Análisis de Gradius V (PS2)
Gradius lleva 18 años dando guerra en multitud de sistemas, pero, como podéis comprobar, no ha sido una saga dada a las entregas anuales ni mucho menos. Y ahora, su quinta entrega, exclusiva para PlayStation 2 (tras la edición de un pack que incluía las partes tercera y cuarta), se anuncia como el punto final para uno de los mitos del shoot’em up o matamarcianos. Por suerte, no podía venir de mejores manos: un estupendo binomio Konami-Treasure, compañía independiente que muchos conocerán por sus magníficos juegos de acción (Gunstar Heroes, Sin and Punishment, Radiant Silvergun…) que promete darnos el que –tal vez- sea el mejor de todos los títulos de la serie.
Estamos ante un videojuego que tradicionalmente ha basado su jugabilidad en una combinación muy acertada de habilidad y estrategia por parte del jugador gracias al sistema de "power-ups" o mejoras para la nave, algo que nos obliga a ir seleccionando cuáles y en qué orden debemos implementar a nuestra nave para enfrontarnos con más posibilidades a las hordas de naves enemigas que nos acosarán constantemente a través del inevitable scroll lateral (aunque en ocasiones la dirección cambiará).
Por supuesto, Gradius V se mantiene fiel a estos rasgos y los potencia al máximo haciendo un uso bastante bueno de la tecnología disponible en una consola de la generación actual.
Es probable que no sea muy espectacular desde el principio (exceptuando la escena de vídeo, claro), pero según progresemos en el juego podremos observar que el uso de polígonos permite una cantidad exagerada de naves en pantalla atacándonos sin pudor alguno a través de escenarios repletos de detalles y de un colorido intenso, otorgando al juego un ritmo endiablado y estilo muy particular; además, los efectos de luces le dan ese punto sorprendente que completan los enormes y fantásticos enemigos finales que, además, colapsarán hasta la explosión como si fuese lo último que hacen en su vida (bueno, en realidad así es) una vez les demos el toque de gracia tras haber dominado su rutina.
Para afrontar el desafío, tendremos a nuestra disposición cuatro configuraciones diferentes de Vic Viper, la nave que manejamos. El armamento en sí es el mismo, pero su sistema de ataque es ligeramente diferente (los misiles, por ejemplo, pueden ir hacia abajo en un tipo de nave y hacia los lados en otra). El sistema de mejoras es el clásico de la saga, ofreciéndonos la posibilidad de aumentar la velocidad de nuestra nave, incorporarle un sistema de misiles, el disparo doble, el láser (estas dos últimas son incompatibles entre sí), las llamadas "options" o "multiples" y un escudo que servirá para protegernos de una cantidad limitada de disparos. Las citadas "options" podrían ser definidas como unas bolas de energía que se sitúan junto a nuestra nave y que multiplicarán nuestro potencial de ataque al poder sumar hasta cuatro de ellas.
El efecto que tengan, del mismo modo que las demás armas, variará según el tipo de Vic Viper que escojamos al principio del juego, y es que gracias al uso del botón R1 tendremos cierto control sobre estas esferas, por lo que en el primer tipo de nave podremos proteger el segmento de nuestra nave que más nos convenga en cada situación; en la segunda configuración podremos escoger el ángulo de disparo de las "options", etc. Queda claro, por tanto, que deberemos sopesar el efecto que tiene cada una de estas opciones antes de iniciar la partida para intentar encontrar la nave que más se pueda adaptar a nuestro modo de juego y, dentro de esa nave, seleccionar las mejoras en función de las necesidades que plantee cada nivel en una búsqueda por la optimización de los recursos que se ponen a nuestra disposición.
Y es que Gradius V es un juego que nos va a obligar a eso y a dar lo mejor de nuestros reflejos, pues no estamos ante un título que podamos calificar como sencillo. Siguiendo la estela marcada por algunos matamarcianos ya clásicos que llevan el sello de Treasure, éste es un juego de dificultad elevada que conseguirá picar al jugador más pintado y quizá (por desgracia) frustrar a los menos duchos en el género. En cualquier caso, deberemos jugar, rejugar y volver a jugar todas las fases hasta dominarlas por completo… no es que la experiencia vaya a resultar un infierno (que no estaría mal), pero si será tortuosa y presentará un reto indiscutible para todo jugador. De hecho, estamos ante un título destinado a un público muy específico hoy en día que todavía sigue disfrutando con estos juegos cuya línea argumental se resume en una línea (o ni eso) y su sistema de juego se asimila en un plazo no superior a diez segundos basándose, a partir de ese momento, en una sucesión de situaciones más y más exigentes para con el jugador: es un arcade en estado puro.
Para lograr esa dificultad, Treasure ha dado a Gradius V unos escenarios complejos, enrevesados, que proporcionan un espacio en ocasiones muy limitado y, siempre, una cobertura a los enemigos que complicará su eliminación… enemigos que, por cierto, se cuentan a millares y que se complementan con unos inevitables jefes finales de tamaño descomunal cuyas rutinas son bastante variadas y, para más inri, cuentan con una grandiosa potencia de fuego. El primer jefe final del juego, por ejemplo, es un buen ejemplo de lo que nos va a requerir el juego para afrontarlo con garantías: sangre fría para colocarnos entre los dos rayos devastadores mientras esquivamos las "bolitas" de energía que amenazan con destruirnos sin descanso y ajustamos nuestra posición dentro de ese infierno de fuego enemigo para destruir los múltiples objetivos que presenta ese círculo casi completo al que nos estamos enfrentando. Eso sí, es muy cierto que la curva de dificultad del juego no está todo lo bien diseñada que podría, pues presenta varios altibajos en su desarrollo, algunos de ellos bastante bruscos.
En cualquier caso, agotaremos nuestras continuaciones con bastante velocidad… por lo que se agradece el sistema de juego que hará que, por cada hora jugada (el juego salva automáticamente nuestros progresos en la tarjeta de memoria) recibiremos una continuación extra para nuestra próxima partida. El nivel de dificultad hará que acabar este título nos lleve muchos intentos y más de una decena de horas, y, en todo caso, siempre podremos probar con otras configuraciones de dificultad, desbloquear la posibilidad de combinar el armamento, y jugar simultáneamente con otro amigo (incluyendo la posibilidad de recoger sus "multiples" cuando se lo carguen y no sólo los nuestros).
Conclusiones
Estamos ante un juego cuyo sistema de juego no puede ser más simple, su esquema de control más sencillo, y su acción más directa. Gradius V para PlayStation 2 recupera el espíritu de la saga y, en una época en la que parece que los matamarcianos regresan en las que son anunciadas como sus últimas entregas (R-Type Final es un ejemplo de ello), ofrece una entrega que lleva un paso más allá todo aquello que nos puede ofrecer este título. Sea como fuere, estamos ante un género que, pese al relativo éxito que sigue cosechando en tierras niponas, ha sufrido un gran receso en su popularidad entre el jugador medio y, en consecuencia, no es rentable.
Pero ni éste ni otros tantos juegos similares que han salido al mercado (doméstico y de salones recreativos) dan la sensación de ser "dinosaurios" del videojuego. No gustará a todos los jugadores; no complacerá a los que buscan un juego que les dé 100 horas de estar frente a un televisor hasta ver por primera vez la conclusión de una línea argumental inane, aunque sea a costa de buscar 100 agujas en un pajar en cada nivel ni a los que buscan sistemas de juegos revolucionarios… pero sí gustará, con sus defectos y virtudes, a los que estén ansiosos por disfrutar de un arcade, un matamarcianos, en toda la extensión posible del género.