Sony ha anunciado su retirada de la producción de formatos físicos como el Blu-ray, marcando un preocuoante paso en la desaparición de estos soportes físicos. Esta decisión se suma a la de otras compañías como Panasonic y Samsung, que dejaron de fabricar discos y reproductores en 2018 y 2019, respectivamente. LG, por su parte, eliminó hace meses su sección de reproductores de su web y cesó su producción en 2024, aunque no ha confirmado si será de manera permanente. Esto nos deja una clara tendencia: los reproductores y los discos físicos están condenados a convertirse en una rareza. ¿Está el formato físico tocado de muerte?
La agonía del Blu-Ray: ¿Está la industria matando al formato físico?
La situación es muy delicada, y el retroceso del formato físico está afectando también a las consolas, uno de los sistemas comerciales más asentados en la industria del ocio y el consumo, así como aquellos que siguen usando el soporte óptico como eje de negocio. Aunque máquinas como Xbox Series X y la PlayStation 5 salieron con lectores Blu-ray, las versiones digitales ganan terreno, y sistemas como PlayStation 5 Pro, lanzada recientemente, prescinde del lector por defecto, todo ello mientras Microsoft y la propia Sony promueven el juego en la nube en sus respectivos sistemas de juego bajo demanda, relegando lo físico a un papel cada vez más secundario. Las ventas han descendido más de 50 % desde 2021 y eso debería ser una señal.
La disminución de lanzamientos en DVD y Blu-Ray acompaña esta transición. Grandes cadenas como Best Buy dejaron de vender estos formatos en 2024, mientras que Target limita su oferta a periodos específicos. En España, tiendas como El Corte Inglés han reducido drásticamente sus secciones de cine, dejando el formato físico casi relegado al coleccionismo, y en grandes superficies como FNAC, la situación es poco menos que dantesca. Donde antes había estanterías y pasillos destinados a películas, ahora se agrupan decenas de lineales con figuras, muñecos Funko POP! y otros productos.
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Mientras Sony se alía con Disney para garantizar sus películas en formato físico, los datos anticipan un futuro desolador. Entre 2019 y 2023, el mercado estadounidense de DVD y Blu-Ray se contrajo un 40%. El streaming es el principal responsable de esta caída, y tiene una base clara. Para el espectador casual, las plataformas como Netflix o Prime Video ofrecen una experiencia conveniente y suficiente en calidad y experiencia.
Aunque los discos físicos brindan una calidad superior, estas diferencias técnicas solo interesan a los más entusiastas, en un contexto donde las televisiones modernas frecuentemente distorsionan el trabajo original de fotografía y color. El cambio en los hábitos de consumo también influye. Antes, el DVD era un formato asequible y accesible. Hoy, los Blu-ray se perciben como artículos de lujo, siguiendo una trayectoria similar a la del vinilo, que ha experimentado un curioso resurgimiento como producto premium. Además, la falta de espacio en viviendas cada vez más pequeñas dificulta almacenar grandes colecciones de discos.
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Por último, las productoras prefieren el streaming por su mayor rentabilidad. Al eliminar intermediarios como las tiendas, obtienen mayores beneficios. Además, el formato digital incentiva las suscripciones continuas, obligando a los usuarios a pagar múltiples veces por el acceso a un mismo contenido. Es una paradoja: creemos que el acceso al cine y las series en casa es más barato pero realmente estamos invirtiendo mucho más por algo que no poseemos. Pero no está todo perdido: el coleccionismo y las ediciones actuales mantienen viva una chispa de esperanza.
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Estas ediciones no solo destacan por su esmero técnico, sino también por los materiales adicionales que incluyen, como documentales, entrevistas y ensayos críticos que enriquecen la experiencia del espectador. Este nicho, similar al citado renacimiento del vinilo, garantiza que el formato físico sobreviva como un artefacto valioso para los cinéfilos más apasionados. Compañías como Criterion han liderado el camino con una selección de filmes excepcional, recuperando joyas del cine clásico y moderno. Arrow, por su parte, ha encontrado su espacio al ofrecer películas de géneros específicos como el terror y el cine de culto, a veces olvidados por las grandes editoras. Estos sellos permiten que el formato físico no solo sobreviva, sino que prospere en un entorno dominado por lo digital, atendiendo a un público que valora la calidad, la exclusividad y el placer de poseer un objeto tangible. Para este segmento de consumidores, el formato físico sigue siendo un emblema de su pasión por el cine.