En el año 2014 llegó a la plataforma de acceso anticipado de Steam un videojuego llamado The Forest, uno de los primeros títulos que se publicaron en early access y que tuvieron verdadero éxito lanzándose de forma oficial cuatro años más tarde para ofrecer a los jugadores un título de supervivencia con toques interesantes en las mecánicas de construcción, una narrativa absorbente (algo que no solían tener este tipo de títulos) y toques de terror gracias a una atmósfera muy conseguida y a unos gráficos de lo más exigentes para la época.
La semana pasada el mismo estudio, Endnight Games Ltd, lanzó también en la plataforma de acceso anticipado de la tienda digital de Valve su nueva obra, Sons of the Forest, una secuela directa de ese primer título que llega con una idea similar a la de la primera entrega, algunas mecánicas que evolucionan y que tienen muy buena pinta, un mundo abierto que vuelve a ser muy vistoso a nivel técnico y también bastantes cosas que mejorar antes de su lanzamiento definitivo.
Sobreviviendo en una misteriosa isla que encierra muchos misterios
Sons of the Forest comienza con la premisa de que debemos de encontrar a un millonario perdido en una isla remota, llegando a ella con un accidente de helicóptero (The Forest comenzaba con un accidente de avión) y teniendo que empezar desde el momento del desgraciado suceso a sobrevivir, descubrir los misterios de la isla y liquidar a una tribu de caníbales que habitan el lugar para salir con vida de este peligroso periplo.
Para hacerlo contamos con la ayuda de Kelvin, un personaje que se ha convertido en una de las sorpresas de 2023, un compañero que rescatamos tras el accidente y que nos ayuda en nuestro periplo sobre todo si jugamos en solitario, siguiéndonos a todos lados sin importar las condiciones climatológicas, pudiendo realizar construcciones sencillas como una hoguera o una pequeña tienda de campaña, recoger bayas, llevar materiales a donde le indiquemos lo que agilizará por ejemplo la construcción de los edificios más complejos… y también provocando un montón de situaciones esperpénticas debido a una IA insuficiente que debe mejorar pero que ha resultado ser graciosísima y que, junto a las carismáticas expresiones de Kelvin, le han convertido en un personaje de lo más especial que se ha ganado la simpatía de los jugadores.
Las mecánicas de construcción vuelven a tener un pequeño giro para que sean más interactivas para el jugador y tenemos que hacer algunas acciones extra más allá de recoger los materiales y seleccionar dónde construir la casa, refugio, torre o lo que sea que queramos hacer, volviendo a contar con la ayuda de ese manual de supervivencia que ya teníamos en la primera entrega y de una especie de gran mochila que nos sirve como mesa de trabajo para crear herramientas, armas, armaduras u otros elementos útiles para avanzar en esta aventura.
De todas formas, puede que sea porque ya sabíamos lo que realmente era The Forest, estas mecánicas de supervivencia son bastante secundarias y por ejemplo construir grandes edificios o fortalezas no es necesario para completar la aventura en el estado actual y simplemente es una mecánica extra o un pretexto para establecer una sencilla base antes de ponernos a explorar la isla, buscando a nuestros compañeros de misión, encontrándonos con un montón de secretos y zonas ocultas en ese mundo abierto y también abriéndonos camino para localizar diversos elementos que nos terminan dando acceso a la parte secreta de la isla (no vamos a decir lo que es para no estropear a nadie la sorpresa aunque probablemente la mayoría sabéis a lo que nos referimos) para completar la verdadera aventura.
Un juego que está lejos de llegar a su versión final
Las horas que llevamos jugadas de Sons of the Forest nos han gustado mucho, algo que tampoco nos extraña ya que al que os escribe le encantó la primera entrega y esta no iba a ser menos, sobre todo porque no estamos ante un juego de supervivencia al uso, sino más bien ante una aventura con mecánicas de este tipo, terror, acción y un acabado técnico muy deslumbrante.
Sin embargo, hay algo claro, Sons of the Forest no está ni siquiera cerca de su versión final y los planes que tenía el estudio de lanzarlo directamente como un título completo eran, como mínimo, demasiado optimistas. No es que estemos ante un juego que tenga algunas cosas que retocar y añadir, sino que está a unos cuantos pasos de una versión final.
De entrada las mecánicas de supervivencia no están bien equilibradas ni optimizadas. El hambre es más habitual que la sed incluso si vamos corriendo de un lado a otro, lo que afecta a nuestra resistencia, pero no nos deshidrata, algo bastante curioso, además de que tampoco nos morimos de inanición, afectando el hambre o la sed básicamente a la fuerza y la resistencia de nuestro personaje.
También hay que hacer varias mejoras en la inteligencia artificial tanto de nuestro compañero, Kelvin, como de otros personajes que veremos en el juego, enemigos incluidos que a veces reaccionan de forma bastante realista huyendo si disparamos un arma de fuego y otras se quedan mirándonos como las vacas al tren hasta que les da por reaccionar y correr o enfrentarse a nosotros en combate.
Otro fallo que no nos ha gustado nada es la reposición automática de ciertas zonas de "loot". Por ejemplo, tras encontrar cualquier campamento o estantería no solo puedes recoger unas bolsas de comida, agua, cinta aislante o lo que sea una vez, sino que se puede recolectar cada pocas horas, bien metidito en su caja o compartimento, haciendo innecesaria la caza, ni apenas esforzarte en sobrevivir una vez construyes una pequeña cabaña o encuentras ciertos puntos seguros dentro del mapa. Sí, ya sabemos que Sons of the Forest no es un título de supervivencia al uso, pero creemos que hay que ajustar muchas cosas de esta parte para que el juego sea más desafiante, sobre todo en las partidas para un jugador.
Una gozada a nivel audiovisual
Si nos vamos al apartado audiovisual, Sons of the Forest es un juego que sin lugar a dudas entra por los ojos y los oídos, ofreciéndonos una isla preciosa para la vista, muy bien diseñada, con muchísima vegetación bien definida, animales pululando por casi todos lados y apareciendo cada pocos pasos, buenos efectos de iluminación y un trabajo muy bien realizado si nos vamos al sonido de las pisadas, de los caníbales, el viento…
A nivel de rendimiento sí le hace falta pulido, aunque parte de las idas y venidas se mitigan gracias al sistema DLSS de NVIDIA, permitiéndonos jugar con gráficos al máximo a 1440p a 60 FPS con nuestro ordenador con una gráfica NVIDIA GeForce RTX 4080, procesador i9-11900K, 64 GB de RAM, SSD y Windows 11. Para nuestra sorpresa lo que no nos hemos encontrado son demasiados errores técnicos. Tampoco nos queremos centrar demasiado en este punto ya que estamos ante un juego con acceso anticipado y precisamente es el rendimiento lo último que suele retocarse antes de la versión final.
Un largo camino por delante
Sons of the Forest nos ha gustado mucho durante sus primeras horas, entra muy bien por la vista, tiene un montón de secretos y vuelve a combinar bastante bien el género de la supervivencia con otros como el de la aventura, la acción o el terror sin olvidarse de una narrativa interesante (a la que aún le faltan cosas para terminar de ser coherente, sobre todo si no conoces la primera entrega) y de un mundo abierto bien diseñado con un montón de vegetación, animales, poblados y secretos que nos mantienen pegados a la pantalla simplemente por la curiosidad de explorar.
Sin embargo, a Sons of the Forest también le falta mucho para llegar a su versión final y los planes iniciales de lanzarlo como un juego completo eran, como mínimo, poco optimistas y nos hacen pensar que quizás no demasiado sinceros. Faltan por ajustar muchas cosas de las mecánicas de supervivencia, el equilibrio entre el hambre y la sed, la aparición de objetos abusiva que hace que no sea necesario ni siquiera cazar, además de que aún hay mucho trabajo que hacer a nivel de IA y añadir otros muchos retoques o detalles aquí y allá, por lo que no creemos que su versión final salga, como mínimo, hasta el año que viene si no es más (eso o el ritmo de trabajo de Endnight Games Ltd es sorprendente).
Si os gustó The Forest, los juegos de exploración o construir refugios y sobrevivir creemos que vais a disfrutar bastante con este acceso anticipado, pero si no sois afines al género o queréis una experiencia mucho más redonda, a pesar del éxito inicial en ventas, creemos que es mejor que esperéis unos cuantos meses antes de haceros con él. De todas formas, la base tiene un potencial sublime y si sus creadores se ponen las pilas y mejoran todo lo que hay que ajustar y retocar (algo que ya hicieron muy bien con su primera entrega) en el futuro podríamos encontrarnos con un juego sobresaliente.
Hemos realizado estas impresiones gracias a un código de descarga proporcionado por Endnight Games.
