Análisis de Bastion XBLA (Xbox 360)
Empieza a ser tradicional que el verano dé lugar a buenos títulos descargables, y el catálogo de Xbox 360 en concreto, a través de Xbox Live Arcade, lleva algunos años recibiendo títulos muy destacables, como Braid o Limbo, por citar algunos ejemplos representativos. Este año todo apunta a que Bastion va a ser ese juego de distribución digital que tiene un "algo" especial capaz de captar la atención del público, incluso de ese sector que no está dispuesto a pagar por títulos descargables.
La manera más fácil de saber qué puede ofrecernos el juego pasa por conocer sus raíces, que son una importante influencia para su estilo jugable y desarrollo: Diablo con algunos toques de Zelda.
La influencia de Diablo es bastante obvia, en la medida en que es un juego de acción en un mundo de rol, con muchos aspectos de evolución del personaje.
La narración del juego es singular, y es posible que en un primer momento nos resulte extraña. Una voz en off en inglés (está plenamente subtitulado al español) cuenta todo lo que sucede en pantalla, casi siempre perfectamente sincronizado con nuestras acciones. Si el usuario tiene que andar leyendo los subtítulos porque su nivel de inglés no le permite enterarse bien de la voz el problema está en que la acción no se detiene y leer los subtítulos mientras lucha contra los enemigos puede dificultar artificialmente el combate. No es que digan algo esencial para jugar, en sentido estricto, pero sí es cierto que merece la pena seguir el hilo de la narración.
La historia comienza in media res: ha habido una gran catástrofe, que no sabemos cuál ha sido, y controlamos a un joven, conocido simplemente como "el chico", que decide llegar al Bastión, que es el punto de encuentro en caso de desastre. Para llegar hasta ahí tendremos que ir abriéndonos paso por los escenarios derrotando a montones de enemigos y mejorando nuestros niveles de experiencia y arsenal de armas. No podemos llevar un gran arsenal con nosotros, pero sí podemos ir recogiendo armas y luego personalizar el equipamiento en la armería, de manera que llevamos un escudo, arma de cuerpo a cuerpo y otra a distancia con características diferentes. Del mismo modo, podemos desbloquear -según progresa el personaje- unos armarios en los que colocamos pociones que nos permiten obtener mejoras específicas para personalizar al personaje, como aumentar el total de vida, por ejemplo.
Los gráficos del juego son detallistas, con un tono muy intenso y la sensación general de que se ha logrado impregnar al juego de un estilo visual en el que parece que se ha pintado a mano, con una paleta de colores viva que se combina con trazos relativamente gruesos. Eso sí, aunque resulta bello, incluso en una pantalla grande es posible que no distingamos muy bien a los enemigos más pequeños en pantalla, lo que puede dificultar los enfrentamientos contra los mismos. Hay que tener en cuenta que las secciones de combate pueden ser pequeñas en ocasiones, lo que implica que esos enemigos pequeños cumplirán con su función de ser molestos.
La jugabilidad de Bastion se centra en esas luchas, en tener que pelear cuerpo a cuerpo, o bien usando la distancia con ballestas, arcos, etc., o incluso el escudo para defendernos o repeler ataques de enemigos. Al principio dará igual qué armamento llevamos, pero según avanzamos y el juego se vuelve más exigente empieza a ser relevante pensar un poco qué tipo de equipamiento vamos a llevar. Del mismo modo, conseguir elixires para personalizar al personaje al ir equipándolos en nuestros estantes será importante, o ídolos con efectos a veces muy singulares pues están destinados a ponernos problemas adicionales. Todo está orientado a que la experiencia de combate basada en el rol de acción sea el gran centro y principal atractivo del juego, dejando incluso en segundo plano la historia.
Las posibilidades de combinación de múltiples elementos permiten personalizar al personaje, adaptar nuestro estilo de juego a las circunstancias, y disfrutar afrontando los múltiples retos que se presentan en el mismo. Además, la rejugabilidad está garantizada, no solo porque es muy dinámico y divertido de jugar, sino porque al terminar el juego podemos iniciar una nueva partida en la que se nos mantiene la experiencia acumulado y el progreso logrado (el clásico "nuevo juego+"), con algún guiño al respecto por parte del narrador. El premio, además, es ver un segundo desenlace.
Un buen elemento del juego es que su diseño de niveles es sorprendente a nivel estético pero también por la estructura del mismo y los enemigos que nos vamos encontrando. Es evidente que hay enemigos recurrentes, pero se consigue una buena variedad de situaciones e incluso se integran algunos minijuegos, como las pruebas de armas, y retos adicionales a través del sistema de Logros, que resulta inspirado.
En el campo sonoro lo mejor de Bastion es la voz del narrador, pero os recordamos que solo está en inglés. La música y los efectos de sonido son buenos, y, de hecho, algunas composiciones de la partitura del juego resultan fantásticas. La melodía siempre se adapta a lo que sucede en pantalla, al igual que la voz del narrador, y ayudan a componer una atmósfera muy particular en la que asistes a una narración doble: por un lado, la interpretación y la melodía, por otro la historia misma y nuestras acciones en pantalla.
Debemos destacar, sobre todo, que se ha conseguido un gran trabajo artístico que puede dar cierto aspecto de estar lejos de las bestias técnicas que hay hoy en día, quizás porque no tenemos polígonos a tutiplén moviéndose por pantalla, pero el esfuerzo técnico está presente en el juego y basta ver su suavidad de movimientos, cómo la pantalla se llena de elementos sin resentirse en ningún momento, para apreciar su técnica. Por suerte (aunque cada vez más restringido a este tipo de producciones) no todo tienen que ser soldados detallados en la insulsa búsqueda de la imitación inane de la realidad, y estos mundos de fantasía con otros objetivos artísticos y técnicos siguen llegando de vez en cuando.
Conclusiones
Bastion resulta un juego al estilo Diablo que ha sabido buscar su personalidad. El estilo visual y artístico, en general, le hacen brillar con luz propia, pero eso no serviría de nada si luego el juego resulta hueco o insustancial. No es el caso. Bastion es divertidísimo, intenso, y la integración de progresión y personalización del personaje y sus armas está muy bien lograda sin que eso implique descuidar el sistema de acción, eje principal del título. Terminar el juego nos abre una segunda vuelta con sorpresas y un sistema de retos adicionales, así que, aunque es un juego pensado para un único jugador, nos dará muchas horas de diversión. Hermoso y sorprendente, Bastion vuelve a demostrar que en muchas ocasiones la mejor experiencia de juego se vende en pequeñas descargas.