Análisis de Black & White 2 (PC)
Black and White es uno de esos títulos que tiene tantos amantes como detractores. El juego nos ponía en la piel de un Dios, teniendo a nuestro mando a una tribu que debíamos llevar a nuestro antojo por el lado de la prosperidad y la bondad, o bien conducirla a un futuro de miedo y destrucción. Todo estaba en nuestras manos, nunca mejor dicho pues una mano era precisamente nuestra herramienta para hacer nuestras labores divinas. Ahora aterriza la esperada secuela de este juego, veamos si ha logrado lo que pretendía, o se queda en un nuevo intento que no llega a la perfección que en un Dios es indudable.
Entre las obras mas conocidas que han pasado por las manos de Molyneux podemos destacar Popoluos (1989), Theme Park (1994), Theme Hospital (1997), Dugeon Keeper (1997), y ya mas recientemente juegos como Fable. ¿Que tienen en común todos estos juegos? Pues que todos son proyectos muy ambiciosos, lo cual no es siempre positivo. Molyneux es un hombre que tiene la costumbre de explicar sus proyectos, cuando todavía son eso, simples proyectos, a la prensa, comentando todas las ideas que tiene en mente para un juego, lo que en mas de una ocasión le ha provocado críticas dada la imposibilidad finalmente de llevar a cabo todo lo que prometía. Por lo tanto es evidente que estamos delante de un juego que ha generado una gran expectación, y que por venir de quien viene suele ser valorado, seguramente de forma injusta, usando un baremo mas alto que en los demás juegos.
Black and White 2, por otro lado, reúne en un mismo juego varios géneros distintos.
Entre nuestras labores, para que os hagáis una idea, está la de creación de ciudades (en tanto en cuanto a elegir que edificio crear en cada momento, como su situación geográfica dentro de la isla), podremos crear y administrar ejércitos y llevarlos a grandes batallas, e incluso tenemos la posibilidad de cuidar una criatura, que podemos considerar nuestra mascota, en una especie de simulador donde nuestras enseñanzas y nuestros cuidados marcarán tanto su aspecto físico como su evolución psicológica a lo largo de su crecimiento.
Nuestro trabajo la podríamos separar en varios elementos claramente diferenciados. En primer lugar está la creación de la ciudad con sus múltiples edificios (que iremos desbloqueando poco a poco) que a simple vista podemos deducir que tiene un control muy intuitivo, que nos permitirá interactuar por toda la isla de una manera muy simple y eficaz con el único uso de la mano. Como segundo punto importante del juego está la conquista de las ciudades, que podremos plantear de dos maneras según nuestra actitud (bondadosa o bélica). Tendremos la opción de aumentar la población máxima de nuestra ciudad, al mismo tiempo que aumentamos su área de influencia, momento en el cual nuevos ciudadanos de otros pueblos llegaran a pedirnos que les arropemos bajo nuestro cuidado.
Si eso no nos gusta, tendremos también el otro camino, que consiste en crear un ejército y arrasar nuestro objetivo. Es fundamental añadir sobre este último punto que el uso de ejércitos es muy simple, demasiado seguramente, pues apenas tenemos tres tipos distintos de tropas y los combates vagamente alcanzan un simple point&click (apunta y haz clic) para que se realice el ataque. Que nadie espere un simulador bélico del nivel de un Total War en este juego porque no lo encontrará.
Además de todo lo dicho, en el juego tendremos nuestra mascota a nuestro cuidado, que comentaremos en el siguiente apartado dada la importancia de la misma. Si todo esto no fuese suficiente también hay, en cada isla, una serie de misiones o puzles que podremos realizar a modo de tributo entre nuestro pueblo y su Dios, que nos proporcionarán puntos para conseguir nuevos poderes y habilidades. Como último apunte acerca de las posibilidades del juego, comentar que habrá una serie de milagros que tendrán una repercusión muy importante a la hora de su uso: desde terremotos hasta volcanes que explosionan a nuestra orden, los poderes milagrosos de un Dios pueden decantar una partida hacia un lado u otro.
En el primer Black and White, una de las mayores quejas de los fans era que, pese a que la inteligencia artificial general de la mascota era muy buena, en ocasiones se confundía cuando le dábamos órdenes y eso causaba conflictos. Esto ha sido perfectamente corregido en esta secuela, pues el sistema de conversar con nuestra mascota ha sufrido una mejora evidente, pudiendo ahora explicarle de una forma muy concisa nuestros deseos. Podremos, por ejemplo, indicarle fácilmente si queremos que pueda dormir fuera de su casa, si le dejamos que se coma a la gente, si permitimos que ayude a los ciudadanos, etc.
De este modo, además de definir sus actos, podremos asignarle una labor como ser una mascota bélica (que nos ayude en batallas), ser ayudante de los ciudadanos recogiendo, por ejemplo, árboles para obtener su madera, etc. Por otro lado, y como ya indicamos anteriormente, el aspecto físico también variará conforme a nuestras acciones, de modo que puede pasar de mascota bebe a una temible criatura, que asusta con su simple presencia, o por el contrario tomar una apariencia tímida y apacible que muestre confianza a su alrededor.
La física también está bastante conseguida, pudiendo jugar con muchos elementos de la isla, incluso pudiendo comprobar cómo al movernos por el mapa, hasta la hierba reacciona ante el paso de nuestra mano y se desplaza dejándonos paso. Otro aspecto destacable es la estupenda iluminación general del juego, además de por lo conseguidos que están todos los efectos luminosos, también porque tendremos el poder de cambiar la hora del día en cualquier momento, pudiendo comprobar cómo el tiempo evoluciona de día a noche dinámicamente de una forma extraordinaria.
De este modo nos encontramos ante un buen juego que tiene una serie de defectos que, pese a no ser muchos, son de una alta importancia. Como ya se dijo, el aspecto bélico apenas incita a usarlo dada su simpleza, tanto de manejo como de construcción de tropas. La creación de ciudades es simple e intuitiva, sí, pero también muy repetitiva. Cuando estés creando la tercera o cuarta ciudad te dará la impresión de estar repitiendo el mismo proceso una y otra vez. La mascota, aunque tiene una gran IA por norma general, durante las batallas da la impresión de olvidarse de todo lo enseñado y se pierde bastante en el campo de batalla. Y como ya comentamos, el juego ofrece muy pocas novedades reales para incentivar a jugar a los amantes del primer episodio; realmente, si no fuese por el lavado de cara que ha sufrido en el plano gráfico, el juego podría pasar sin ningún problema por una expansión de Black and White.
El juego es un quiero y no puedo en muchos aspectos, seguramente por el carácter arriesgado de todas las obras de Molyneux, que intenta abarcar muchos de ellos y llegar mas lejos que nadie, y al final da la impresión de no haber conseguido el sobresaliente en ninguno de ellos (aunque sí una gran nota).
Requisitos del juego:
Sistema: Intel® Pentium4 a 1.6 GHz o equivalente
RAM: 512 MB
Tarjeta gráfica: 64 MB
Espacio en disco duro: 3500 MB