El remake de El Cuervo, dirigido por Rupert Sanders, ha generado gran expectación y críticas entre los seguidores al revelar sus primeras imágenes y tráiler. El director ha prometido mucha “oscuridad” y “violencia” en este filme que se estrenará el 30 de agosto. Esto significa que puede haber sido más fiel a la novela gráfica de James O'Barr de 1989 que la inspiró, en lugar de ser una nueva versión de gran estudio de la querida película de 1994 protagonizada por el fallecido Brandon Lee. De hecho, la describe como una "reinvención moderna de la novela gráfica original", porque es "capaz de permanecer cerca del centro, la oscuridad y la violencia" que hay en la obra de James O'Barr. Unas declaraciones que encajan con las dadas por Skarsgård que explicó a Esquire en mayo sobre la oscuridad dentro de su personaje y por qué le ofrecen muchos de esos papeles en particular: "Me siento atraído por ellos de la misma manera que ellos se sienten atraídos por mí".
Cine como el de los años 60 y 70
También ha defendido su enfoque, describiendo la película como una "producción indie muy sucia" que se aleja de las grandes producciones de Hollywood, evocando el estilo de Martin Scorsese en los años 80. Esta visión promete ofrecer una versión oscura y cruda del clásico de 1994, protagonizada por Bill Skarsgård como Eric Draven y FKA Twigs como Shelly Webster, desafiando las expectativas del público y buscando romper esquemas en el cine actual.
“Esta película no tiene nada en absoluto que ver con Hollywood. Es una película indie muy sucia. [Los guionistas Zack Baylin y Hilliam Schneider] fuero capaces de mantenerse cercanos al núcleo, la oscuridad y la violencia que hay en la novela gráfica.
El único motivo por el que pudimos hacer esto es porque no es una película de estudio", explicó a la publicación.
En una entrevista con Empire, Sanders explicó que este filme adopta un enfoque diferente al del filme original dirigido por Alex Proyas. El cineasta ha comparado su visión con las películas de la era dorada de los años 70, mencionando específicamente obras como Easy Rider y Toro Salvaje. Ambas películas son reconocidas por su audacia y provocación, y han dejado una marca indeleble en la historia del cine. En concreto, Easy Rider, dirigida por Dennis Hopper, se convirtió en un símbolo del cine contracultural de los años 60, mientras que Toro Salvaje de Martin Scorsese destacó por la actuación de Robert De Niro como el boxeador Jake LaMotta. Estas referencias subrayan el deseo de Sanders de revivir un cine más crudo y emocionalmente resonante.
“Espero de verdad que estemos en otra especie de época como la de 'Easy Rider' o 'Toro salvaje', de tener que hacer estas películas más duras y sucias que aún se perciban como grandes películas épicas [pero] que son más extrañas y raras. Tienes que ser más hábil para hacer las cosas de manera más eficiente, que sean emocionalmente resonantes, y no solo espectáculo”, destacó el director.
La expectativa y el escepticismo rodean este nuevo proyecto. Aunque algunos fans temen que el remake no alcance la calidad narrativa del filme original de 1994, otros están intrigados por el estilo sucio y no estilizado que ha dejado entrever el tráiler. Sanders confía en que su enfoque más independiente atraerá a los espectadores, ofreciendo una experiencia cinematográfica diferente a la que se esperaría de una gran producción de Hollywood.