Paper Mario es una saga que, a pesar de lo mucho que ha experimentado con su propuesta jugable, rara vez nos ha decepcionado. Sí, hay entregas mejores y peores, y como las dos primeras ninguna, pero eso no quita que sean juegos divertidísimos, muy originales y con un encanto único, una serie de virtudes que han hecho que se convierta en una serie muy querida por los fans del icónico fontanero de Nintendo.
Gameplay comentado
Ahora la versión de papel de Mario se prepara para debutar en Switch con Paper Mario The Origami King, una nueva y prometedora aventura de la que ya hemos podido jugar sus primeras horas, tiempo que nos ha servido para confirmar que se trata de un auténtico juegazo que apunta a codearse con los mejores títulos del fantástico catálogo de la consola. ¿Queréis saber por qué nos está gustando tanto? No tenéis más que seguir leyendo.
El papel contra las dobleces del origami
Lo primero es lo primero: no, no estamos ante una vuelta a las raíces roleras de las primeras entregas de la saga, así que no esperéis un JRPG al estilo de La Puerta Milenaria, pues ni quiere ni pretende serlo.
A estas alturas de la película ya deberíamos tener todos asumido que la serie ha tomado un rumbo distinto del que le dio origen, pero como sabemos que no son pocos los jugadores que siguen anhelando algo así, hemos considerado conveniente aclarar esto desde el principio para que nadie se lleve a equívocos.
De este modo, emprenderemos una nueva aventura por un mundo hecho de papel y materiales caseros, esta vez para acabar con los malvados planes de conquista de Olly, el Rey Origami, quien quiere plegarlo y doblarlo todo a su voluntad para hacer de este universo algo a su imagen y semejanza, incluyendo, por supuesto, a sus habitantes. Evidentemente, la princesa Peach ha caído en sus redes y su mítico castillo ha sido apresado por unas gigantescas serpentinas que tendremos que destruir para acceder a su interior y hacer frente a este nuevo villano.
Como veis, todo esto no deja de ser una simple excusa para ponernos en marcha y que comencemos a vivir todo tipo de aventuras en las que conoceremos a entrañables y carismáticos personajes, viviremos todo tipo de disparatadas e increíbles situaciones y nos partiremos de risa con sus alocadas ocurrencias y sus desternillantes diálogos. Aquí lo que realmente importa es explorar, fijarnos en el entorno e interactuar con él, resolver ingeniosos y frecuentes puzles, superar minijuegos y, en definitiva, disfrutar de un gran viaje repleto de momentos únicos e irrepetibles.
Si hay algo que nos está gustando especialmente del juego es su capacidad para sorprendernos, algo que va a más a medida que avanzamos. No pasan ni cinco minutos sin que ocurra algo nuevo, se introduzca una nueva mecánica, nos planteen una situación diferente, se cambie la estructura de su desarrollo o aparezca un nuevo tipo de minijuego o rompecabezas. Lo mejor de todo es que esto siempre sucede de las formas más inesperadas que os podáis imaginar y tan pronto estaréis atravesando una mansión ninja llena de trampas que al instante siguiente participando en una obra de teatro con duelos clásicos de western y bailes de ballet.
Gracias a esto, nunca sabremos qué es lo que va a pasar a continuación, ya que el título no duda ni un instante en romper y alterar sus propias reglas según lo considere oportuno con tal de crear algo nuevo que consiga sorprendernos y pillarnos desprevenidos, consiguiendo que siempre queramos avanzar por el simple placer de descubrir qué es lo siguiente que nos espera. Se trata de un auténtico derroche de creatividad y buenas ideas que hace que la aventura sea una de las experiencias más variadas y sorprendentes que hemos jugado en los últimos años, dejándonos para el recuerdo montones de momentos memorables y haciendo que, hasta algo tan mundano como cruzar un simple puente, acabe por convertirse en toda una odisea.
Además, la exploración se ha mejorado muchísimo respecto a las últimas entregas, ya que se ha aumentado considerablemente el tamaño de los mapas y se han interconectado todas las zonas para crear un mundo cohesionado que prescinde del habitual mapamundi con selector de niveles, obligándonos a volver a recorrer zonas ya visitadas para llegar a otras nuevas cuando consigamos la habilidad o el objeto necesario para ello. Obviamente, hay puntos de viaje rápido que podremos desbloquear para llegar de un sitio a otro sin tener que darnos grandes pateadas, pero con todo esto lo que se consigue es potenciar la sensación de estar viviendo una gran aventura.
A que la exploración sea tan divertida también ayuda la búsqueda de los múltiples Toad que hay escondidos por todos los escenarios, algunos convertidos en figuras de origami y otros simplemente arrugados como bolas de papel, y os podemos asegurar que están muy bien ocultos. Algunos están más a la vista que otros, pero dar con ellos es algo que resulta enormemente entretenido, invitándonos a que interactuemos con todo lo que nos pueda resultar sospechoso y a que prestemos mucha atención a nuestro entorno, pues están por todas partes.
Un original y divertidísimo sistema de combate
Por supuesto, tampoco nos van a faltar batallas que librar, algo para lo que se ha diseñado un nuevo y original sistema de combate que nos está gustando bastante más de lo que esperábamos al combinar luchas por turnos con resolución de puzles. En estos enfrentamientos Mario se sitúa en el centro de un círculo, mientras que en sus anillos exteriores se colocarán los enemigos, quienes siempre aparecen en múltiplos de cuatro.
Al comienzo de nuestro turno los rivales se moverán por el escenario y se "desordenarán", momento en el que tendremos que "alinearlos" en un número de movimientos determinado y antes de que se agote el poco tiempo que nos dan. Para resolver el puzle tendremos que alinearlos de cuatro en cuatro, ya sea formando una fila o en una posición de 2x2 casillas pegadas al centro, algo que deberemos hacer girando los anillos y moviendo las filas de casillas.
Si conseguimos alinearlos a todos ganaremos un aumento en nuestro poder de ataque y nos aseguraremos de poder acertar a todos los rivales del escenario en un único turno, pues siempre dispondremos de una acción por cada grupo de 4 enemigos que haya en el terreno de combate. Es decir, si hay 8 rivales podremos atacar dos veces en un mismo turno, mientras que si hay 12 dispondremos de tres acciones. Lo de alinear rivales tampoco es algo que haremos por gusto, ya que nuestros dos movimientos de ataque, el salto y el martillo, solo pueden atacar en fila en el primer caso y en un radio de 2x2 casillas en el segundo.
Para darle algo más de vida a todo esto podremos equiparnos con tres armas de tipo salto y con tres de tipo martillo, gracias a las cuales podremos realizar golpes más poderosos y ganar habilidades como la posibilidad de saltar sobre enemigos cubiertos con pinchos sin hacernos daño. Sin embargo, estas armas tienen usos limitados y nos tocará renovarlas con cierta frecuencia si no queremos acabar tirando de los ataques básicos. Evidentemente, también podremos utilizar objetos consumibles de todo tipo, ya sea para atacar, curarnos o desencadenar acciones especiales.
Así explicado quizá pueda parecer un poco lioso, pero os aseguramos que a los mandos se entiende todo a la primera y resulta extremadamente intuitivo. Como podréis suponer, este planteamiento en los enfrentamientos nos obliga a pensar muchísimo y a darle constantemente al coco para conseguir alinear a nuestros adversarios, evitando que caigan en la repetición y en la monotonía y resultando siempre estimulantes, al menos por lo que llevamos jugado.
Al principio todas las batallas son muy simples y alinear a las figuras de origami no da problemas, pero poco a poco y a medida que vamos avanzando los "rompecabezas" de los combates se van complicando más y más, haciendo de ellos algo muy estimulante y divertido que evitará que nos relajemos.
Todo un ejemplo de cómo hacer grandes jefazos
Pero ojo, ya que los combates cambian por completo cuando llega la hora de hacer frente a los jefazos, unos enfrentamientos en los que nosotros empezaremos fuera del círculo y el enemigo en el centro, obligándonos a mover las filas y anillos para crear un camino que nos permita llegar hasta el rival y pasar al ataque. Para ello, deberemos hacer que Mario pase por diversas flechas que le marquen la senda a seguir, aunque también existen diversos tipos de casillas que nos pueden recompensar de diferentes maneras, como duplicando nuestro daño o dándonos una acción extra en nuestro turno, así como interruptores que activan unas poderosas técnicas especiales que, en la mayoría de ocasiones, son imprescindibles para resolver estos duelos, aunque deberemos averiguar cuándo utilizarlas.
Si os somos sinceros, los pocos jefes que llevamos nos están maravillando hasta el punto de parecernos los mejores que hemos visto nunca en la saga. ¿El motivo? Son brutalmente originales y capaces de hacernos todo tipo de perrerías para ponernos las cosas difíciles. Tan pronto nos eliminarán casillas del escenario que plantarán trampas por el escenario que recurrirán a tácticas muy arteras para aumentar el daño que nos hacen.
Son unas batallas variadísimas y con varias fases que siempre consiguen sorprendernos, obligándonos a estrujarnos la cabeza para evitar sus ataques más letales. Además, todos ellos tienen una serie de debilidades (las cuales van cambiando a lo largo del enfrentamiento) que deberemos aprender a explotar, y ya os vamos avisando que no dudan ni un momento a la hora de romper las reglas del juego para ponernos contra las cuerdas con todo tipo de inesperadas artimañas. Lo dicho, una auténtica pasada y todo un ejemplo de cómo hacer jefes memorables para un videojuego.
Monedas y confeti
Otra cuestión que conviene abordar es la del sistema de progresión del juego. Tal y como os comentamos antes, el título dista mucho de ser un JRPG, por lo que no esperéis un sistema de experiencia y subidas de nivel tradicional, ya que no existe. Aquí combatir nos servirá para obtener monedas y confeti. Las primeras nos permitirán comprar todo tipo de cosas, solicitar la ayuda de los Toad en combate, aumentar el tiempo que tenemos para alinear enemigos en un turno y reponer nuestra reserva de armas, mientras que el confeti será necesario para tapar y reparar los agujeros que encontraremos por el escenario, algo necesario para acceder a muchos lugares que de otro modo estarían inaccesibles.
Por lo que llevamos jugado, combatir parece mucho más útil que en Sticker Star y en Color Splash, aunque todavía es pronto para emitir un juicio definitivo sobre esto. Lo mejor que podemos decir al respecto es que, de momento, no nos está importando pararnos a luchar, algo de lo que también tiene mucha culpa su magnífico sistema de combate.
Más decepcionantes nos están resultando los accesorios, unos objetos que podremos equiparnos para ganar algunas ventajas, aunque hay tan pocos y son tan básicos que no estamos viendo que aporten un mínimo de personalización o variedad a la hora de preparar a nuestro héroe para la batalla. A pesar de todo lo dicho, no os penséis que no hay forma de mejorar a Mario, ya que existen unos ítems ocultos por los escenarios que, si los encontramos, aumentarán de forma permanente nuestra vida máxima y, en consecuencia, nuestro poder de ataque.
Un mundo precioso
A nivel gráfico tampoco se queda atrás gracias a un apartado audiovisual y artístico simplemente sobresaliente y con una personalidad arrolladora. Se trata de uno de los juegos más bonitos de la consola, con un uso magistral de efectos, colores e iluminación que consigue hacer de su mundo algo que merece la pena explorar. Además, es mucho más atrevido que otras entregas de la saga al usar ciertas temáticas para sus mundos nada habituales en los juegos del fontanero. Aquí también conviene destacar lo bien que se ve y rinde tanto en portátil como en sobremesa, una buena noticia, sin duda.
Finalmente, nos vemos obligados a deshacernos en elogios hacia su banda sonora, una auténtica delicia que juguetea con montones de estilos diferentes y que siempre se adapta como un guante a todo lo que pasa en pantalla, realzando cada situación, cada chiste y cada batalla de forma única. Para que os hagáis una idea de lo mucho que se ha cuidado este apartado, basta decir que cada zona que visitamos tiene su propio tema de combate o revisión del principal, manteniendo de este modo la coherencia con el ambiente de los lugares que exploramos.
Una aventura que apunta a lo más alto
Como veis, Paper Mario and the Origami King no nos podría estar gustando más. Se trata de un juego que consigue sorprender a cada paso que damos con todo un derroche de originalidad, creatividad y buenas ideas, dando como resultado una gran y divertidísima aventura que no para de ir a más. Tenemos muchas ganas de seguir jugando para comprobar si realmente es capaz de mantener este nivel tan alto durante todo el título, pero si hay algo que os podemos confirmar es que la versión de papel de nuestro fontanero favorito vuelve completamente renovada y con muchísima fuerza. ¿Conseguirá codearse con las mejores entregas de la saga y con lo mejor del catálogo de Switch? Muy pronto lo sabremos.
Hemos realizado este artículo gracias a un código de descarga que Nintendo nos ha facilitado.