Análisis de Wipeout HD PSN (PS3)
Tras meses de retrasos por motivos varios (incluida la seguridad de los jugadores) y fechas de lanzamiento poco concretas llega vía descarga PlayStation Network el esperado retorno de Wipeout a las consolas de sobremesa. Y es que PlayStation 2 recibió Wipeout Fusion en 2002, un título que no llegó a cuajar entre la mayoría de seguidores, dejando en suspense el futuro de una saga que vivió su época dorada en la era 32 bits desde el mismo lanzamiento de PlayStation. Únicamente gracias al éxito de las versiones portátiles para PSP, Pulse y Pure, los fieles seguidores de la Liga Antigravedad podían calmar sus ansias de velocidad, hasta ahora.
Wipeout HD es, como se anunció desde un principio, una versión remasterizada de los recientes éxitos portátiles, potenciando todos los puntos fuertes que hacen de esta saga única en su estilo. Las ocho pistas, rescatadas de PSP (seis de Pure, dos de Pulse), lucen mejor que nunca gracias a que Studio Liverpool ha dado prioridad a dos aspectos gráficos que más que necesarios son esenciales para el disfrute de un Wipeout: suavidad y definición. La alta velocidad del juego, sin comparación con otros títulos, exige apreciar todos los detalles del trazado en movimiento, y es por ello que ya en PlayStation la saga gozó de unos gráficos nítidos, limpios y un motor que apenas mostraba pop up (aparición súbita de elementos) en relación a otros títulos de aquella generación; Wip3out (Wipeout 3) los eliminó y su versión Special Edition, de venta únicamente en Europa, recreó pistas de los primeros juegos ya explotando la potencia de la vieja gris de Sony.
Es por ello que en Wipeout HD la alta definición (1080p nativos) y 60 cuadros por segundo están al servicio de la jugabilidad, no de la espectacularidad, que si bien es cierto no es un título que explote toda la potencia actual de PlayStation 3, consta de la característica arquitectura y estilo que impregnaron The Designers Republic en la primera entrega gracias a toda su imaginería y elementos vectoriales, presente en este juego ya desde el menú de inicio. Cabe remarcar la estilización que con cada entrega sus creadores, ya sean bajo la denominación Psygnosis o Sony Studio Liverpool (reconversión realizada en 1999), que inicialmente apostaba por entornos mayoritariamente nocturnos, repletos de pantallas gigantes de TV, con texturas en cuadrícula y objetos oxidados, un futuro propio de la ciencia ficción en la década de los 80, por unas pistas asépticas, mayoritariamente impolutas, luminosas que aúnan rascacielos y jardines en unas utópicas ciudades respetuosas con el medio ambiente.
La mecánica de juego no ha variado demasiado para los jugadores de Pure y Pulse, y en esencia tampoco con la idea original. El modo campaña consiste en el sistema de rejilla de Pulse en el que cada casilla representa una pruebas, que puede ser carrera individual (contra 7 competidores más), torneos (varias pruebas en las que se define al ganador por su puntuación), contrarreloj (completar varias vueltas en un tiempo determinado), velocidad de vuelta (superar un tiempo de una vuelta en siete intentos), y modo zona. Este último es una prueba de resistencia en una de las pistas oficiales ligeramente modificada, en gráficos (llamativos colores y ecualizadores de sonido) y con ausencia de armas; el objetivo, simple y llanamente: conseguir el mayor número de vueltas posible hasta el inevitable desgaste de la nave por los choques o roces contra los muros. Para añadir algo de picante, cada diez segundos la velocidad aumenta, contabilizando el número de "zonas" superadas.
Superar con medalla cualquiera de las pruebas de la competición reporta punto de fidelidad con los equipos (que se premia con nuevos aspectos para las naves) y desbloquear pruebas anexas a la casilla superada, de forma que el orden de los campeonatos es a elección del jugador. Las naves, una por cada uno de los ocho equipos, poseen su propio perfil de velocidad, aceleración, manejo y escudo. Con suficientes victorias, es posible desbloquear otra nueva tanda de competiciones, en orden creciente de dificultad y velocidad, que viene dada por las clases Venom, Flash, Rapier, Phantom (representan las diferentes categorías de potencia en los motores, similar a las divisiones de F1 y F2). No es necesario superar con oro las pruebas, pero la incorporación del sistema de trofeos premiará, entre otros muchos logros, conseguir el primer puesto en todas las categorías.
La mecánica de juego no sorprenderá a los fans; las pistas poseen paneles de dos tipos, de aceleración (una flecha verde) y de distribución de armas (una cruz roja) que desaparecen durante una fracción de segundo al ser recogidas por un jugador. A elección de los pilotos está el pasar por uno u otro, ya que los impulsos aseguran una ayuda extra pero una buena estrategia en los ítems entorpece a los rivales y puede decantar una carrera a favor de uno u otro. Estas armas defensivas u ofensivas cubren la ración típica de misiles, como tres cohetes frontales, rebotadores y fuego continuado.
Entre otras armas encontramos las minas y el explosivo trasero, que afecta al pobre infeliz perseguidor, un rayo de energía, el siempre espectacular y demoledor terremoto que barre un buen tramo de la pista que tenemos por delante, el ladrón de energía, el escudo protector, el turbo y el piloto automático que durante unos segundos conducirá como un experto nuestra nave. El jugador deberá utilizar en el momento oportuno cada item para maximizar el beneficio propio, pero también suponen una forma de recuperar energía al ser asimilados y reconvertidos con la simple pulsación de un botón; los daños sufridos, que van degradando nuestra nave (no en velocidad ni control) pueden hacer explotar el vehículo y restar unos segundos hasta que somos devueltos al juego, tiempo que en Wipeout es clave.
El control de los vehículos siempre ha sido uno de los puntos estrella de la saga y sobre el cual recae todo el "carisma" de Wipeout. Su control sorprenderá a quién se acerque por primera vez a Wipeout HD ya que no es difícil colisionar contra muros de contención y realizar numeroso contravolantes para compensar la fuerza de la inercia en unos objetos que flotan sobre el suelo. Poco a poco el juego premia al piloto con el dominio de la nave gracias al uso de algunas habilidades básicas, especialmente claves en las pruebas más complicadas, como el uso de los alerones, giros de emergencia para curvas cerradas que ayudan a mantener una velocidad constante, los desplazamientos laterales o los giros en los saltos que proporcionan un impulso extra. Como los inicios siempre son difíciles, Wipeout HD incorpora para aquellos que lo deseen una ayuda al piloto que reduce el bamboleo de la nave aplicando una ligera fuerza al acercarse a un límite de la pista, que si bien no evitará numerosas colisiones, ayuda enormemente a realizar un mejor trazado. No obstante, los jugadores experimentados encontrarán en el control sin ayuda mayor libertad para desplazarse fácilmente buscando placas de velocidad o items situadas en laterales.
Wipeout HD no deja de ser una versión mejorada de todo lo visto en la saga, aunque no es una revolución dentro de ella, ya que como se ha comentado, las pistas no son originales. A pesar de ello, el paso a la HD respecto a circuitos vistos en PSP no puede calificarse más que de sorprendente, y el uso del pad de PlayStation 3 supone un nuevo enfoque a la jugabilidad que hace aún más divertida la experiencia de Pure y Pulse, pues el stick analógico del Sixaxis es más cómodo que el que encontramos en la portátil. A esto añadir el control (siempre opcional) del sensor de movimientos para domesticar nuestra nave con giros del pad. Una opción que quizá no sea la favorita de los jugadores más clásicos pero que no funciona mal del todo y al menos en las clases Venom y Flash es viable. Wipeout HD demuestra que pese al letargo de los últimos años, la saga está tan fuerte como siempre, y a día de hoy, es uno de los títulos más adictivos que podemos encontrar en el mercado, eso sí, para aquellos jugadores con reflejos que se atrevan con un juego 100% arcade.
Finalmente, en cuanto a cantidad de modos, tenemos una de cal y otra de arena. Encontramos ausencia de alguna opción clásica como el modo Eliminación que los seguidores de Wipeout echarán de menos, pero el juego incorpora multijugador para dos personas offline (incluido durante el último retraso) y online para 8, con servidores globales y soporte de chat de voz. La diversión está asegurada y aunque las modificaciones se limitan a jugar a carreras individuales o torneos (en las ocho pistas y sus versiones inversas), activar o desactivar el uso de armas y escoger la clase de velocidad, pocas críticas se le puede achacar al contemplar que el juego funciona a la misma fluidez que en el modo campaña sin degradar ni un ápice la diversión. Este modo multijugador quizá sea por sí mismo un justificante de la compra de Wipeout HD, pues aunque el juego solitario puede llevar varias horas hasta ser completado incluso por un jugador experto (y conseguir algunos de los retorcidos trofeos supondrá un gran reto), la competencia contra jugadores humanos es siempre un plus que ningún Wipeout había ofrecido en consola doméstica. Las listas de tiempos online incitarán a más de uno por realizar esa vuelta perfecta arañando décimas al crono.
El apartado audiovisual cumple sobradamente con lo que se espera de un juego actual. Para nada hablamos de una simple adaptación de resolución de lo visto en PSP, independientemente de compartir las pistas, todo ha sido recreado para convertirlo en un juego deslumbrante. No encontraremos ningún aspecto técnico que lo sitúen en la cabeza de la potencia de PlayStation 3 más allá de la nada superflua suavidad y resolución (que pocos títulos consiguen), pero artísticamente es una joya gracias a su arquitectura, tanto en los escenarios como en el desarrollo de las pistas que ofrecen una gran variedad para todos los gustos, desde largos túneles estrechos en Vineta-K a los saltos estratosféricos de Chenghou Project, las subidas y bajadas de Metropia, carreras de 90º en Moa Therma, el técnico y nevado Sebenco Clim, el vertiginoso Sol 2 (circuito elevado en las nubes con zonas de caída libre), el accesible y rápido Ubermall o la noche iluminada por neón con trazado alternativo en Anulpha Pass.
Coloridos, elegantes y en la mejor línea de Wipeout, los gráficos de HD recrean todo ese futuro gracias a la gran vida que puebla en muchos de ellos, repletos de elementos como naves flotantes, pantallas animadas y agua. Las texturas, pese a no ser realmente importantes en la saga (y más a las velocidades conseguidas), ofrecen un gran detalle visible en los momentos previos de la carrera, tanto en las pistas como el propio diseño de las naves. Las explosiones, estelas de luz y rayos de energía característicos siguen bombardeando las partidas con sus llamativos efectos como de costumbre, y el modo fotográfico, ya presente en Pulse, regresa en Wipeout HD con opciones de desenfoques de campo y movimiento, permite capturar instantáneas que pueden ser exportadas al disco duro de la consola.
El modo zona, culpable –así lo indican las numerosas noticias– del retraso en el lanzamiento por problemas de epilepsia consta en la versión final de una combinación de colores generalmente impactante con luces y pantallas que además acompañan el ritmo de la música. A medida que jugamos, la velocidad aumenta y con él varía a nuestro paso la representación de la pista que elimina la mayoría de texturas (a excepción de los ecualizadores). Toda una demostración estética arriesgada que sin duda llama la atención en cada partida, además de simplificar el pilotaje del vehículo sin distracciones en una prueba en la que los choques suponen la eliminación.
El audio incluye temas remezclados en Dolby 5.1 ya conocidos de las versiones portátiles. Esto significa que regresa la versión especial de Aero Dynamik de Kraftwerk, Exceder (Special Mix) de Mason o Seven Stitches de Noisia, hasta un total de nueve temas que pueden gustar más o menos, pero encajan perfectamente en la filosofía de la saga. Como a pesar de la calidad de sonido los jugadores de Pulse no encontrarían ninguna novedad en forma de licencia musical, se mantiene el uso de listas de música personalizada de la última entrega de PSP. Esto facilita que cualquier jugador incorpore por medio de su disco duro recopilaciones de anteriores entregas o cualquier otro tema que estime oportuno, que además se verá afectado por las numerosas distorsiones ante saltos, túneles o el uso de escudos de fuerza. El resto de sonidos de motores, viento y explosiones no destacan demasiado, y como es habitual en la saga ceden todo el protagonismo a la banda sonora y las voces informativas relacionadas con el uso de peligros en pista.
Conclusiones
Aunque más de uno lamentará la ausencia de versión física, Wipeout HD es un título esencial en la colección de cualquier jugador, no ya seguidor de la saga, si no de un aficionado a la velocidad y arcades exigentes (las primeras pruebas son sencillas pero termina convirtiéndose en un juego para expertos), tanto para quién busque partidas rápidas en solitario o con amigos, como para demostrar el dominio en la antigravedad en largos torneos. La jugabilidad consigue equilibrar como ningún Wipeout hasta la fecha control y diversión gracias a la asistencia de piloto, que hace de HD una entrega accesible para todo el mundo sin comprometer la dificultad que un veterano espera de la saga.
Su coste, 17´99 euros, es todo un regalo y un punto más a tener en cuenta, pues pocos títulos de esta generación, muchos de los cuales son lanzados con un precio que lo triplica, no ofrecen la misma intensidad, emoción y diversión que la obra de Studio Liverpool, que si bien no va a revolucionar la saga, la perfecciona en todos sus apartados.