A finales de 1999 y principios de los 2000 Square Enix era uno de los estudios más productivos y mejor valorados por crítica y jugadores. En apenas dos años nacieron títulos originales como Vagrant Story, Front Mission y Kingdom Hearts, se crearon secuelas esperadas –Chrono Cross, Parasite Eve II- y la fábrica de Final Fantasy –un completo fenómeno en esos años- estaba funcionando a plena máquina: Final Fantasy IX, Final Fantasy X, Final Fantasy XI y una película generada por ordenador. Uno podría pensar que tanto lanzamiento estaba deteriorando la imagen de la compañía, pero todo lo contrario, aún con algún pequeño patinazo –The Bouncer- Square Soft era el modelo a seguir en cuanto a transición entre generaciones: gran despedida de PSOne y prometedor debut en PlayStation 2.
Entre los títulos más apetecibles para saltar de plataforma a los 128 bits de Sony podríamos citar Metal Gear Solid 2, Devil May Cry y Final Fantasy X. Este último era junto al juego de Kojima el mejor emblema de PS2: una marca reconocible, empezaba a destapar la potencia de la consola, llevaba la fantasía hasta entonces muda y de fondos estáticos a los mundos poligonales con cinemáticas que por aquel entonces parecían casi vídeos, vídeos que parecían películas, una historia con personajes carismáticos, estupenda banda sonora y la sensación "esto no lo podría ver en 32/64 bits" que te vendía la máquina con un simple vistazo.
No vamos a decir que Final Fantasy X fuese perfecto porque no lo fue, y en parte guarda algunos de los problemas que posteriormente han sido muy criticados a Final Fantasy XIII –extrema linealidad-, pero ocultó estos defectos lo suficientemente bien con sus virtudes técnicas y jugables como para que nos fijásemos más en la caza de monstruos, los secretos por conseguir las mejores armas, el ágil sistema de combate, la relación entre Tidus y Yuna, o ese completo minijuego de estrategia que era el Blitzball. ¿Qué podemos decir? Está considerado como uno de los últimos clásicos modernos de la compañía, muchas veces por encima del polémico Final Fantasy XII, querido y odiado a partes iguales.
Con la tendencia a remasterizar juegos de 128 bits sólo era cuestión de tiempo que se anunciase la salida de Final Fantasy X HD y su secuela, X-2. De hecho nos extraña que no se haya incluido Final Fantasy XII para completar la trilogía de Final Fantasy de PS2 –excluyendo el online Final Fantasy XI por sus características especiales-, aunque aún guardamos la convicción de verlo próximamente. Lo bueno de esta adaptación es que Square Enix se ha acordado de PS Vita, y si los Kingdom Hearts HD han quedado exclusivamente en PlayStation 3 ahora podremos seguir las andanzas en Spira en la pantalla pequeña. La principal mejora gráfica, la resolución, no será tan impactante –será mejor que en PS2, en cualquier caso-, pero en cambio la portabilidad es un extra que nos parece casi más valioso. A fin de cuentas, nadie espera sorprenderse por los gráficos remasterizados a estas alturas.
El núcleo de Final Fantasy X | X-2 HD Remaster son los dos episodios que conocimos hace más de una década. Nostalgia para unos y descubrimiento para otros de una historia que sigue los pasos de Tidus, un jugador de Blitzball en Zanarkand que ve cómo su ciudad es devastada por una misteriosa criatura. Sin mucho tiempo de reacción, él y un hombre desconocido –Auron- que parece saber qué está sucediendo son transportados a Spira, un mundo menos avanzado tecnológicamente, poblado por diferentes razas, religiones, mitos y una amenaza sobrenatural que se convertirá en una obsesión para el equipo que se formará en torno a Yuna, una invocadora que tiene como destino luchar contra Sin gracias al Eon definitivo. Un viaje por diferentes localizaciones que en esta ocasión se inspiran más en Asia –y concretamente, Japón- que en Europa. El argumento guarda unos cuantos giros sorpresa que transformarán el tono alegre y de compañerismo de buena parte del recorrido en algo más dramático. Final Fantasy X-2 transcurre pocos meses después de X, por lo que evitaremos mencionar su sinopsis.
En cuanto a la jugabilidad, Final Fantasy X dio grandes pasos para acelerar el ritmo de batalla de la serie con la incorporación de una línea temporal que mostraba el orden de los turnos según la importancia de las acciones. En pantalla utilizamos a tres personajes simultáneamente, con la opción de cambiar por uno de los miembros en reserva en cualquier momento. Otra novedad era el funcionamiento de los Eones, que en lugar de aparecer, realizar su ataque y marcharse, ahora sustituían al equipo y pasaban a ser controlables, con ataques y magias; cuando la barra del ataque poderoso se recarga, puede ejecutar una técnica devastadora, y seguir en batalla hasta que ésta termina, es derrotado o Yuna da el paso a los personajes. Este Final Fantasy es un juego con clases fijas, lo que quiere decir que cada personaje está orientado a un tipo de técnicas: magias blancas, ataques físicos, magias negras, apoyo, aprendizaje de magias enemigas o equilibrado para la mayoría de situaciones. A medida que se avanza en el tablero de esferas los protagonistas podían llegar a entrar en el recorrido de sus compañeros y ampliar así su repertorio, exceptuando las invocaciones, exclusivas de Yuna. Final Fantasy X fue un juego muy influyente en el género, una gran cantidad de juegos de rol japoneses utilizaron –y siguen utilizando- ideas puestas en marcha por primera vez aquí.
Final Fantasy X-2 trajo consigo varias novedades, como recuperar el sistema de clases gracias a las vestisferas, que permitían dar variedad de habilidades en combate pese a que sólo controlamos a Yuna, Rikku y Paine; lo que cambia es su apariencia y técnicas, en lugar de cambiar personajes. Este sistema es similar al que se ha usado en Lightning Returns Final Fantasy XIII. A diferencia de Final Fantasy X –y la mayoría de Final Fantasy-, desde muy pronto podemos visitar casi todas las localizaciones del mapa mediante la nave voladora, rompiendo un poco la linealidad que su antecesor había impuesto por el avance continuo. Tiene dos características poco comunes para la saga: varios finales y la opción de mantener los objetos, porcentaje de historia y vestisferas encontradas al inicio de una segunda partida.
Está claro que muchos posibles compradores de Final Fantasy X | X-2 HD Remaster ya cuentan con al menos uno de los dos. ¿Qué hay de nuevo? Para empezar por la destacada en el título, más resolución, una paleta de colores ampliada y efectos mejorados en iluminación. Para que estas ventajas no destaquen a su vez los defectos técnicos del original suele ser necesario modificar el material gráfico mínimamente, y eso es lo que ha hecho el estudio, que ya tiene la experiencia de Kingdom Hearts 1.5 HD ReMIX –una buena conversión-. Las texturas se han revisado para que sean más nítidas y los modelados de algunos objetos del escenario se han cambiado por otros más complejos, en especial los que atañen a los protagonistas, más redondeados. Final Fantasy X y X-2 utilizaban tres modelos de diferente poligonaje según exploración, batallas y cinemáticas, que ahora en la remasterización están actualizados por un rediseño más complejo. Final Fantasy X será el más beneficiado de estos cambios, aunque X-2 también tiene sus mejoras.
La subida de resolución también afecta a las secuencias de vídeo y fondos prerrenderizados –sólo hay un puñado sin importancia-, aunque se ha hecho con las habituales técnicas de escalado; dicho de otra forma, no se han recreado a más resolución, probablemente por pérdida del material como ya sucediese con Kingdom Hearts. En cambio la interfaz ha sido rehecha para aprovechar mejor las dimensiones de las pantallas sin perder su simplicidad característica, alejada de los marcadores animados y excesivamente llamativos de la trilogía XIII.
De manera similar a la remasterización de Kingdom Hearts, en Europa podremos disfrutar de una adaptación a la altura, olvidando por fin la que se hizo en territorios PAL para PS2, que no sólo carecía de modo 60Hz, sino que además nos regaló unas generosas bandas de efecto panorámico. HD Remaster llega con la imprescindible proporción 16:9 y unas 60 canciones retocadas para mejorar la calidad de sonido, reduciendo el número de efectos MIDI por grabaciones más naturales. Estos cambios en la banda sonora han sido realizados por Masashi Hamauzu, que trabajó junto a Uematsu en el original, lo que garantiza que se haya respetado las composiciones; esto no impide que un puñado de temas que pueden sonar más o menos diferentes.
En cuanto a contenido también encontraremos algunas sorpresas, pues se han incluido las versiones International. En el caso de Final Fantasy X para Europa no habrá cambios porque ya las disfrutamos en su momento: los Eones oscuros, unos jefes opcionales que son versiones de los Eones muy difíciles de derrotar y un tablero de esferas avanzado. Final Fantasy X-2 fue reeditado en Japón bajo el nombre International+Last Mission, que sí fue exclusivo del país nipón, e incluye cambios en gráficos, velocidad, diálogos, dos nuevas vestisferas, un creador de criaturas, más de 150 personajes para usar en combate o Last Mission, una nueva misión tras el final del juego que presenta una torre con 80 pisos en la que encontramos jefes y pistas de lo sucedido a personajes que encontramos en la historia.
"Escuchad mi historia. Puede que sea nuestra última oportunidad"
No podemos negar que las remasterizaciones abundan mucho en los últimos años, y no siempre están justificadas o se hacen de una manera deficiente. Pero Final Fantasy X –en especial- y Final Fantasy X-2 están en el recuerdo de los jugadores por méritos propios, y nunca viene mal recordar los acontecimientos, jefes y lugares del mágico mundo de Spira, más cuando por primera vez podamos jugarlos en nuestra palma de la mano y a la versión definitiva de X-2. En nuestro próximo análisis hablaremos con más atención de las mejoras técnicas.
Final Fantasy X | X-2 HD Remaster estará disponible el 21 de marzo, tanto en descarga como en versión física. En el caso del disco de PlayStation 3 incluye los dos juegos, mientras que los usuarios de PS Vita que se decanten por la versión en caja tendrán la tarjeta con Final Fantasy X y un código de descarga de X-2. La gran cantidad de secuencias y voces parece haber excedido los límites de tamaño de este soporte para la portátil.