Square Enix y People Can Fly (Bulletstorm, Gears of War: Judgment) lanzaron en abril de 2021 Outriders, la apuesta de ambas compañías en el looter shooter con cooperativo, un género dominado por titanes como Destiny, Warframe y Borderlands que requiere mucha pericia para su éxito; si no, que se lo digan a BioWare y su Anthem. El juego se estrenó con sus problemas, como una historia muy fofa y un apartado artístico sin personalidad, pero también ofreció una aproximación al género diferente gracias a su cámara en tercera persona, un frenetismo constante y muchísimos contenidos.
La propuesta tuvo sus seguidores más allá de aquellos que lo probaron en su estreno en Xbox Game Pass (pero al menos en España no vendió especialmente bien). Aunque la cifra de más de 100.000 jugadores simultáneos en Steam se fue desinflando, y en las últimas 24 horas apenas supera los 1000, esos jugadores quieren más: cuando se estrenó la actualización gratuita New Horizon el número de usuarios concurrentes aumentó un 464 %, de menos de 1300 a casi 7000. Todos esos outriders, y los que Square y PCF pretenden sumar, están de enhorabuena. El próximo 30 de junio se estrenará Outriders: Worldslayer, una expansión de pago que estará disponible en todas las plataformas: PC (Steam, Epic Games Store y Tienda Microsoft), PS5, Xbox Series, PS4, Xbox One y Google Stadia. Un apunte: aunque el juego base permanecerá en Game Pass, habrá que pasar por caja para hacerse con la ampliación.
Worldslayer promete muchas horas de juego más al añadir una campaña que nos llevará a nuevos entornos, enemigos y jefes finales inéditos, sistemas de progresión ampliados y renovados, equipamiento más poderoso y personalizable, retos mayores con un ajuste a los niveles de mundo y un endgame que de momento se guardan bajo la manga, pero que califican de ambicioso. En Vandal hemos podido jugar a través de streaming las dos primeras misiones de la campaña y asistir a una mesa redonda digital con Lukasz Osinski, diseñador de juego especializado en el equilibrio. Os contamos lo que podéis esperar de la expansión y lo que nos ha parecido a continuación.
Un apocalipsis todavía más apocalíptico
La campaña de Worldslayer continúa directamente los acontecimientos de Outriders. Tras la conclusión de aquella historia, las cosas no han mejorado, más bien al contrario. Para refrescar un poco la memoria: la trama nos llevaba al planeta Enoch, el lugar al que había viajado la humanidad tras cargarse del todo la Tierra, pero unas tormentas que no detectaron las investigaciones previas hicieron la supervivencia casi imposible, causando muchísimas bajas, dividiendo a la población restante y causando mutaciones tanto a los ecosistemas de Enoch como a los humanos (los outriders que manejamos). Ahora se avecina una nueva tormenta apocalíptica que nos llevará a un viaje por regiones inéditas para averiguar cómo ponerle fin o al menos protegerse de ella.
Así, iremos más allá de las fronteras visitadas en el juego base, explorando parajes helados, costas sombrías y otras localizaciones nuevas, "la parte alienígena del mundo de Enoch", en palabras de People Can Fly. De hecho, ni siquiera las monstruosidades del planeta están a salvo de una tormenta que congela a criaturas y personas por igual. A ese problema hay que sumar los planes ocultos de Ereshkigal, a todas luces la villana de la trama, que tiene su propio proyecto para el futuro de la humanidad.
Las misiones de la historia en sí mismas son solo una parte de la expansión. Su duración, que según el nivel de dificultad oscila entre las cuatro y las diez horas según Osinski, da a entender que el peso del nuevo contenido lo tendrá ese endgame "masivo" rodeado de secretismo por el momento. Eso sí, quieren captar nuevos jugadores. Cualquiera que haya terminado la campaña del juego base puede empezar la de Wordslayer con su personaje, pero también hay una opción para crear directamente un personaje a nivel 30 (sigue siendo el máximo) y que los nuevos outriders empiecen en solitario o con dos amigos por los nuevos contenidos.
Nuevos enemigos, nuevos jefes, nuevos entornos
Durante nuestra demostración no vimos ni nuevas mecánicas de juego ni nada que revolucione la fórmula. Tampoco hacía falta. En sus mejores momentos, Outriders era capaz de combinar lo mejor del shooter de coberturas al estilo Gears of War con el frenetismo de los últimos Doom. Eso lo vimos menos en la primera misión, una zona glacial infestada de enemigos conocidos y nuevos en la que avanzábamos hacia adelante acabando con todo lo que saliera a nuestro paso con el objetivo de llegar a una cápsula de la que el científico Zahedi debía recoger ciertos datos. Eso sí, no faltó un jefe final que, ciertamente, no tuvo más dificultad que el ser una esponja de balas con puntos débiles escasos pero visibles.
Mucho más interesante fue la segunda misión. Para dar con un científico de una facción enemiga nos debíamos adentrar más allá del territorio conocido de Enoch. Eso nos llevaba hasta una costa pantanosa, oscura, decadente y espeluznante, un escenario que parecía sacado del terror sureño estadounidense, donde las cosas se pusieron mucho más complicadas. En primer lugar porque durante todo el camino la cantidad de enemigos era demencial, pero también porque en la sección final no solo eran muchos, sino también poderosos. El enfrentamiento contra el Barquero, el jefe final de la misión, nos hizo revivir en varias ocasiones a nuestros compañeros (y ellos a nosotros).
Uno de los puntos negativos más claros de Outriders está en su diseño de niveles, por lo general muy flojo y poco dado a generar situaciones y estrategias interesantes. Aquí se jugaba con coberturas escasas y separadas, cierta verticalidad y muchos enemigos poderosos de los que estar pendientes (y de los que aprovecharnos para sanarnos; recordad que hacer daño nos recupera salud, una idea que sigue siendo genial) mientras intentábamos esquivar al boss, un temible adversario que nos obligaba a usar nuestras habilidades de ralentización, congelación y empalamiento constantemente para evitar que nos bajara la barra de vida en un santiamén.
Lo cierto es que esa segunda misión nos dejó con la miel en los labios imaginando lo que nos depara el resto de la expansión, pero está por ver si continúa a ese nivel, pues la primera no nos dejó tan buena impresión. Además, también nos hubiera gustado que aprovecharan para corregir ciertos detalles que ya estaban presentes en el primer juego: los cortes constantes a escenas cinematográficas, que en las mismas solo aparezca tu personaje aunque estés jugando en cooperativo, y que se sucedan las pantallas de carga, que aunque son lo suficientemente cortas en PC y en las consolas de nueva generación como para no romper el ritmo, hay que tener en cuenta que muchos juegan al título en PS4 y en Xbox One.
Más progresión, más personalización, más dedicación
People Can Fly ha dedicado mucho esfuerzo (y tiempo en la presentación) a ampliar los sistemas de progresión y de personalización de Worldslayer. Una de las novedades de más peso en este sentido son los puntos Pax; por cierto, quizá dicha denominación indique que los Pax, los seres sintientes nativos de Enoch, tendrán más importancia en la trama. Conforme se completen misiones de la historia se desbloquearán estos puntos que se podrán gastar en nuevos árboles de habilidades para cada clase. Cada uno de esos talentos, dicen los desarrolladores, tendrá mucha importancia en el estilo de juego y permanecerán activos tanto en los contenidos de la expansión como en los anteriores. Habrá dos ramas en cada una de las cuatro clases, y cada una de esas ramas se expande en tres estilos de juego. Además, como ocurría con el árbol de talentos original, se podrá reiniciar en cualquier momento para trastear y probar otras maneras de jugar.
El otro añadido de peso, pensado sobre todo para los jugadores más dedicados, es el sistema de Ascensión. Básicamente, es una barra de nivel independiente que otorga puntos de ascensión que se pueden gastar en talentos que hacen al outrider más poderoso. Hay cuatro categorías de mejoras: resistencia, brutalidad, destreza y anomalía (poderes). En total, más de 200 puntos por conseguir, algo que llevará alrededor de 100 horas de juego según el estudio polaco. Eso sí, no se restringirá el acceso a cierto contenido por no tener cierto nivel de ascensión, sino que el sistema está pensado para hacer frente a niveles de mundo más altos.
Otra de las buenas ideas de Outriders son los niveles de mundo, que permiten hacer cualquier contenido del juego más difícil a cambio de mayores recompensas. Esto nos lleva a hablar de numeritos, pero intentaremos hacerlo lo menos confuso posible. Con la expansión se añaden 25 niveles de mundo adicionales, y el Challenge Tier (el que va más allá de nivel 30) se sustituye por el Apocalypse Tier. En este nivel de desafío se podrá conseguir lo que denominan como equipamiento apocalíptico, armas que cuentan con un tercer modificador muy poderoso y que, a través de los sistemas de personalización y destrucción de armas para la obtención de materiales, permitirá crear armas que cuentan con tres mods de nivel tres.
Aunque no han introducido nuevas habilidades para ninguna de las cuatro clases, desde People Can Fly confían en que el nuevo armamento y equipamiento que han añadido de lugar a nuevas formas de jugar. Se añaden dos conjuntos de equipamiento legendario de cinco piezas para cada clase, además de cuatro sets de tres piezas universales para todos, así como más de 100 ítems legendarios con habilidades que prometen generar nuestras estrategias, según el estudio. Además, se han retocado muchos de los ítems ya disponibles y el sistema de transfiguración introducido en New Horizon se ha mejorado.
Llegará el 30 de junio a PC, PlayStation, Xbox y Stadia
Sobre el papel, Outriders: Worldslayer tiene los ingredientes para contentar a todos. Una campaña que promete dar más acción frenética a quienes dejaron el juego una vez vieron los créditos y que también sirve para reclutar a nuevos jugadores, ya que se puede disfrutar sin haber terminado el original. Pero también un montón de retoques, talentos y sistemas para aumentar la dificultad de los que todos se podrán aprovechar, pero que van claramente dirigidos a esos outriders que planean quedarse en Enoch durante mucho tiempo disfrutando del endgame. De momento no conocemos el contenido de final de juego de la expansión, pero sería extraño que People Can Fly no ofrezca algo interesante en este sentido con el aparente esfuerzo que han puesto en crear sistemas de progresión que hagan satisfactoria la repetición de contenidos.
Hemos realizado estas impresiones tras probar el juego a través de Parsec y asistir a una presentación invitados por Koch Media.