Fue desolador. Hace unos 250 millones de años, la Tierra experimentó una catástrofe sin precedentes: el 80% de las especies marinas y alrededor del 70% de los vertebrados terrestres se extinguieron en lo que se conoce como la mayor extinción masiva de la historia del planeta. Este evento, llamado la Extinción del Pérmico-Triásico, marcó el fin de la era paleozoica y dejó al mundo sumido en un vacío ecológico casi total. Es una de las seis grandes extinciones que ha vivido nuestro planeta, y durante décadas, se han buscado explicaciones, se han mostrado modelos que hablan de una futura repetición de eventos y se han intentado arrojar respuestas a los enemigas de un evento que aniquiló a casi toda la vida en nuestro planeta. Ahora tenemos una nueva teoría que parece haber dado en el clavo: una megatormenta, un Mega El Niño, como lo han bautizado los científicos, pudo haber sido el detonante.
Una tormenta perfecta gigantesca: la clave para desentrañar el misterio de la extinción masiva
Aunque lo cierto es que los científicos han formulado diversas teorías para explicar esta hecatombe, la verdadera causa sigue siendo un misterio. La teoría más aceptada atribuye la extinción a un masivo episodio de vulcanismo en lo que hoy es Siberia. Durante este evento, conocido como las Trampas Siberianas, enormes erupciones volcánicas liberaron cantidades colosales de gases de efecto invernadero, principalmente dióxido de carbono (CO2), lo que desencadenó un rápido y drástico calentamiento global.
A raíz de este calentamiento, se generaron fenómenos como la temible lluvia ácida y una pérdida masiva de oxígeno en los océanos, además de temperaturas extremas que superaban los límites de tolerancia de muchas formas de vida. Fue un infierno sobre la faz de la Tierra.
Pero como han apuntado varios expertos a lo largo de los años, este escenario no explica completamente la extinción, ya que la Tierra ha atravesado otros episodios volcánicos muy intensos y casi apocalípticos sin consecuencias tan devastadoras para la vida. Y, siendo honestos, lo cierto es que tampoco responde a preguntas como por qué las especies terrestres se extinguieron antes que las marinas, o por qué los animales no migraron a zonas más frías cuando los trópicos se volvieron inhabitables. Hay muchas lagunas, como ya ocurrió con la extinción de los dinosaurios que ponen en duda una sola respuesta para una extinción tan grande en términos y escala.
En un nuevo estudio, y para arrojar luz sobre estas incógnitas, los investigadores Alex Farnsworth, David Bond y Paul Wignall llevaron a cabo simulaciones climáticas que recrearon las condiciones de la Tierra hace 252 millones de años, en pleno supercontinente de Pangea. Estas simulaciones, realizadas con los últimos modelos, revelaron un planeta extremadamente propenso a temperaturas y precipitaciones extremas, especialmente en el interior de Pangea, donde la falta de humedad y las oscilaciones térmicas eran más intensas. Este escenario creó las condiciones para una "tormenta perfecta" de desastres climáticos. Pero no os imaginéis una simple tormenta grande o una suerte de monzón. No. Se trata de la tormenta más colosal y apocalíptica jamás registrada.
En sus cálculos, descubrieron que el clima de la Tierra en ese período mostraba patrones similares a los de El Niño, un fenómeno climático contemporáneo que provoca fluctuaciones extremas de temperatura y precipitación en el Pacífico. En el caso del Pérmico, la actividad volcánica de Siberia habría inyectado una cantidad masiva de CO2 en la atmósfera, intensificando los efectos de este "HiperNiño" prehistórico y acelerando el colapso de los ecosistemas terrestres. Así pues, la mezcla de volcanes y una tormenta gigantesca, podría explicar por qué los animales terrestres fueron los primeros en desaparecer. Las temperaturas en el interior de Pangea alcanzaron hasta 60 grados Celsius, destruyendo rápidamente los hábitats y dejando los bosques en cenizas, con ecosistemas entero colapsando y propiciando al mismo tiempo un deterioro de los océanos.
Lo realmente preocupante para nosotros es que este tipo de extinción masiva no es un evento aislado en la historia del planeta. Se conocen al menos cinco grandes extinciones masivas, incluida la del Cretácico, que acabó con los dinosaurios hace 66 millones de años, y podríamos ser protagonistas y testigos de una futura. Esperemos que sea dentro de mucho tiempo.