Análisis de Xenoblade Chronicles 2: Torna - The Golden Country (Switch)
Xenoblade Chronicles 2 no fue solo uno de los mejores juegos del año pasado, sino que también es uno de los mejores y más grandes JRPG de los últimos tiempos, ofreciéndonos una entretenidísima historia de sabor clásico y repleta de carismáticos personajes, un mundo enorme y de una escala descomunal, y uno de los sistemas de combate más adictivos, profundos y repletos de posibilidades que hemos podido disfrutar nunca en un título del género.
Sin embargo, hubo una parte de su argumento que nos dejó con ganas de saber más sobre él. Nos contaron lo básico de lo que ocurrió 500 años antes para que pudiésemos entender el guion, pero la sensación general era que hacía falta profundizar un poco más sobre esos hechos.
No en vano, esta era una historia que nos iban a contar con todo detalle en un capítulo adicional que se incluiría entre el capítulo 7 y 8 del título base, pero la escala y ambición de este arco argumental fue creciendo hasta ganar entidad propia, motivo por el que Monolith Soft decidió convertirlo en una expansión que complementase lo vivido en el juego base.
Dicho y hecho, por fin tenemos entre nosotros Xenoblade Chronicles 2: Torna - The Golden Country, una aventura simplemente imprescindible para cualquier fan de la saga que ha aprovechado la ocasión para introducir un buen número de mejoras en el sistema de combate y dejarnos con una de las historias más memorables y oscuras de la serie, un gran trabajo solo lastrado por unas cuestionables decisiones de diseño que arruinan, en parte, el ritmo de su recta final.
La trágica historia de Torna
Aunque pueda parecer obvio, tenemos que avisar de que esta expansión es muy recomendable que la juguéis después de completar el juego principal, ya que se da por hecho que conocéis su mundo y os arruinarán muchas de las sorpresas que se descubren a lo largo del viaje de Rex.
Así pues, viajaremos 500 años al pasado para descubrir la auténtica historia de Lora y Jin, así como del anterior piloto de la Égida, Addam, lo que a su vez nos permitirá conocerlos mejor, entender sus motivaciones y, finalmente, vivir uno de los capítulos de mayor importancia y relevancia de esta secuela.
Nos ha resultado muy curioso comprobar cómo a pesar de saber el final antes de empezar (es lo que tienen las precuelas), el guion nos ha enganchado de principio a fin y siempre nos ha animado a avanzar para descubrir "cómo" sucedió todo. Como podréis intuir, el tono de la obra se ha oscurecido para mostrarnos un mundo desgarrado por la guerra, lo que también se traduce en una narrativa algo más madura y seria. Sí, sigue habiendo espacio para el humor, algo que se consigue a través de las relaciones que el grupo de protagonistas tiene entre sí y con las historias de muchas misiones secundarias, pero ahora está mucho menos presente.
Por supuesto, también regresan esas secuencias de vídeo generadas con el propio motor gráfico capaces de dejarnos con la boca abierta con su espectacularidad, fluidez de animaciones y cuidadas coreografías, algo que alcanza su máxima expresión en la recta final, con una de las conclusiones más épicas y emocionantes de la serie, por no hablar de lo bien que acaba atando todos los cabos para enlazar a la perfección con la aventura principal.
Refinando los combates
A nivel jugable, todo se mantiene más o menos de forma parecida, ofreciéndonos un juego de rol en el que explorar grandes escenarios cumpliendo todo tipo de misiones y luchando con un sistema de combate basado en la realización de ataques automáticos para recargar nuestras habilidades y poner en práctica nuestras técnicas especiales y combos más dañinos.
Sin embargo, esta base ha sufrido una buena cantidad de revisiones para hacer de las batallas algo mucho más interesante, profundo y dinámico que antes. Si bien se sigue manteniendo esa dualidad entre Pilotos y Blades, esta vez los segundos no se quedarán en la retaguardia y tendrán un papel muchísimo más activo durante los enfrentamientos.
Esto se debe a que ahora se ha implementado un nuevo sistema para cambiar posiciones entre vanguardia y retaguardia. Así pues, con tan solo pulsar un botón haremos que nuestro Piloto pase a la retaguardia para tomar el control directo sobre nuestro Blade como cualquier otro personaje jugable más.
Quizá no parezca nada muy revolucionario, pero lo cambia todo, ya que, por ejemplo, cuando nos dañen se nos quedará una porción de vida en rojo que nos curaremos si hacemos un relevo, aunque para que no podamos abusar de esto hay un tiempo de recarga que tendremos que esperar para poder intercambiar posiciones.
Por si fuese poco, en el momento en el que ejecutamos el relevo, el personaje que entra realizará una técnica especial con sus efectos únicos, abriéndonos la posibilidad de utilizar esta mecánica para crear nuestros propios combos. Cada Piloto cuenta con dos Blades predefinidos y que no se pueden cambiar, lo que hace un total de nueve personajes jugables e infinidad de posibilidades estratégicas, obligándonos a adoptar un rol mucho más activo que en el título base y a tener que tomar más decisiones.
Las cadenas y combos también han recibido ligeras pero importantes modificaciones, ya que ahora cualquier técnica elemental de un combo de Blade generará un orbe sin necesidad de terminarlo con un arte especial de nivel 3. De hecho, estos combos ya no están prefijados y nos permitirán seguir la ruta que queramos, aunque, evidentemente, si seguimos algunas de las preestablecidas haremos muchísimo más daño.
Gracias a esto, conseguir orbes para desencadenar nuestros poderosísimos ataques en cadena es más fácil que nunca, lo que suele acelerar los enfrentamientos contra los enemigos más duros.
En general, todos los cambios que ha sufrido el sistema de combate nos han parecido un completo acierto, hasta tal punto que nos parece mucho mejor y más divertido que el que pudimos disfrutar en la aventura de Rex, algo que no es decir precisamente poco cuando hablamos de uno de los mejores de todo el género.
Los héroes más conocidos
Tal y como podréis suponer al tratarse de una expansión, el terreno que podemos explorar en esta ocasión no se puede comparar con el de la aventura principal, ya que solo nos moveremos por dos titanes (uno de ellos totalmente nuevo) y la extensión de los mismos es relativamente pequeña, aunque ocultan muchos secretos y la sensación de escala vuelve a estar igual de bien conseguida que siempre para que realmente sintamos estar viajando sobre los lomos de bestias descomunales.
Como consecuencia, la progresión de nuestros personajes es mucho más rápida y ágil, de modo que no necesitaremos "farmear" demasiado para subir niveles y los logros a cumplir para desbloquear mejoras en el afinigrama de nuestros Blades se pueden cumplir con cierta facilidad. Es más, también se ha simplificado el sistema de artesanías para que podamos fabricarnos lo que queramos en cualquier campamento que encontremos, siempre y cuando tengamos la receta y los materiales necesarios.
Estas ganas por hacer del título una experiencia más accesible y dinámica también se nota en el nuevo sistema de reputación. Ahora en un menú especial registraremos a todos los personajes con los que nos hayamos encontrado, pudiendo comprobar en él quién necesita nuestra ayuda y quienes nos admiran tras haberles echado una mano con alguna misión secundaria o tras haber hablado con ellos en algún momento concreto.
Aquí el objetivo es ganarnos el favor de todas las personas que podamos para así aumentar nuestro nivel de reputación, lo que a su vez nos dará acceso a más misiones. Hasta aquí todo bien, ya que hace de nuestra progresión por el mundo y de la realización de tareas secundarias una actividad mucho mejor organizada y que podemos gestionar con más facilidad que nunca.
Los problemas comienzan en el momento en el que nos damos cuenta de que la mayoría de estas tareas no son especialmente divertidas y cuentan con un diseño bastante simplón, lo que acaba derivando en una buena cantidad de horas de relleno que resultarían muy aburridas si los combates y la exploración no fuesen tan buenos.
Lo peor de todo es que justo antes de ir a la mazmorra final, en pleno clímax de la historia, nos obligarán a subir nuestro nivel de reputación bastante, momento en el que nos daremos de bruces con la dura realidad de que estas misiones no son tan opcionales como nos querían hacer creer, cortándonos todo el ritmo en uno de los mejores momentos del juego.
Además de no tener ningún tipo de sentido que nos obliguen a hacer esto en dicho punto de la trama, la cosa se agrava al comprobar que necesitaremos invertir una media de entre cinco y siete horas de juego solo haciendo estas insulsas tareas secundarias (tenemos que cumplir una media de 40 aproximadamente para que nos abran el camino a la batalla final), motivo suficiente para que muchos abandonen la aventura por puro aburrimiento.
Y ojo, merece muchísimo la pena pasar por aquí, ya que lo que nos espera tras ello es todo un espectáculo capaz de ponernos los pelos de punta y de hacer que nos levantemos del sillón para aplaudir a la pantalla. Pero eso no quita que esta decisión de diseño para alargar artificialmente la campaña principal nos parezca, ante todo, muy cuestionable y poco acertada. En total, terminar la historia nos llevará una media de entre 15 y 20 horas (17 horas en nuestro caso), de las cuales un tercio es puro relleno.
Volviendo a lo positivo, destacar que se ha renovado el motor gráfico y ahora el título luce mucho mejor que la aventura base, con unos modelados más detallados, mejores texturas, efectos más elaborados, una iluminación mucho más conseguida y, en definitiva, multitud de elementos técnicos que ayudan a realzar todavía más la fantástica dirección artística de esta secuela. Eso sí, sigue siendo un juego que no termina de verse del todo bien en portátil y que sufre de ralentizaciones en los momentos más recargados.
Finalmente, la banda sonora vuelve a ser una auténtica maravilla, incluyendo tanto nuevas composiciones de una calidad incuestionable y que beben directamente del jazz (cuidado con el nuevo tema de batalla, ya que os va a resultar imposible quitároslo de la cabeza), como melodías ya existentes. Los efectos son igual de variados y nítidos que siempre, y el doblaje nos permite, una vez más, escoger entre japonés e inglés, con subtítulos perfectamente traducidos al español.
Conclusiones
Xenoblade Chronicles 2: Torna - The Golden Country es una gran expansión que no se conforma simplemente con añadir más contenidos y expandir la historia de esta fantástica secuela, sino que cuenta con su propio sabor al refinar y mejorar el sistema de combate, además de ofrecernos una trama más oscura y dramática que no por conocida resulta menos interesante. Por desgracia, las misiones secundarias no terminan de estar a la altura y la obligación de pasar por muchísimas de ellas para poder llegar al final acaba por pasarle más factura de la que debería, pero si esto no es supone un gran problema, aquí encontraréis una genial aventura con la que seguir disfrutando de las maravillas que Alrest guarda para nosotros.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga del Pase de Temporada que nos ha facilitado Nintendo.