Análisis JUMP Force, una oportunidad perdida (Xbox One, Switch, PS4, PC)
La revista Shonen Jump lleva más de 50 años acogiendo en sus páginas algunas de las series más importantes, relevantes y representativas de la historia del manga. Entre ellas figuran nombres como Dragon Ball, One Piece, Death Note, Naruto o Saint Seiya, por mencionar tan solo algunos de los más populares.
Videoanálisis
Para celebrar este medio siglo de éxitos, Bandai Namco nos trae ahora Jump Force, un nuevo juego de lucha en el que se reúnen las mayores estrellas de esta publicación para darse de tortas y decidir de una vez por todas quién es el más fuerte, una idea que si bien no es nueva, siempre resulta igual de atractiva para cualquier aficionado al mundo de las viñetas japonesas. Por desgracia, el resultado final se ha quedado muy lejos de las expectativas.
Batallas manga en el mundo real
Tal y como hemos dicho, estamos ante un título de lucha 3D en el que tendremos la posibilidad de movernos por los escenarios con total libertad mientras atacamos, defendemos y ponemos en práctica las técnicas más características de cada personaje.
Los controles son extremadamente simples y básicos, pudiendo realizar combos automáticos con tan solo dos botones, agarres, bloqueos, recargar energía, transformarnos y ejecutar hasta cuatro habilidades distintas.
Por supuesto, tampoco faltan movimientos como persecuciones, esquivas perfectas si bloqueamos en el momento justo en el que vayamos a recibir un golpe y una huida para salirnos de los combos, siempre y cuando tengamos su correspondiente medidor activo.
Con este esquema de control se ha conseguido que estemos ante un título muy accesible en el que todos los personajes se controlan exactamente igual, por lo que cualquier aficionado a estas series podrá coger el mando y ponerse a repartir espectaculares guantazos, independiente de su nivel de experiencia con el género.
Algo que nos ha llamado mucho la atención es la velocidad a la que se mueve todo, ofreciéndonos un juego muy frenético que no duda en poner en pantalla todo tipo de efectos y giros de cámara al servicio del espectáculo, transmitiendo de forma muy acertada el estar presenciando y jugando batallas protagonizadas por estos poderosísimos guerreros.
Las primeras horas con él son muy disfrutables y nos las pasaremos como críos probando personajes para ver cómo han sido recreados sus combos, técnicas y transformaciones mientras nos medimos contra otros jugadores o contra la IA, aunque el sistema de juego acaba por desmoronarse mucho antes de lo deseable.
Esto se debe a que esta apuesta por la accesibilidad no se ha visto acompañada por una profundidad jugable a la altura y no tardaremos en darnos cuenta de que casi todos los combos son iguales y que al final lo más práctico y eficiente será repetir la misma combinación una y otra vez, tornando las batallas en algo muy monótono y poco variado en las que apenas tenemos margen de mejora.
Que los personajes estén tan poco diferenciados tampoco ayuda demasiado, especialmente si tenemos en cuenta que la mayoría de técnicas tienen las mismas aplicaciones prácticas, propiciando que los combates acaben aburriendo muy pronto.
De hecho, hay algunas mecánicas que no nos han terminado de convencer, como todo lo relacionado con el sistema de equipos. Aquí, al igual que en Dragon Ball FighterZ, tendremos que seleccionar a tres luchadores, aunque la barra de vida es común para todos ellos y apenas existen movimientos combinados o que aprovechen el hecho de estar controlando a un grupo, por lo que raro será que no acabemos utilizando solo al que más nos guste y tengamos a los otros dos de adorno, al no tener alicientes reales para relevarlos.
En lo que respecta a los modos de juego, decir que estamos ante un título con una estructura que bebe directamente de lo visto en Dragon Ball Xenoverse, así que nos tocará crearnos un personaje con un editor un tanto justo de opciones al que podremos entrenar y personalizar con los trajes y técnicas que vayamos consiguiendo batalla tras batalla.
Una vez hecho esto, podremos movernos por una pequeña ciudad en la que veremos a otros jugadores y desde la que accederemos a las tiendas, a las batallas online y locales, y por supuesto, a la ingente cantidad de misiones que nos aguardarán. El problema es que esta sala central se siente grande y vacía, y en la práctica no hay nada interesante para hacer en ella, por lo que se acaba convirtiendo en un añadido muy molesto que nos hará añorar un menú más tradicional. Además, la interactividad con otros jugadores es prácticamente nula.
En cuanto a las misiones, estas se dividen en varios tipos, aunque las más importantes son las principales, marcadas con un círculo rojo y una exclamación. Estas son las pertenecientes a la historia principal y en ellas nos narrarán una trama que es un auténtico despropósito, mil veces vista, repleta de incoherencias y que ni siquiera es capaz de captar adecuadamente el fan service al que se presta el juego con conversaciones y relaciones interesantes entre sus personajes. De hecho, la mayoría de ellos ni siquiera actúan de forma similar a como lo hacen en sus propias series, con reacciones impropias de estos héroes y villanos.
Resumiendo de forma rápida, una malvada organización está intentando fusionar los Mundos de Jump con el mundo real, y nuestra labor será la de reclutar aliados mientras viajamos por todo el mundo para pararles los pies, lo que nos llevará a luchar contra infinidad de clones malvados y héroes poseídos por un oscuro poder.
El diseño de estas misiones no es nada del otro mundo y no dejan de ser simples combates a una sola ronda. La mayoría de las veces los equipos a controlar están preestablecidos y la mayor dificultad que suelen entrañar estas batallas radican en que los rivales suelen ser más fuerte que nosotros, aunque la IA es tan deficiente que repitiendo ciertos ataques hasta el infinito, como el Kame Hame Ha, podremos arrasar con todo sin mayores problemas.
Tenemos que admitir que completar las 15 horas que dura la historia ha sido una tarea que se nos ha hecho muy cuesta arriba. Además de todo lo anteriormente comentado, tenemos que sumarle unas secuencias de vídeo que son un auténtico desastre, con personajes pobremente modelados y animados que transmiten la impresión de estar ante un producto amateur y realizado con prisas. Es más, muchas de ellas no están ni dobladas y hacen gala de unos cuadro de textos realmente lamentables, y encima no las podemos saltar por mucho que queramos, una opción que llegará mediante una actualización en un futuro próximo.
Por si no fuese suficiente, nos va a tocar sufrir unas pantallas de carga destinadas a poner nuestra paciencia a prueba y que demuestran una preocupante falta de optimización. El problema no es solo que sean extremadamente largas, sino su constante presencia. El juego realiza cargas para absolutamente todo, incluso varias dentro de una misma secuencia de vídeo, así que preparaos para ver varias de ellas entre combate y combate, lo que nos cortará muchísimo el ritmo.
Evidentemente, también tenemos una enorme cantidad de misiones secundarias con diversos objetivos, como ganar llevando a cierto personaje en el equipo o con más del 60% de vida, aunque no esperéis tampoco mucha mayor variedad en este sentido. Al menos, completándolas podremos conseguir multitud de trajes, objetos de mejora y técnicas para nuestro avatar, lo que siempre es un pequeño aliciente para seguir jugando.
Por lo demás, tal y como hemos comentado, tenemos batallas locales tanto contra la IA como contra otro jugador, y un modo online con partidas de rango y amistosas, nada especialmente complejo ni elaborado, pero que cumple su función.
A nivel gráfico nos encontramos con que se ha apostado por un controvertido estilo que tiende al realismo. De este modo, nos encontramos con personajes con diseño anime a los que se les ha dado un texturizado realista, tanto a sus pieles como a sus ropas, dando como resultado una experiencia visual muy mejorable y que en nuestra opinión, dista de ser la ideal. Además, los modelados y las animaciones tienen mucho margen de mejora, lo que acaba derivando en un juego muy feo y poco atractivo para la vista.
Eso sí, el espectáculo está bien servido gracias a unos escenarios muy detallados y repletos de elementos, y a un despliegue de efectos a la altura de las circunstancias, aunque los fondos son muy poco interactivos y la mayoría de destrucciones que provocaremos serán temporales (os vais a cansar de ver cómo el suelo se repara automáticamente tras sufrir cualquier impacto).
El sonido tampoco supone una mejora mucho mayor, con una banda sonora muy genérica y cinematográfica que intenta ser épica sin conseguirlo y a la que tenderemos a ignorar. Los efectos sí que son algo más variados y reconocibles al estar extraídos de los correspondientes animes, mientras que el doblaje nos deja con voces únicamente en japonés con los actores originales de cada luchador, siendo este uno de los mejores apartados de todo el título. Por supuesto, los textos están perfectamente traducidos al español.
Conclusiones
Jump Force nos ha supuesto la primera gran decepción del año. Es una auténtica pena que un juego con tanto potencial y con unas licencias tan atractivas se haya quedado en un producto tan mediocre y prescindible que no consigue cumplir ni con los fans del manga ni con los aficionados a los títulos de lucha, ya que ni el fan service ni la jugabilidad acompañan. Sin duda, una oportunidad tristemente perdida de hacer justicia a esta emblemática publicación.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga para PS4 que nos ha facilitado Bandai Namco.