Análisis de Yoshi's Touch & Go (NDS)
Yoshi es un personaje que ha ido ganándose, poco a poco, su lugar entre las mascotas Nintendo. Todos recordamos sus comienzos como montura de Mario en su estreno en Super Nintendo, la clásica consola de 16 bits de la compañía, y aunque no tardó demasiado en apadrinar algunos videojuegos como el puzle Yoshi’s Cookie, no alcanzó el protagonismo absoluto hasta Yoshi’s Island. Estos dos grandes plataformas han sido convertidos a GameBoy Advance, por lo que cualquiera puede seguir disfrutándolos hoy en día.
Posteriormente, el dinosaurio haría su aparición en toda la cohorte de juegos protagonizados por las mascotas del universo Mario, como las series Golf, Tennis, o Super Smash Bros. Su primer protagonista absoluto fue, sin embargo, en Nintendo 64, con Yoshi’s Story, algo que ha repetido recientemente en el original Yoshi’s Universal Gravitation, una apuesta muy interesante que acaba de llegar al mercado para la otra portátil de Nintendo y que, cómo no, se puede disfrutar igualmente en una Nintendo DS.
Así pues, en muy poco tiempo, Yoshi es el protagonista de dos grandes juegos portátiles. En uno, debes mover la consola; en éste, debes tocarla. Y es que Yoshi’s Touch & Go es uno de esos videojuegos que sólo son posibles en NDS...
quizás no destaque por su aspecto técnico, pero su sistema de juego es imposible de reproducir en otras consolas, convirtiéndolo en una experiencia jugable digna de mención, al usar tanto la pantalla táctil como el micrófono de manera que estén integrados totalmente en su diseño, no como simples aditivos o sistemas de control marginales.
Algunos de vosotros quizás recordéis cuando en el E3 (la popular feria de ocio electrónico de Los Ángeles) del año pasado se mostró una demo técnica en la que Baby Mario caía del cielo y debíamos protegerlo a través de las dos pantallas y mediante el uso del lápiz táctil o stylus de los elementos... eso era Balloon Trip, y es donde podemos encontrar las raíces de este juego que nos ocupa.
Sin embargo, y al igual que ocurría con la demo, no estamos ante un juego que cumpla con algunos de los requisitos más habituales hoy en día... y es que Yoshi’s Touch & Go se presenta como un juego directo, sin apenas presentaciones, y carente por completo de un hilo narrativo. Es más, carece incluso de una progresión de niveles ni una conclusión clara una vez se ha completado la tarea propuesta. En este sentido, el juego nos retrotrae a los planteamientos más esenciales de la década de los 80, en la que no se necesitaban vídeos introductorios ni cinemáticas para darnos excusas con las que disfrutar de un juego de plataformas (o de lucha, o lo que fuese), sino que había suficiente con "Press Start", y un mensaje similar ("Congratulations", o "Thanks for playing", por ejemplo) al concluirlo.
Lo cierto es que el desfase con respecto a los estándares actuales es notable, y es algo que puede disgustar a ciertas personas, sobre todo en una época en la que incluso el juego más inane busca proporcionar una historia al jugador (el ya citado Yoshi’s Universal Gravitation lo hace). Y si esto no les disgusta, quizás lo haga el que no hay, en consecuencia, recompensas por superar las fases, de tal modo que toda la rejugabilidad del título se basa en superar nuestra puntuación anterior. Lo cierto es que lo consigue; el juego puede enganchar bastante con esta premisa tan simple y antigua como el ocio electrónico, pero el jugador debe ser consciente de estos rasgos para evitar una desilusión o frustración que le impedirían divertirse realmente con este juego. Naturalmente, si incluyese alicientes y una historia que completasen al apartado jugable tan logrado que presenta, estaríamos ante un producto redondo; el que no tenga esos elementos puede jugar en su contra para un sector del público y, desde luego, no juega a su favor.
El juego se estructura en presentar dos partes bien diferenciadas en cada fase. En la primera, el Bebé Mario cae desde una altura considerable, y nosotros debemos dibujar con el lápiz táctil un "sendero" de nubes para guiarle en su descenso. En este sentido, él siempre estará en la pantalla superior, y puesto que la única táctil es la inferior, tendremos que realizar nuestros movimientos dibujando nubes con cierta antelación, teniendo en cuenta, también, a los enemigos. De este modo, habrá que proteger al pequeñajo de los enemigos, pero también guiarle hacia donde estén las monedas, ya que recolectarlas es nuestro principal objetivo. Además, si cogemos un buen puñado consecutivamente nuestra puntuación aumentará con un ritmo más acelerado.
Otro buen método para conseguir puntos será deshacernos de enemigos, pero como Mario no está todavía preparado para saltar sobre ellos, tendremos que ser nosotros los encargados de eliminarlos dibujando un círculo alrededor de los bichos que pululen por la pantalla. De esta manera, los rodearemos de burbujitas, y el siguiente paso es bastante lógico.
Eso será lo único que tendremos que hacer en la primera parte de cada fase. Eso sí, lo bien que lo hagamos repercutirá de manera notable en la siguiente, ya que en función de la puntuación lograda, el Yoshi que recogerá a Baby Mario será de un color u otro, y eso afectará bastante al desarrollo de esta segunda parte de la fase. Si hasta ahora el movimiento del juego se producía de arriba a abajo, en este momento pasaremos a un desplazamiento horizontal en el que tendremos que crear puentes y caminos de nubes para que Yoshi pueda sortear los peligros de la fase mientras lleva al pequeño Mario en su lomo.
Como ahora nuestro personaje está en la parte inferior, bastará tocarlo para descubrir que podemos hacer que realice ciertas acciones, como saltar. Además, si tocamos en un lugar de la pantalla (es decir, pulsamos en un punto en vez de dibujar un trazo), Yoshi lanzará un huevo en esa dirección, de tal modo que podremos eliminar a los enemigos de este modo. Al igual que en la primera parte, el método principal para conseguir puntos será recolectar todas las monedas posibles y eliminar a tantos enemigos como sea posible nos servirá de muchísima ayuda, sobre todo si creamos combos eliminando a varios enemigos con un único huevo.
Claro que... si vamos dibujando el camino tanto para Yoshi como para Baby Mario, si nos equivocamos ¿hemos perdido? No. Ya hemos dicho que tanto la pantalla táctil como el micrófono están integrados a la perfección en las mecánicas de juego de este videojuego, así que si hemos metido la pata dibujando un camino de nubes, podemos eliminarlas disipándolas, o, dicho de otro modo, soplando. En este sentido, el micrófono detecta de manera muy eficiente el soplido, pero, claro, si intentamos jugarlo en algún lugar con un ruido ambiental demasiado elevado, la consola interpretará ese ruido como soplidos, por lo que en muy determinadas circunstancias es casi imposible jugarlo en condiciones.
Y con eso está explicado todo el juego. Lo único que hará falta será repetirlo una y otra vez, sin variaciones. Por suerte, el juego se ve favorecido con un diseño de niveles ajustadísimo y muy acertado, de manera que siempre representa un reto apasionante para el jugador. Como decíamos, el principal incentivo para volver a jugarlo es superarnos a nosotros mismos, y dado su buen diseño, será un trabajo muy placentero. Además, mientras lo jugamos, nos deleitaremos con unos gráficos sencillos, pero llenos de colorido y con unas animaciones bastante buenas.
Su planteamiento estético está muy en consonancia con la última aventura del dinosaurio en GBA y, cómo no, con el clásico Yoshi’s Island al que hacíamos referencia en el primer párrafo. Los escenarios y demás elementos parecen dibujados con ceras o lápices de colores, con una paleta muy viva que dota al juego de un encanto especial. Lo cierto es que no destaca por su nivel técnico, y en lo referente a estética no es novedoso, sino todo lo contrario, pues nos trae recuerdos de títulos anteriores, pero en líneas generales cumple a la perfección y preserva ese tono que ha caracterizado a la inmensa mayoría de los juegos que han tenido a Yoshi como protagonista. Su música mantiene también la línea habitual de los plataformas Nintendo, con melodías simpáticas y pegadizas que se acoplan perfectamente a la acción del videojuego; del mismo modos, los efectos de sonido cumplen con su labor y se escucha todo el conjunto con claridad a través de los altavoces de la consola.
No sería justo concluir estas líneas sobre el juego sin hablar sobre las posibilidades multijugador que presenta el título. Aunque limitado a dos jugadores, nos bastará con una única copia del juego y dos consolas para competir con un amigo. El planteamiento es bastante sencillo en su esencia, ya que es una simple carrera y hay que tener en cuenta que Yoshi anda solo. Pero como todo en la vida, hay truco, pues el dinosaurio va más rápido al ir sobre nubes, por lo que será muy importante ir trazándole un buen camino.
Además, siempre podemos dificultar el avance de nuestro rival consiguiendo lanzar un huevo que haga una carambola de tres o más impactos: al hacer eso, nuestro contrincante recibirá la visita de unos pequeños y punzantes obstáculos. Cabe señalar que en la pantalla superior de nuestra NDS podremos ver qué tal lo está haciendo nuestro amigo, y, por tanto, mantenerlo en constante vigilancia. Este modo multijugador es, como veis, tan sencillo como el planteamiento del juego para uno solo, pero resulta muy divertido y competitivo, pudiendo convertirse en la principal fuente de diversión para muchos jugadores.
Conclusiones
Estamos ante un juego que apuesta por una sencillez bastante extremada en varios de sus planteamientos y en su propio desarrollo. Incluso su premisa jugable es bastante básica, pero, sin embargo, consigue captar al jugador proporcionándole diversión directa al estilo más clásico. Y eso no deja de ser contradictorio, pues estamos ante un juego que basa su jugabilidad totalmente en las peculiaridades que ofrece Nintendo DS, es decir, sus pilares de juego son el micrófono y la pantalla táctil. Con todo, aunque su apuesta por no incluir una historia ni un desarrollo de acuerdo al estándar actual sea algo que en principio te sea desagradable o consideres que le resta atractivo, lo más probable es que te baste jugar unos minutos para que se despejen todas las dudas que hubieses podido albergar.