El próximo 9 de diciembre, Square Enix lanzará en exclusiva para Nintendo Switch otro spin-off de la saga de JRPG más longeva. Dragon Quest Treasures pondrá a los jugadores en la piel de dos personajes que serán de sobra conocidos por quienes jugaron a Dragon Quest XI: Echoes of an Elusive Age: Erik y su hermana Mia en su tierna infancia. La aventura nos llevará a conseguir tesoros por el mundo de Draconia y a reclutar monstruos que nos ayuden en ese objetivo y a desplazarnos por los entornos. Si bien la idea nos sigue pareciendo interesante, tras jugar durante unos 20 minutos desde el principio de la aventura, las mecánicas nos han parecido más rígidas de la cuenta y la historia con un ritmo demasiado pausado. A continuación os explicamos por qué.
Del barco vikingo a las islas flotantes de Draconia
La trama de Dragon Quest Treasures comienza con unos pequeños Erik y Mia escabulléndose, de nuevo, del barco vikingo en el que viven como sirvientes. Mientras ellos hacen las labores necesarias para mantener el navío, sus gigantescos captores exploran el mundo mientras llenan la bodega de tesoros. Esta vez, mientras los demás celebran, van a dar por fin con un jugoso tesoro que demuestre su valía y que les permita escapar de su situación.
No tardan en dar con dos criaturas atrapadas por sus mismos captores: el cerdo alado Porcus y la gata voladora Purrsula. Tras rescatarlos, los extraños animales los guían hasta una isla cercana donde los hermanos encuentran unas dagas misteriosas, y por algún motivo, las criaturas se sorprenden cuando logran separarlas del suelo. Erik y Mia pueden ser los elegidos, y sin previo aviso, los transportan a un mundo formado por islas voladoras: Draconia.
Así arranca una aventura que nos llevará en busca de tesoros cada vez más grandes a lo largo de ese extraño mundo en la que alternamos el control entre los dos hermanos por motivos narrativos, donde resolvemos puzles de entorno muy sencillos, donde conoceremos a bandas de piratas voladores que intentarán arrebatarnos el botín, donde se unirán al grupo monstruos de distintas especies procedentes de las numerosas entregas de la saga Dragon Quest, y donde habrá algún que otro personaje misterioso que nos guiará hacia nuestro destino. De hecho, en los primeros compases de la aventura nos introducen personajes constantemente, y todos ellos tienen algo que decir. Esto es una de las cosas que más nos han escamado del título desarrollado por Tose. Durante el rato que hemos jugado el ritmo era lentísimo, con secuencias de diálogos carentes de interés que entorpecen la partida. Ojalá se trate de un caso similar al de Leyendas Pokémon Arceus, que al principio te agarra de la mano y no para de dar de la chapa, pero una vez te suelta su original experiencia de juego se ve pocas veces interrumpida.
Buscando tesoros a ojo (de monstruo)
Cuando Mia despierta en Draconia, se ve en una prisión rodeada de monstruos durmientes. En su ayuda acude un limo rosa que, comunicándose a través de bocadillos con emoticonos, nos da a entender que busca un tesoro. En pantalla aparece una imagen de la zona en la que se encuentra, una fotografía que podremos ampliar en cualquier momento para observar con más detalle los elementos clave de los alrededores. Una vez explorado el escenario e identificada el área, no hizo falta más que acercarnos para que del suelo surgieran destellos y un botón contextual para excavar el premio.
Así se nos introducía a la que aparentemente es la mecánica principal de Dragon Quest Treasures, y que a juzgar por esta demo, es más simple de lo que nos temíamos. En principio, al incorporar nuevos monstruos al equipo, se mostrarán varias perspectivas de la posición del tesoro; las fotografías también reflejarán la visión de esas criaturas: si llevan un casco o una capucha, la imagen tendrá las zonas oscuras correspondientes. Por lo tanto, sobre el papel, habrá que conformar el equipo que nos acompañe en cada momento con monstruos variados capaces de mostrarnos visiones complementarias de la ubicación del tesoro. Sin embargo, esto no lo pudimos probar en la demo, aunque en ella sí se unieron al grupo varias criaturas más que nos echaron una mano tanto en la exploración como en los combates.
A lo largo de Draconia nos encontraremos con distancias insalvables a pie, con muros, zonas repletas de fuego, etc. Si bien nuestros protagonistas pueden agacharse para entrar por sitios estrechos, son capaces de poco más. Ahí es donde entran en acción los monstruos: los habrá que nos permitirán correr sobre su lomo, lo que nos llevarán volando por encima de zonas volcánicas, y como ocurrió en nuestra partida, los que nos ayudarán a subir por muros - en este caso, saltando sobre un gran limo y rebotando hacia las alturas. De nuevo, un sistema interesante que puede destacar más o menos dependiendo de lo constreñido que esté por la narrativa, es decir, de cuán libre sea el reclutamiento de monstruos.
El combate también es simple. Tanto que en estos enfrentamientos en tiempo real, las criaturas atacan a los adversarios por ellas mismas e incluso ejecutan sus ataques especiales (cuando se rellena una barra atacando) automáticamente. Nuestra aportación a las disputas está en los ataques cuerpo a cuerpo, en tener que esquivar los golpes de los adversarios, y en el tirachinas. Con este arma tendremos distintos tipos de proyectiles, aunque en la demo solo había dos: uno para hacer daño a los enemigos y otro para curar a nuestras criaturas. Así, los combates que vimos, incluso uno contra un jefe final, no tenían mucha enjundia, aunque quizá más adelante se pongan a nuestra disposición más tipos de proyectiles y haya que pensar en la composición de equipo.
La segunda línea de Square Enix
En cuanto a lo técnico, Dragon Quest Treasures es un juego bonito, especialmente al jugar en modo portátil, donde se aprecian menos las asperezas de la imagen (los bordes demasiado gruesos de los modelados cel shading, las sombras poco definidas y la baja calidad de muchas texturas), pero también se nota que es un juego de segunda línea de Square Enix, y que no se han puesto aquí todos los recursos que se podría. Así, nos encontramos salas repletas de personajes idénticos, de mazmorras sin apenas decoración y con distancias de dibujado paupérrimas. Pero a la vez, el diseño de personajes principales y secundarios es más que correcto y a veces hasta original, las panorámicas del mundo que se muestran en algunas cinemáticas muestran un entorno precioso, y la música, como es habitual en la serie, tiene composiciones destacables. Una pena que lo artístico no vaya de la mano con lo técnico.
Dragon Quest Treasures es, como la mayoría de los spin-off de la saga, un juego de segunda línea de Square Enix, pero su propuesta de juego y sus ideas son interesantes, aunque habrá que esperar a ver cómo están ejecutadas. Esta demo, desde luego, no nos ha resuelto las dudas. Más bien al contrario, pues el lento ritmo del principio de la partida y la estrechez con la que se presentan las mecánicas dibujan un juego simple que, además, nos lleva de la mano y da la turra más de la cuenta con diálogos sin importancia. Pero como decíamos, quizá esto sea así por su público objetivo (los más pequeños de la casa) y por ser el comienzo de una aventura que, si más adelante nos suelta el brazo y nos deja libertad a la hora de buscar tesoros y formar equipo con monstruos, puede ser más que entretenida. Lo descubriremos el próximo 9 de diciembre.
Hemos realizado estas impresiones tras probarlo en el Square Enix Plays 2022, donde hemos acudido invitados por Plaion.
