, a disparar sin certeza alguna contra los enemigos, obligarnos a cambiar de armas y objetos estando parados o a intentar atrapar guardias por la espalda sin demasiada suerte, regalándonos un curioso baile virtual en las situaciones más tensas.
Alekhine's Gun es un juego muy frustrante, que nos causará más de un quebradero de cabeza por culpa de su mala ejecución y planteamiento, recordándonos la época más olvidada del género, algo que encima es aderezado por un bochornoso número de defectos gráficos y problemas técnicos.
Feo, flojo y nada formal
Alekhine's Gun es un juego técnicamente reprochable, con algunas vergüenzas técnicas en su diseño de personajes y escenarios, así como con una extraña disposición cromática en su sistema de iluminación, que dificulta en exceso la correcta jugabilidad de un juego de sigilo. Maximum Games parece haber oscurecido de forma artificial su videojuego, quizás buscando el arropo de la sombra para ocultar defectos, proporcionándonos niveles vacíos y neblosos, demasiado ennegrecidos.
De hecho, queremos volver a hacer hincapié en lo absurdamente grandes que nos parecen muchos de los escenarios y niveles, que ocultan habitaciones vacías, muy mal proporcionadas, llenas de espacios mal aprovechados, en lo que creemos que es una excusa muy calculada para ofrecer al jugador rutas de escape y entrada sin que tengan que toparse con los enemigos. Ni los personajes -con la excepción del protagonista, que tiene un pase- ni los rivales y objetivos -genéricos hasta la extenuación- ni la ambientación están a la altura, algo que nos molesta especialmente, sobre todo cuando reiteramos que hablamos de un videojuego ambientado en la Guerra Fría, periodo interesante e ideal para ofrecer una buena historia de espías, agentes y conspiraciones.
La tasa de frames por segundo, al menos en la versión de Xbox One -la que hemos analizado- es inestable, con picos de notable fluidez en entornos cerrados y bajones constantes en el caso de encontrarnos sumergidos en algún tiroteo puntual. Peores nos parecen los casos -contados, eso sí- de paredes que desaparecen y aparecen ante nuestros ojos, enemigos que se quedan atascados en cualquiera de las esquinas que pueblan el mundo virtual de Alekhine’s Gun o los habituales parpadeos de luces y sombras. El sonido, por su parte, si nos ha parecido a la altura, con un buen uso del espacio y los altavoces multicanal, con buenos efectos y una banda sonora más que aceptable. Eso sí, el doblaje al inglés, como os destacamos anteriormente, deja demasiado que desear.
Conclusiones
Alekhine's Gun es un título que no hace casi nada bien. Hablamos de una aventura de sigilo en tercera persona torpe, con una jugabilidad prehistórica, mal adaptada, y que para colmo, nos presenta una de las inteligencias artificiales más absurdas y planas de los últimos tiempos. Sí, parte de una idea genial, con un argumento muy interesante ambientado de la Guerra Fría, pero dada su obtusa narración, todo queda en agua de borrajas.
Maximum Games ha intentado ofrecernos un título de infiltración basado en el esquema de los primeros Hitman, algo que en el momento en el que nos encontramos, parece como intentar inventar el agua embotellada. Alekhine’s Gun no ofrece valor añadido, ni ningún elemento jugable o artístico que lo haga elevarse sobre la apretada competencia que encontramos en el género en la actualidad, regalándonos a cambio un apartado técnico pobre.
Alekhine’s Gun es un videojuego fuera de tiempo, que palidece en exceso si lo comparamos con otros títulos del género. Parece que, entre tantas identidades, agentes dobles e historias paralelas, no ha terminado de encontrar su sitio, ofreciéndonos algo que en su momento disfrutamos, pero que a día de hoy, parece un vestigio del pasado.
Hemos analizado Alekhine’s Gun en Xbox One con un código de descarga facilitado por ShareMind Media.