Seguramente, cuando empezaron a trabajar en Demon's Souls, lo último que se podía esperar FromSoftware es que estuvieran sentando las bases de lo que se convertiría en un nuevo –y exitoso– subgénero de la acción. La fórmula, cada vez más exprimida, parece tener bastante margen para la exploración y la experimentación, y Sekiro: Shadows Die Twice es el nuevo y perfecto ejemplo de ello.
Gameplay comentado
El nuevo significado de la muerte
Sekiro: Shadows Die Twice es un juego de acción y exploración en tercera persona cuya principal seña de identidad es, como os podéis imaginar, la dificultad del combate. A diferencia de los mundos fantásticos de la saga Souls, esta nueva aventura nos lleva al periodo Sengoku en Japón y, aunque sobra decir que hay muchísima fantasía en este título, tiene una base más realista a la hora de representar la arquitectura, los entornos, el estilo de combate y demás.
El sistema de combate combina la katana con nuestro brazo mecánico, que tiene varias variantes para asistirnos en el combate, como petardos para cegar a los enemigos o un paraguas metálico para usar como escudo. Es muy importante jugar con la postura, con el ataque y la defensa, así como bloquear y esquivar ataques. Pero lo más importante es, probablemente, dominar el parry, ese bloqueo en el momento justo que dejará al rival vendido para que comencemos nuestra serie de ataques.
Esto es particularmente interesante, porque cada enemigo –y nosotros– tiene una especie de barra de ejecución que tenemos que llenar a base de golpes para poder lanzar un golpe letal, y si dejamos de atacar se vacía la barra. Unido a que no tenemos límite de resistencia y podemos atacar tantas veces como queramos, propia enfrentamientos mucho más rápidos e intensos. Pero no os equivoquéis: los combates requieren mucha estrategia.
Los enemigos tienen unos ataques diseñados con muchísimo acierto, que nos obligan a aprendernos sus patrones para poder esquivar y bloquear con acierto. Además, se introduce el componente de la infiltración, que funciona genial. Sekiro: Shadows Die Twice no es un juego de infiltración, ni mucho menos, pero es una herramienta que nos dará ventaja en muchos combates.
Es fácil encontrarnos con grupos numerosos de enemigos o incluso varios grupos de enemigos en una misma área, y la infiltración puede ser utilísima para irlos eliminando poco a poco. Os avisamos ya de que, como os coja un grupito de enemigos, es mejor salir por patas. Aquí entra el juego también el gancho, utilísimo para navegar por el escenario, pero también para escapar de situaciones complicadas.
Si no escapamos a tiempo, es posible que encontremos la muerte. Aunque en Sekiro: Shadows Die Twice, la muerte no es necesariamente el final. Generalmente, tenemos una oportunidad para resucitar y continuar justo donde lo dejamos. Esto también tiene su punto estratégico, ya que podemos esperar al momento adecuado para resucitar y dejar que un enemigo se vaya o nos dé la espalda para devolverles el ataque por sorpresa.
Si decidimos morir o ya no nos quedan opciones para resucitar, perdemos permanentemente la mitad de la experiencia acumulada. Cabe la opción de que los dioses se apiaden de nosotros y no nos castiguen, algo representado como un porcentaje que podemos ir aumentando. Como veis, ahora tenemos una jugabilidad más ágil que nos permite huir de la muerte con más facilidad, pero cuando nos coge… nos coge bien. Morir es más duro que nunca, y tendremos que tener muchísimo cuidado a la hora de enfrentarnos a los enemigos. Una retirada a tiempo es una gran victoria.
Nuevas herramientas para explorar
El gancho cambia por completo cómo nos movemos en Sekiro: Shadows Die Twice. Los escenarios, obviamente, han adaptado su diseño de acuerdo a este dispositivo y cuentan con multitud de alturas e incluso pequeñas zonas ocultas de difícil acceso. Ahora es posible otear el horizonte desde un punto elevado y localizar a los enemigos para trazar nuestra estrategia con antelación.
Los escenarios son zonas mucho más amplias, y, aunque obviamente no podemos asegurarlo todavía, parece que todas estas áreas están conectadas de manera más orgánica entre sí. Ahora una de las claves es averiguar hacia dónde ir, y utilizando el sigilo podemos espiar a los enemigos para que nos den pistas sobre ubicaciones claves del entorno. También encontraremos otros personajes que nos indicarán zonas relevantes.
Una de las claves será encontrar objetos para mejorar nuestro equipo, nuestro brazo y nuestras armas. A través de unas esculturas que vamos activando como si de hogueras se tratasen, podemos viajar rápidamente por el mapa y volver al Templo desolado, una especie de base en la que se encuentran varios personajes que nos ayudarán.
Allí, nos aguarda un extraño hombre que fabricó nuestro brazo mecánico y que nos ayudará a mejorarlo, una médica que nos echará una mano con los objetos de salud, y un samurái inmortal que nos ayudará con las técnicas de combate. Y gracias a su inmortalidad, también nos ayudará a probar nuestras armas en él… Total, no se va a morir.
Nos ha gustado muchísimo cómo se gestiona el tema de la navegación por el escenario, y cómo este pequeño cambio se traduce en sensaciones completamente nuevas en prácticamente todos los aspectos de la experiencia. Por otra parte, nos hemos quedado con las ganas de profundizar un poco más en el sistema de mejoras y de progresión, pero por lo que hemos visto, parece haber una buena cantidad de opciones para desbloquear.
Aparte, queremos comentar que, en lo técnico, nos ha dejado muy satisfechos. Hemos jugado en PlayStation 4 Pro a 1080p y el juego parece aguantar las 60 imágenes por segundo bastante bien. Sí, hay alguna que otra caída, pero teniendo en cuenta el tamaño de los escenarios y que, gráficamente, no está nada mal, nos parece un rendimiento más que razonable. Además, artísticamente es una pasada, y tiene detalles geniales, animaciones muy cuidadas y diseños muy elaborados.
FromSoftware vuelve a demostrar su talento
Este nuevo contacto con Sekiro: Shadows Die Twice nos ha dejado muy satisfechos. De hecho, nos ha dejado con ganas de más, lo cual siempre es una buena señal. Es una aventura con toda la esencia de FromSoftware y la saga Souls, pero a la vez muy, muy diferente, y capaz de atraer a nuevos públicos. Consigue que temamos a la muerte todavía más que de normal, pero a la vez nos da más herramientas para evitarla… al menos hasta que llegue el momento de la verdad.
Quedan tan sólo unos días para que podamos disfrutar de este prometedor título tranquilamente, y muchísimo se tendrían que torcer las cosas para que este juego no esté a la altura de lo esperado. Si no lo tenéis ya marcado en vuestros calendarios, es hora de poner una marca alrededor del 22 de marzo.
Hemos realizado estas impresiones tras jugar en PS4 Pro en un evento en Londres al que fuimos invitados por Activision.