La saga Pokémon lleva varias generaciones debatiendo consigo misma sobre el camino a seguir: continuar aprovechando la nostalgia que evoca la serie o innovar. Con Pokémon: Let's Go, Pikachu! / Let's Go, Eevee! el amor por los viejos tiempos se pone en bandeja al ser un remake de los primeros juegos. El cambio principal, por otra parte, tiene lugar en algo tan básico como la forma de capturar a los monstruos de bolsillo, emulando el del exitoso Pokémon Go. Y lo cierto es que tras probarlo durante más de dos horas nos ha parecido una experiencia divertida y tan lógica que parece una evolución natural de la serie, un spin-off que apunta a convertirse en una subsaga con continuidad en el futuro.
El miedo a los cambios es un mal difícil de superar, y el éxito de Pokémon Go le ha dado a Nintendo el impulso necesario y una sólida base para arriesgar. Y cuando una de las bases de los juegos consiste en atrapar a las distintas especies, renovar la fórmula provocó que nos asustásemos un poco cuando se anunció.
Nada más lejos de la realidad; ya desde la primera ruta en la que nos adentramos se siente como una mecánica más divertida de lo que podría parecer de primeras.
El Joy-Con lo usamos para apuntar y lanzar la Poké Ball. También está la opción de utilizar la Poké Ball Plus, un accesorio opcional que funciona de manera más eficiente en el apuntado, además de ayudar en la integración e incluir luces y sonidos de cada Pokémon al capturarlos. Ya se use un periférico u otro, el título se juega sólo con una mano, algo que resulta bastante cómodo y lo hace accesible. No ocurre lo mismo al utilizarse en modo portátil.
Para capturar un Pokémon debemos lanzar la Poké Ball en el momento justo, indicado por una circunferencia que va disminuyendo su tamaño, y hemos de acertar en la dirección, algo que se aprende con la práctica. Tras los lanzar algunos intentos de prueba se le va pillando el truco. Que el Pokémon pueda moverse dificulta algo las cosas. Esta mecánica aporta más variedad a un Kanto repleto de entrenadores con los que combatir de manera tradicional.
Una consecuencia de estos cambios es que, al no poder debilitar a Pokémon salvajes, nuestros compañeros no suban de nivel al enfrentarse a ellos. Por ello, como sucedía en las últimas entregas, las capturas nos premian con puntos de experiencia que van a parar a los seis Pokémon de nuestro equipo. El nivel de acierto al conseguirlas es un factor fundamental a la hora de entrenar a los Pokémon: si se lanza en el momento justo, la trayectoria, si es un registro nuevo para la Pokédex… o si se usan bayas que multiplican la experiencia. El uso de éstas al capturar es otra mecánica extraída del juego de móviles, con varias funciones dependiendo del ejemplar que usemos. Algunas sirven por ejemplo para evitar que el Pokémon que queramos capturar se mueva demasiado.
Otra de las grandes novedades que nos ha convencido es la aparición de los Pokémon salvajes de manera visible en el escenario. Adiós a los combates aleatorios y a las bandadas de Zubat inevitables. Ahora podemos regatearlos si tenemos la habilidad suficiente. Ellos, eso sí, pueden moverse, y en un momento dado correr directamente a por nosotros si nos tienen muchas ganas. Será entonces, o tras movernos hacia ellos, cuando haya oportunidad de capturarles. Al verlos en el escenario podemos comprobar si son más grandes o pequeños dependiendo de un brillo rojo o azul que les rodee, algo que afecta en algunos ataques. Otro brillo dorado indica son ‘variocolor’ o ‘shiny’. En nuestra partida tuvimos la suerte de encontrar un Kakuna en el Bosque Verde con estas características.
Usar el pasado como nostalgia
En el lado contrario a estos cambios y apostando a lo seguro está el regreso a la región original, la que incluía a los clásicos 151 Pokémon. Esta dualidad de renovación y pasado ya se vio con Sol y Luna y sus pruebas del recorrido insular, que sustituían a los tradicionales gimnasios. Algo que compensaba trayendo de vuelta Pokémon de la primera generación con forma de Alola.
En este remake de Pokémon Amarillo Kanto luce mejor que nunca y así lo hace también su banda sonora con los temas clásicos que a nosotros, jugadores de la saga desde sus orígenes, nos hacen tararear para acompañar la melodía. La historia, si bien depara alguna sorpresa, no cambia casi nada. Tras elegir el género y el diseño del personaje, el profesor Oak nos entrega el primer Pokémon (Pikachu o Eevee según la versión), y en breve ya estamos capturando y viajando para empezar a derrotar a los líderes de gimnasio, siendo Brock y Misty los primeros contendientes. Precisamente la líder del tipo agua era el límite al que nos dejaban llegar al probar el juego. Entre medias, batallamos contra entrenadores por el bosque Verde, las distintas rutas o el Monte Moon.
Al estar basado parcialmente en los eventos de la serie de televisión, allí está el Team Rocket con Jessie y James para causarnos problemas, o al menos intentarlo. El juego cambia respecto a los originales en su manera de presentarse, más acorde a los tiempos que corren, y no solo en el aspecto visual. El título original es sumamente frustrante a día de hoy por la lentitud de sus menús o lo incómodo que resulta transferir Pokémon y objetos al PC, muy limitado. Todo eso está obviamente arreglado, siendo un título sumamente sencillo de jugar, además de eliminar las Máquinas Ocultas y cambiarlas por movimientos especiales de Pikachu, que vuelve en su versión más surfera, o Eevee.
Unos cambios que agradecemos en un juego que resulta emotivo por el viaje al pasado que supone, al tiempo que deja poco espacio para sorprender. Siempre se sabe, con ciertos márgenes, qué pasará a continuación, y se pierde en gran parte el sentido de exploración que habría supone el lanzamiento de una nueva generación.
La vuelta a Pueblo Paleta, Ciudad Verde, Ciudad Celeste y compañía no podía ser más dulce, en el más amplio sentido de la palabra. El salto visual para recrear cada escenario es de los mayores de la saga y eso lo notamos en el preciosismo de sus entornos, el rediseño de los personajes, la interfaz e incluso en los gestos de los entrenadores al combatir y de los Pokémon entre la hierba salvaje. Claro que esa dulzura llega a ser algo empalagosa: el juego está diseñado para que lo jueguen niños de 12 años, como reconoce el propio director, Junichi Masuda. Quieren convertirles en nuevos aficionados a la saga y eso se deja notar en algunas decisiones como la paleta de colores.
La eterna lucha contra la dificultad
El talón de Aquiles de la saga, la dificultad, también se ve afectada. No nos pareció de base más complicado ni más sencillo que el juego original, pero algunas ayudas extra provocan que los primeros pasos de la aventura den menos problemas. Es algunos NPC que nos regalan objetos, el rival amistoso en el lugar del antagonista Blue, o que se limite la entrada a un gimnasio si no se cumplen ciertas condiciones que a la postre nos darán ventaja.
Let's Go, Pikachu! y Let's Go Eevee! supone un falso salto de las entregas principales a consola de sobremesa, dadas las características híbridas del sistema y que es un remake casi exacto en estructura, en contraposición al juego de octava generación programado para 2019, que incluiría de base más novedades. Esto es algo que no podemos evitar echar en falta al probarlo. La idea en este caso es, sobre todo, atraer a jugadores de Pokémon Go, además de repescar a los que nos enamoramos de los originales e intentar captar audiencias jóvenes.
Es disfrutable para todas las edades y uno de sus objetivos es que se juegue en el salón junto a familiares o amigos. Es por eso que incluye un modo cooperativo offine. Con éste activado un segundo jugador aparece en pantalla y puede moverse libremente. Algo fútil ya que no puede interactuar con el entorno.
Su verdadera utilidad llega en los combates, en los que un segundo Pokémon pelea de nuestro lado. Esto provoca que el juego se convierta prácticamente en un paseo. Y al tratarse de combates por turnos, nada más que nuestra propia moral impide usar otro Joy-Con para que un solo jugador controle en cada batalla a dos Pokémon.
Más entretenido nos resultó este modo a la hora de capturar, pudiendo ambos jugadores sincronizarse para ganar puntos de experiencia extra. Hay que destacar que el segundo personaje no procede de otra partida ni nada similar, y es solo un apoyo, siendo algo que creemos que se podría potenciar para que varios jugadores sacasen partido de ayudarse mutuamente.
Extras con carisma
Además de incluir mejoras de juegos posteriores como los combates dobles o el género de los Pokémon, esta entrega también añade o perfecciona otras de las mecánicas mostradas en los últimos títulos de la saga. Pikachu o Eevee nos acompañan viajando sobre nuestro hombro. Sumado a ello, podemos sacar a otro Pokémon que nos siga. O más bien que camine junto a nosotros, ya que en ocasiones irá delante e incluso se adelantará para avisarnos de que ha encontrado un objeto o algo que le ha llamado la atención.
Tenemos la opción incluso montar en varias clases de Pokémon y recorrer las rutas subidos en un Onix o a lomos de un Arcanine. También nos deja elegir peinado y ropa tanto del protagonista como de Pikachu o Eevee, con distintos modelos y conjuntos por obtener para vestir a juego.
Una característica ya habitual es poder jugar con los Pokémon cuando se está fuera del combate. Si queremos descansar un rato de las peleas, no hay más que entrar a través del menú para acariciar a Pikachu o Eevee o darles de comer algunas bayas. Así les tendremos contentos, algo útil para que reciban ciertas ventajas en combate como ataques especiales, que se ejecutan agitando el Joy-Con.
Entre otras novedades tenemos movimientos que se estrenan en la saga, objetos que dar a los Pokémon que no se conocían hasta ahora y otros ítems que intercambiar con personajes de toda la región. El juego no da la opción de equipar objetos a los Pokémon, ni existen las habilidades, algo que siempre da una capa de profundidad a los combates y que los jugadores de competitivo echarán de menos.
Ataque superefectivo a la nostalgia
Esta nueva entrega no lleva su nombre por nada. Como diría el personaje que en cada generación aparece en el pueblo de partida de los protagonistas: "la tecnología es increíble". Ahora permite conectar la partida con Pokémon Go con la del juego de Switch y transferir Pokémon de la región de Kanto. La aplicación móvil se actualizará próximamente para añadir esta funcionalidad. Esa es una de sus grandes bazas, su origen en Pokémon Go, y solo el tiempo permitirá valorar cómo funciona esta integración, ya que cuando nosotros lo jugamos todavía no se podía probar esta función.
Let's Go, Pikachu! y Let's Go Eevee! apuesta por ser un juego accesible, entretenido e incluso disfrutable en compañía. El cambio a la hora de capturar lo hemos sentido como algo intuitivo y con sentido, por mucho que chocara de primeras. Tras jugarlo unas horas, volver a las peleas aleatorias y al mismo sistema de combate tradicional tanto para entrenadores como para criaturas salvajes nos resulta algo más tedioso.
El juego cumple con lo que nos promete: no busca a un jugador hardcore de RPG, sino a alguien que quiera una experiencia tan sencilla como divertida. Alguien que pueda disfrutar de un regreso a la juventud o de conocer por primera vez, en mejor forma que nunca, a los Pokémon con los que empezó todo y que revolucionaron la historia de los videojuegos.
Hemos escrito estas impresiones tras probar el juego en las oficinas centrales de Nintendo Europa.