Ha sido una de las noticias del momento. Hace escasas horas, surgía un importante rumor proveniente de fuentes internas verificadas que hablaban de un movimiento estratégico a nivel empresarial por parte de Microsoft. Según estas filtraciones, los de Redmond estarían pensando en comprar al gigante del videojuego Electronic Arts para fortalecer su presencia en el medio. Pero, ¿tiene algún sentido esta hipotética decisión? El analista Michael Pachter cree que no. Y así lo ha argumentado en el medio Forbes.
EA y su posicionamiento de mercado
Mientras Microsoft refuerza su compra de tecnología para videojuegos, la adquisición en principio de EA no sería un problema a nivel económico. La empresa propietaria de Windows tiene 130.000 millones de dólares en efectivo y el valor de mercado de EA es de 35.000 millones de dólares, algo que hay que tener en cuenta en este tipo de absorciones tan grandes. Sin embargo, Pachter cree que no tendría sentido una compra así.
"El principal problema para Microsoft en esta hipotética compra de editoras, es que las editoras obtienen más beneficios en PlayStation que en Xbox", explica Pachter. "En el mejor de los casos, la compra de EA les permitiría obtener un 60% por ciento de beneficios en el mismo sector...
Pero metiéndole el lápiz, no parece una estrategia sostenible en términos financieros. Quizás hubiera tenido sentido en 2001, cuando la primera Xbox llegó al mercado, pero con estos precios en los que nos movemos... Es difícil de justificar" añade el analista.
"También hay que tener en cuenta que los contenidos que más beneficios generan en EA son aquellos que están licenciados, como aquellos que proceden de Disney y FIFA, y los ejecutivos no estarían nada contentos con que sus ventas se redujeran a la mitad", argumenta el analista. Sin embargo, no está del todo lo cierto en esta afirmación. Si bien los términos de este hipotético acuerdo son especulativos, por hacer una comparación en una situación similar, cabe destacar la compra de Mojang por parte de Microsoft no significó una retirada de licencias ni publicaciones de juegos como Minecraft y derivados en consolas de Sony o Nintendo, ya que se potenció la estrategia en base a contenidos exclusivos, limitados o temporales.
