Análisis de Deadly Premonition (Xbox 360)

El terror vuelve a los videojuegos con una aventura de contrastes, y es que Deadly Premonition, como veremos, está lleno de cosas mal hechas y, sin embargo, logra crear cierto encanto a su alrededor, una sensación que se forma no tanto por ese encanto extraño que tienen algunas propuestas cutres, sino porque, en el fondo, esconde algo que sí es interesante.

La lista de sus carencias se va haciendo evidente ya desde el primer momento, con una producción poco afortunada (o, más bien, terriblemente limitada por los estándares actuales), que se traduce en gráficos limitados, efectos de sonido genéricos, terribles interpretaciones, y elementos jugables muy mal implementados en el conjunto, pero luego consigue que algunos de sus aspectos sean muy interesantes, y desde luego propone algo diferente a los seguidores de los juegos de terror, que tienen que darle una oportunidad a esta propuesta.

Una de las cosas que nos gusta de su visión del terror es que Deadly Premonition es imprecedible: nunca sabes qué va a suceder luego, tanto en forma de susto como cuál va a ser el nuevo e inconcebible giro en su argumento, pudiendo dejarnos descolocados en múltiples ocasiones a lo largo de la partida. En un género cada vez más estancado y predecible, esto es un soplo de aire fresco. Uno en ocasiones no sabe si reírse tras la sorpresa inicial, pues recupera mucha de esa esencia de cine Z que algunos de los primeros representantes del género simplemente supuraban.

Pero claro, su jugabilidad es, en el mejor de los casos, arcaica, lo que resulta un problema porque se nota había pretensiones e ínfulas de hacer algo gordo en este campo. Nos pone en el papel de un agente del FBI, Francis York Morgan, que va al pueblo de Greenvale a investigar un asesinato, pero todo nos va sumergiendo en un mundo cada vez más surrealista y terrible. Si Resident Evil tenía en Night of the Living Dead su antecedente, está claro que aquí nos debemos referir a Twin Peaks, sobre todo con las escenas oníricas, que ya las querría para sí David Lynch.

Desde el primer momento, el juego sabe ofrecer una sensación perturbadora, y se abre con unos gemelos descubriendo el cuerpo semidesnudo de una mujer, Anna, que está crucificado un árbol. Los pájaros picotean sus manos, y, abierta en canal, una serpiente sube por su cuerpo. Tan sólo unos momentos más tarde (tras varias escenas difíciles de interpretar todavía, pero que ya nos adelantan claves del argumento), estaremos siendo atacados por diferentes seres que uno no sabe bien si se han escapado del infierno, de la dimensión desconocida, o más bien de un granero. Desde luego, hay algo siniestro en su planteamiento, y eso lo hace bien, con una propuesta estética muy sincera en su imaginario, pero es técnicamente limitadísimo.



York, además, es un personaje de lo más siniestro sin ayuda de los demás, porque, entre otras cosas, tiene un amigo imaginario, lo que sin duda alguna funciona mejor dentro de esta historia que si fuese aficionado al travestismo, y es un interesante recurso para saltarse la cuarta pared. Es, quizás, el punto siniestro que faltaba añadirle a un pueblo alejado del resto del mundo, hermoso pero lleno de monstruos en sus armarios.



A partir de aquí, ya podemos imaginarnos que los personajes secundarios -visto el protagonista- son de lo más estrambótico, y son parte de la clave de los giros insospechados del guión. Lo cierto es que intenta ser tan extremo en determinadas ocasiones que eso es lo que lo hace imprevisible, pero hay que reconocer que si falla a la hora de plantear muchos de sus elementos, el ritmo de la narrativa lo han logrado muy bien, y eso es algo bastante importante para los videojuegos de terror. Del mismo modo, busca captar al jugador lanzándole cada vez más preguntas sobre qué diablos está sucediendo en este pueblo, pero ya advertimos al jugador que las respuestas no siempre van a llegar.



Los diálogos son clave para este estilo, y el juego está afortunadamente traducido al español. La calidad del doblaje, en inglés, deja mucho que desear, como las texturas, de resolución espeluznantemente baja, pero los subtítulos muestran una buena traducción, y nos permiten disfrutar de unos diálogos que muchas veces son chocantes. Eso hace que el nivel de absurdo que se esconde en su historia se haga obvio, pero lo cierto es que incluso cuando intenta ser humorístico (sí, lo intenta) resulta extraño, como con algunas de las descripciones que nos ofrecen al pulsar el botón de "observar" (B). O cuando los dibujos de Tom y Jerry son interpretados en clave de una relación de dependencia emocional sadomasoquista. En realidad, buena parte del humor viene de su relación con el amigo invisible Zach y sus continuas referencias a cultura pop de los años 80, lo que dice mucho del público al que va dirigido el juego.

La jugabilidad no podría ser más torpe. La cámara está demasiado cerca de York, y éste muchas veces nos impide ver con claridad. Además, hay que hacer muchas correcciones mientras andamos, simplemente, porque su control se pasa de sensible en ese sentido, pero luego es lento y torpe en las secciones de acción. Las armas se presentan de una manera que nos recuerda mucho al primer Resident Evil, y hay un buen equivalente a los baúles. Realmente funciona mal, con un conjunto jugable torpe, que sin hacerlo injugable sí consigue que la experiencia no sea gratificante en este sentido, tanto que quizás incluso sea mejor jugarlo en fácil (no supone ningún reto) y concentrarse en disfrutar de las cosas que sí convencen.

Y con eso nos referimos a las emociones, a las situaciones perturbadoras, violentas, a los sustos… porque esas cosas sí las hace bien. Los combates, siguiendo con eso, resultan lentos y torpes, y como resultado de eso se perciben como carentes de tensión real, pues nos peleamos más con los controles que con los enemigos, que, pese a todo, son demasiado resistentes pero poco peligrosos. Algunas secuencias exigen pulsar botones según se nos indican en pantalla, pero no están muy bien resueltas en líneas generales.



La parte de exploración e investigación está algo mejor conseguida, pues podemos movernos por Greenvale con mucha libertad, incluso al estilo GTA, lo que le da un toque interesante a esa parte del juego, aunque es necesario orientarse con un mapa… que es inútil a no poder más. Está demasiado alejado y no sirve para nada, y cuando lo acercamos está tan próximo que también es inútil. Además, hay que tener en cuenta que podemos encontrar objetivos secundarios, pero no tienen mucho interés, y en ocasiones son poco o nada intuitivas.



Sin embargo, en su conjunto, la sensación de sorpresa que va ofreciendo al jugador se logra imponer en varias ocasiones, aunque jamás sin hacernos olvidar sus muy evidentes puntos flojos o incluso abiertamente malos. Se introducen novedades jugables incluso en momentos relativamente avanzados de su desarrollo, lo que nos obliga a estar atentos, como cuando de repente, mientras estamos escondidos, empiezan a salir preguntas que debemos responder en función de lo que ha sucedido en ese momento de la aventura. También hay puzles, algunos bastante retorcidos, y en general Greenvale está bien resuelto como pueblo, con sus habitantes, y si le dedicamos tiempo descubriremos mucho contexto que de otra manera nos perderíamos.

Además, cuenta con una progresión acertada, y los últimos capítulos son mucho más interesantes (tanto en cuanto a argumento como en jugabilidad, e incluso se refuerza más si cabe el vínculo entre ambos segmentos), pero sin llegar a sobreponerse jamás a sus problemas.

Deadly Premonition se ve como un juego de la anterior generación, y muestra torpezas en su jugabilidad de hace una década, o más. Por ejemplo, se introducen algunos elementos que no se explican bien, ni tienen mucho sentido, aunque en ocasiones esto mejora con los niveles de dificultad superiores (sí, antes habíamos recomendado jugarlo en fácil y dejarse de historias, pero otros aspectos mejoran en difícil); otro aspecto a tener en cuenta es que visualmente los modelados están faltos de polígonos, las texturas son de bajísima resolución, y las animaciones resultan torpes. Los efectos de luz son muy malos, y los filtros de imagen funcionan en muchas ocasiones, sí, pero en otras tantas son molestos.

El sonido, por su parte, se caracteriza por una banda sonora de malas composiciones, que suena repetitiva, machacona, e incluso los efectos son genéricos y poco inspirados, e incluso cosas obvias, como los disparos, suenan fatal. Las voces dejan mucho que desear, pero, de algún modo, el conjunto no resulta tan malo, aunque es imposible olvidarse de lo poco inspirado que es todo esto.

Conclusiones

A Deadly Premonition le falta mucho para ser un buen juego. Le falta tener una jugabilidad bien definida y planteada, un control agradable, y un ritmo de juego mejor definido. Sus carencias técnicas son incluso más obvias. Pero esconde algo en su historia, en su narrativa de serie B, y algunas ideas sueltas repartidas por su desarrollo que sí son interesantes. Tiene, además, la capacidad de captar y renovar continuamente la atención del jugador, y una virtud que cada vez cuesta más encontrar: es diferente. Sus puntos negativos son muchos y muy evidentes, tanto que esconden los positivos, pero los que busquen una experiencia de terror diferente la podrán encontrar en este juego.