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No es ciencia ficción: Rusia presenta un motor de plasma que supera los 100 km/s para llegar a Marte en tan solo un mes

Todo depende de que el prototipo de Troitsk cumpla lo que promete. Si lo hace, el viaje a Marte en 30 días dejará de ser un eslogan para acercarse, peligrosamente, al terreno de los planes concretos.
No es ciencia ficción: Rusia presenta un motor de plasma que supera los 100 km/s para llegar a Marte en tan solo un mes
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Actualizado: 12:42 12/12/2025
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Durante años, el gran muro para los viajes tripulados a Marte no ha sido solo el dinero o la voluntad política, sino la física más tozuda: con los cohetes químicos actuales, incluso en la mejor ventana de lanzamiento, el trayecto se estira cerca de seis meses solo de ida. Ahora, Rusia asegura haber encontrado una vía para romper ese límite.

Rosatom, la corporación estatal nuclear, ha presentado el prototipo de un motor de plasma que, sobre el papel, podría recortar el viaje a entre 30 y 60 días, y que algunos ya señalan como el primer ladrillo de una nueva era de propulsión espacial.

El corazón de la propuesta es un acelerador magnético de plasma: en lugar de quemar combustible para obtener un gran empuje durante unos minutos, el sistema ioniza un gas (hidrógeno, en este caso), acelera sus partículas cargadas mediante campos electromagnéticos y las expulsa de forma continua. El resultado es justo lo contrario a un cohete convencional: poco empuje instantáneo —unos 6 newton, comparable a sostener una manzana—, pero un impulso constante capaz de ir sumando velocidad día tras día. Rosatom habla de un impulso específico de al menos 100 km/s de velocidad de eyección y una potencia media de unos 300 kilovatios en modo pulsado, cifras muy por encima de lo que manejan hoy los motores químicos o los propulsores iónicos usados en sondas como Dawn.

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Un laboratorio para probar el salto de escala

Para ponerlo en escala: alcanzar Marte en un mes exige que la nave promedie del orden de 300.000 km/h durante el trayecto. Ningún motor químico puede mantener ese régimen de aceleración sin agotar combustible en pocas horas, pero un motor de plasma eficiente sí puede, a costa de depender de una fuente de energía potente y ligera. De ahí que Rosatom encaje este desarrollo dentro de sus planes de “remolcadores espaciales” nucleares, vehículos de larga autonomía que combinarían reactores compactos con propulsión eléctrica avanzada para mover cargas, infraestructura o, a más largo plazo, tripulaciones a otros planetas. El propio Alexey Voronov, responsable científico del proyecto, enfatiza que el objetivo es reducir no solo tiempo de viaje, sino también la dosis de radiación cósmica que acumularían los astronautas en tránsito.

Antes de soñar con misiones tripuladas, toca pasar por el laboratorio. Para probar en serio el motor, Rusia está levantando en Troitsk una instalación que parece sacada de una novela de Arthur C. Clarke: una cámara de vacío de 14 metros de largo y 4 de diámetro, equipada con sistemas de bombeo y disipación de calor capaces de reproducir condiciones cercanas al vacío espacial. Ahí se están realizando los primeros ensayos del prototipo de 300 kW, que deberá demostrar no solo que alcanza las velocidades prometidas, sino que puede hacerlo durante miles de horas sin degradarse. Algunos medios rusos hablan ya de vidas útiles superiores a las 2.400 horas, algo así como el tiempo necesario para un viaje de ida y vuelta a Marte, aunque esos datos aún necesitan validación independiente.

Promesas enormes, dudas igual de grandes

Las incógnitas, de hecho, son tan grandes como las promesas. Integrar un motor de plasma de este tipo exige reactores nucleares espaciales robustos, blindajes contra radiación, sistemas de gestión térmica muy avanzados y una arquitectura de misión completamente distinta a la que usamos hoy. Queda por ver si el rendimiento del prototipo se puede escalar sin perder eficiencia, si la industria rusa puede producir estos motores en serie y, sobre todo, si la comunidad científica internacional avala las cifras que Rosatom está difundiendo: de momento, buena parte de la información procede de notas de prensa y medios afines, no de artículos revisados por pares.

Varios analistas recuerdan que propuestas similares de propulsión eléctrica avanzada —incluidos proyectos de NASA y ESA— llevan años en desarrollo y han tropezado una y otra vez con límites de materiales, energía y fiabilidad.

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