Análisis de Batman: Arkham Origins (PC)
Del mismo modo que las películas de Christopher Nolan han devuelto a Batman al lugar que se merece en el mundo del cine, los videojuegos Arkham City y Arkham Asylum lograron rehabilitar a Bruce Wayne para los videojuegos. Atrás quedaba una larguísima trayectoria de títulos de calidad dispar, pero que en la anterior década había caído en picado. Rocksteady Studios logró con Arkham Asylum que Batman encontrase la horma de su zapato en los videojuegos, o al menos en los actuales, combinando un buen sistema de combate con técnicas de inflitración y mezclándolo con numerosas y acertadas referencias a su legado en los tebeos. Arkham Asylum y Arkham City dejaron muy contentos a los aficionados a los videojuegos, especialmente a los que también lo eran de Batman.
Con Arkham Origins Warner Bros. se enfrenta al reto de que su revitalizado héroe resista un cambio de estudio que parece solo temporal. Rocksteady no está haciendo "nada" oficialmente ahora mismo, lo que hace que muchos sueñen con el salto de Batman a la nueva generación. Así que Warner Bros. Montreal ha firmado este Arkham Origins que intenta ir a los orígenes de Batman. No es exactamente un Batman Begins, pero sí que cuenta las primeras andanzas del hombre murciélago en los bajos fondos de Gotham. Se basa en Batman: Año uno, serie de tebeos que narran cómo Batman va convirtiéndose en lo que es y empieza a granjearse esos enemigos que le acompañarán para siempre.
Los orígenes de Batman
El cambio de estudio y el que la historia nos lleve de vuelta a los orígenes de la cruzada de Wayne no hace que Arkham Origins sea un juego menor, ni mucho menos. Es una superproducción como lo fue Arkham City, y en lo que a jugabilidad se refiere una secuela completa de éste, aunque tremendamente continuista. Tras una pequeña introducción en la que nos familiarizamos con los controles mientras nos sumergimos en la historia del juego, la ciudad de Gotham se abre ante nosotros para que la exploremos, teniendo que seguir una serie de indicios y pistas para seguir la historia del juego en un mundo abierto en el que abundan las misiones y los objetivos secundarios.
Es Nochebuena y Batman es todavía un novato en la lucha contra el crimen, pero a su mayordomo Alfred no le extraña que el patrón deje de lado su cena para enfrentarse a un reto: Máscara Negra ha contratado a ocho asesinos para que den caza al murciélago en 24 horas, pero si Bruce Wayne se queda en su mansión disimulando que es un multimillonario normal probablemente mucha gente sufra los reclamos de atención de los villanos, entre los que se encuentran algunos viejos conocidos del universo Batman y otros personajes algo menos habituales. La historia nos los presenta al principio, en una especie de vídeo a lo Guy Ritchie, y poco a poco "trataremos" con ellos mientras otros habituales de las historias de Batman van haciendo aparición.
Un diseño de juego sólido, pero con muy pocas novedades
Rocksteady creó un gran sistema de combate e investigación en Arkham Origins y lo adaptó a un mundo abierto en Arkham City, pero realmente el juego no cambió demasiado: aunque podíamos recorrer libremente la ciudad, cuando entrábamos en un edificio las cosas eran como antes, igual que en las cámaras de la isla de Arkham. Origins no es diferente. La ciudad de Gotham tiene un gran tamaño, está dividida en dos partes separadas por un puente por temas técnicos y para estructurar el juego, pero a la hora de la verdad el bueno de Batman se balanceará de barrio en barrio en busca de pistas que nos lleven a la siguiente guarida, en la que haremos lo mismo que en juegos anteriores: encontrar pistas usando el modo detective para saber por dónde avanzar y enfrentarnos a enemigos desde las sombras o de forma directa.
Hay una novedad detectivesca bastante interesante, muy parecida a lo visto en Remember Me: Batman podrá examinar las escenas de un crimen para luego reproducirlo, buscando así pistas que nos ayuden a encontrar esa llave, ese ítem o ese porqué. No puede decirse que le añada un extra de complejidad al juego ya que es realmente fácil resolver estos puzles, identificando unas pistas para reconstruir la escena del crimen y luego rebobinando para encontrar el quid de la cuestión. Le dan un poco de frescura a algunas situaciones del juego, pero nada más.
El resto del título sigue más o menos igual. El diseño de los niveles es bastante lineal, discurriendo por los pasillos de los escenarios y alternándose las situaciones de combate, exploración o interacción con el escenario a base de pequeños puzles. La fórmula sigue funcionando, aunque algo envejecida, y el juego nos anima a seguir adelante hilando perfectamente la historia con lo que hacemos gracias a las numerosas conversaciones de fondo, desde los diálogos de Alfred con Batman hasta las transmisiones que interceptamos con el exhaustivo y automático equipamiento que llevamos.
Quizás el mayor cambio del juego, o el que más notaremos por la multitud de enfrentamientos, está en el sistema de combate. Éste hereda todo lo visto en anteriores títulos, un modelo que funciona bien, alternando ataques con contraataques, pero estos últimos se hacen mucho más numerosos en esta ocasión. El de los anteriores Arkham era un sistema de combate más satisfactorio que complicado, era divertido ser Batman y vapulear enemigos con gran facilidad. En esta nueva entrega se ha hecho más exigente la forma de medir los combos, y para que el contador siga subiendo no podremos cometer ningún fallo, ni dar ningún golpe al aire. Salir con vida de enfrentamientos con una docena de enemigos al mismo tiempo sigue siendo fácil a no ser que seamos muy zotes, pero tener un alto medidor de combo es más complicado de conseguir, tenemos que hacer que esa coreografía heredada del Batman de Adam West sea perfecta. Son cambios sutiles, pero que algunos jugadores notarán rápidamente, y que hacen que el sistema sea algo mejor, que recompense más la habilidad. Batman sigue siendo implacable, pero vulnerable si le aciertan, especialmente a las balas y a las armas blancas. Tendremos que evitar las armas de fuego de los enemigos escabulléndonos de las situaciones e intentando sorprenderlos, y para los cuchillos hay una nueva mecánica de esquivar, ya no será tan fácil dar un golpe con nuestra capa y evitar los navajazos.
Un mundo e historia que enganchan, pero sin muchos más alicientes
Como decíamos antes, las cosas han cambiado muy poco respecto a Arkham City, e incluso se ha reciclado parte de la ciudad de Gotham para la ocasión, que resulta tan tétrica como siempre. La historia sigue transcurriendo de manera prácticamente lineal, pero con un mundo abierto en el que hay numerosos objetivos extra secundarios, desde crímenes que surgen al vuelo y podremos evitar o resolver, hasta las numerosas pistas de Enigma, que también tiene su papel en esta pesadilla antes de Navidad para Batman. Tenemos torres de comunicaciones que reactivar, y relés por todo el mapa de Gotham que "conquistar", para así ir triángulando la posición del villano y llegar hasta donde esté.
Aunque la sensación de que todo esto ya lo hemos hecho antes está presente en casi todo momento, el juego nos incita a continuar gracias a la historia, llena de personajes carismáticos, potenciada por el hecho de que Batman cuente con el mismo doblaje que Christian Bale en las películas de Nolan, interpretado por Claudio Serrano. Puede parecer un detalle sin importancia, pero sí la tiene. El hecho de que Batman hable como nos hemos acostumbrado a oírle en sus recientes grandes momentos cinematográficos hace que la experiencia sea mejor. El sistema de mejora y experiencia del título también cumple su papel en mantenernos enganchado. Todos los enfrentamientos de Batman le conferirán experiencia, y una valoración tras un análisis de nuestro rendimiento. A medida que obtengamos puntos de mejora podremos desbloquear nuevas habilidades del hombre murciélago, algunas de ellas verdaderamente útiles. Este Batman principiante todavía tiene muchos trucos que aprender, y la experiencia mejora cuando los vayamos obteniendo. Finalmente, se incluye por primera vez la Batcueva, a la que acudiremos en momentos de la historia, y siempre que queramos practicar nuestras habilidades en un modo desafío que parece un añadido sin importancia pero también engancha.
Cumpliendo en lo técnico, pero sin alardes
Del mismo modo que hereda la jugabilidad de los anteriores Arkham, Origins también cuenta con un apartado visual muy similar, especialmente a Arkham City. El juego muestra un gran modelado del héroe, y una ciudad de Gotham lúgubre y decadente, con sus toques góticos, por la que es un placer moverse. Aunque el resultado es notable, se queda lejos de los grandes exponentes en mundo abierto que hemos visto en este fin de generación (los últimos Assassin’s Creed y GTA V), y se echa en falta algo más de optimización, con ocasionales ralentizaciones cuando jugamos. Las escenas cinemáticas prerrenderizadas maquillan un poco el resultado, con algunos grandes momentos, pero el título baja un escalón si se compara con los otros grandes lanzamientos del año. En PC se beneficia de una gran optimización y de nuevos efectos.
El apartado sonoro, por su parte, se beneficia de un fantástico doblaje al castellano y una banda sonora acertada, con unos efectos de sonido que en gran parte son los mismos que los de juegos anteriores. La cantidad de diálogo de la historia contribuye a que nos sumerjamos en esta cruzada de 24 horas de Batman, eclipsando al resto de apartados, que aun así están a un muy buen nivel.
Un modo multijugador muy alternativo
Arkham Origins trae un añadido un tanto inesperado, un modo multijugador que no ha sido realizado por el propio estudio responsable de la campaña, sino por Splash Damage, un equipo con gran experiencia en el juego online, con títulos como Enemy Territory: Quake Wars o Brink a sus espaldas. El modo multijugador es… curioso. Quizás muchos jugadores ni le den una oportunidad, pero tiene algunas ideas interesantes. Dos equipos de jugadores se enfrentan en lo que parece ser un juego de tiros y coberturas normal y corriente, a lo Gears of War, pero dos jugadores elegidos al azar asumen el papel de Batman y Robin, y ejercen de tercera vía, de tercer bando, ganando la partida si logran llenar un medidor de intimidación. También hay posibilidad de ejercer de supervillano, con sus propios poderes especiales. Es un añadido que se agradece, dudamos que haga historia, pero la opción de la tercera vía, el que haya un "equipo de héroes" en medio de una confrontación con armas de fuego, es una gran idea que seguro que se aprovechará mejor en el futuro.
No defrauda, pero demasiado continuista
Batman: Arkham Origins mantiene viva la llama del hombre murciélago en los videojuegos con un producto de muy buena calidad, pero tremendamente continuista y poco arriesgado en comparación con los anteriores. Es muy parecido a Arkham City y eso puede ser decepcionante para aquellos jugadores que esperasen una nueva vuelta de tuerca. De hecho, realmente Arkham City no fue tan novedoso en comparación con Asylum, pero el poder surcar Gotham planeando con nuestra capa y saltando con nuestro garfio era más que suficiente.
Ahora, en este final de la generación, Arkham Origins prefiere conservar y mantener en vez de arriesgar, a la espera de que Bruce Wayne irrumpa quién sabe cuándo en las próximas consolas con nuevas ideas. Origins es notable, cuenta con una historia que resulta interesante por cómo explora los orígenes de Batman y de sus archienemistades, y un doblaje sensacional gracias a usar al mismo actor que en las películas -en el caso de la versión española-, y eso puede ser justificación suficiente para algunos jugadores, pero otros tendrán una excesiva sensación de deja vu. Quienes no hayan tocado un juego de Batman en los últimos cinco años se quedarán obvia y tremendamente impresionados.