Análisis de Resistance: Burning Skies (PSVITA)
El género de los FPS o disparos en primera persona llega a PS Vita y probablemente para quedarse. Dado que el público de portátiles difiere bastante en gustos al de consola doméstica, o al menos esperan algo diferente de las consolas pequeñas, quizás no veamos nunca una saturación de este género en el sistema, pero no hay duda que es un mercado a explorar, y Resistance: Burning Skies es el primero de ellos en hacerlo bien, al menos en consolas portátiles tradicionales, ya que existen buenas opciones para sistema iOS, como N.O.V.A. 3 –si bien no tiene un control clásico con dos palancas-.
Con la versión final de este título de Nihilistic hemos podido tener acceso a novedades como toda la aventura y el modo multijugador. Del primero de estos modos os hablamos bastante en nuestras impresiones, que vamos a resumir brevemente en esta ocasión. Somos Tom Riley, un bombero estadounidense en el difícil año de 1951, cuando según la historia ficticia de la saga Resistance llega la invasión de las quimeras a territorio norteamericano.
El conflicto que empezó en Europa se ha ido extendiendo y estas criaturas tan poco agraciadas físicamente saltan el charco para intentar acabar con todos los humanos. El ejército hace lo que puede, pero no está preparado para este inesperado ataque, y muchos civiles se agrupan para hacer todo lo posible por sobrevivir y hacer frente en la medida de lo posible a las quimeras.
El juego comienza con Riley en una misión aparentemente rutinaria, aunque muy pronto se encontrará con los primeros enemigos y la visión de sus naves sobrevolando la ciudad. Unos minutos más tarde nuestro héroe, tan ducho en el manejo de un hacha como en las armas de ciencia ficción, se separa de su mujer e hija, comenzando así un viaje motivado por una parte por el deber de ayudar a la resistencia, y por otro el de encontrar a la familia. Es un punto de vista diferente a los Resistance de PlayStation 3, en el mismo conflicto pero con un nuevo personaje con sus propias motivaciones e intereses. Si es tu primer contacto con la saga quizás te interesará documentarte más tarde sobre el argumento de Fall of Man y ver el origen del conflicto, y si no lo es, entonces estás listo para entrar a la acción sin ningún problema. En cualquier caso, no es necesario conocer el argumento principal, aunque se hace mención muy de pasada a Nathan Hale.
En nuestras impresiones ya apuntamos a que el control aprobaba con nota, toda una novedad para las portátiles que hasta ahora, sin un segundo stick analógico, tenían que recurrir a ajustes artificiosos intentando solucionar esa carencia –y no únicamente en los juegos de primera persona, también en tercera-. Con Resistance: Burning Skies la configuración es muy tradicional y un jugador de consola no sentirá problemas en adaptarse a PS Vita, digamos que todo está en el lugar que debería: avanzar con palanca izquierda, movimiento de la vista con el derecho, L para apuntar, R para disparar. Luego tenemos botones para saltar, recargar, agacharse, abrir menú radial de armas, lo típico y probado en cientos de ocasiones. Burning Skies será el juego en el que el resto de desarrolladores de PS Vita mirarán a la hora de ver qué ha funcionado y qué no en su control, y ya sabemos algunas de esas sagas que están por venir: Killzone, Call of Duty y BioShock, y nos extrañaría que Electronic Arts no se sumase a la fiesta con los Medal of Honor y Battlefield.
El gran problema de Burning Skies es partir de una condición desventajosa, y es que para los jugadores multiplataforma este título debe demostrar algo más que un control cómodo, algo que por ejemplo se da por hecho en cualquier otro lanzamiento de doméstica o PC. Porque ser el mejor FPS de portátil es un objetivo pequeño cuando no hay competencia en la misma plataforma o las alternativas lanzadas hasta ahora no dan buenos resultados, así que la pregunta debería ser: ¿es interesante por sí mismo? Al pertenecer a la saga Resistance tiene como gran reclamo jugable las armas, que quizás sea lo que más personalidad da a la serie, aparte de la ambientación que mezcla época retro y ciencia ficción. Y como os comentábamos en nuestra toma de contacto, regresan algunas armas clásicas y se añaden otras nuevas, todas con un ataque secundario que puede ir desde lanzagranadas hasta habilidades muy curiosas como crear campos de fuerza defensivos o perseguir un objetivo aunque eso suponga que las balas no seguirán una línea recta. Y aquí entra en juego otra de las señas de identidad de Resistance: Burning Skies, las funciones táctiles.
Nihilistic ha aprovechado el margen de la imagen para colocar botones virtuales que funcionan según el contexto de las armas o granadas que llevamos en ese momento. Uno de los ejemplos más prácticos, y que nos sacarán de más apuros, es el del arma blanca, que por profesión del héroe es un hacha en lugar del habitual machete militar. Responde estupendamente y está colocado cerca del botón X, siendo muy cómodo asestar un golpe mortal a cualquier quimera que se atreva a acercarse a nuestra posición. Además de toques puntuales para recoger documentos o abrir puertas, están las citadas habilidades de las armas o el lanzamiento de granadas, tareas que son siempre explicadas en un breve tutorial en forma de vídeo al conseguir un juguete nuevo. El tiempo normalmente se ralentiza en estas tareas, como al señalar objetivos con la Bullseye, algo que evita dejarte vendido en mitad de un tiroteo. Estas funciones, aunque obligatorias –ya que no tienen sustitutos con los botones físicos- no resultan forzadas ni son tan constantes como para que te parezca estar jugando a Angry Birds.
Burning Skies es un juego bastante lineal, algo que resta rejugabilidad. Con lineal no nos referimos a que seguimos una sucesión de acontecimientos, sino a que prácticamente todo su recorrido está preparado a modo de pasillo con las protecciones situadas estratégicamente, salvo los ocasionales encuentros contra jefes donde por lo habitual hay un área más amplia para dar rodeos y esquivar ataques. Jefes grandes y poderosos, como es tradición, incluyendo algunos de un tamaño realmente imponente para lo que solemos ver en portátil. La linealidad no es necesariamente algo malo si a cambio se saca partido de sus ventajas, como dar más espectacularidad –cosa que sucede en no demasiadas ocasiones- o conseguir un mejor apartado gráfico –del que trataremos más adelante-, pero en este caso hay que admitir que no se deja mucha libertad para atacar por el flanco que elijas, se trata de seguir el camino prefijado, protegerte, acabar con las quimeras y seguir hasta un nuevo asalto.
Otro aspecto polémico es la reducida inteligencia artificial de los enemigos, y no es que las quimeras sean estúpidas o suicidas, pero su radio de acción es bastante reducido, muchas veces dan la sensación de ir de un lugar a otro de manera prefijada, caso de las que utilizan mochila voladora: pasan de un punto del escenario a otro, y sabes que siempre van a andar por ahí; si matas a ese enemigo, aparecerá otro que tome ese lugar y volverá con esa rutina. Todo depende de cómo nos lo tomemos, al fin y al cabo, juegos arcade como Doom o Quake ofrecían incluso más entretenimiento que muchos supuestos simuladores de guerra. Faltan ideas nuevas, no se trata de reinventar la rueda, y en algún momento la mecánica cambia ligeramente para ofrecer pasajes más tensos y mejor ambientados, o resistir oleadas eternas de enemigos, pero no es lo normal, y se echa en falta variedad de situaciones.
Por fortuna, el catálogo de armas dan el toque estratégico que salva la papeleta de la diversión, aunque para conseguir todas necesitaremos avanzar en la historia –no muy larga, unas seis horas-. Una de las más curiosas y que nos sacará de muchos apuros es la perforadora, la que nos da visión de rayos x y permite disparar detrás de obstáculos sólidos; cuando son los enemigos quienes las utilizan ya no nos hará tanta gracia, pues ninguna cobertura será segura. El fuego secundario del rifle telescópico tiene como opción disparar una mina que se pega a una quimera, y detonarla a nuestra voluntad, muy útil si ves que ese rival se acerca a un grupo de enemigos protegidos. Otro punto interesante de Burning Skies es que cuenta con una buena ración de tipos de quimeras, de diferentes clases y armamento, los "atrapacaras" tipo Alien, una especie de gusanos que salen de tierra, los grupos de "zombis", desarmados pero muy rápidos, pequeños robots voladores, grandes bestias armadas hasta los dientes… en comparación con otros shooters, sí es cierto que hay que adaptar nuestro equipamiento según la situación y los rivales.
Las armas cuentan con un sistema de evolución gracias al uso de la tecnología gris, que son unos cubos esparcidos por el mapa. Podemos colocar dos de estas mejoras en cada arma, desbloqueando mayor daño a larga distancia, menor tiempo de recarga y otras ventajas similares que varían según sus habilidades secundarias. Gracias a esto nuestras armas favoritas serán aún mejores, y nos hará mantenernos alerta a mirar cualquier rincón detrás de cajas y lugares oscuros fuera de la vista en busca de estos cubos azules. Otra tarea similar será la recogida de documentos y hojas con información que completan el trasfondo de la historia.
Además del modo campaña, el cual por cierto tiene uno de los trofeos platino más fáciles que recordamos, Burning Skies cuenta con un multijugador online. Esta modalidad fue un punto fuerte de Resistance en PlayStation 3, así que no podía faltar en PS Vita. Lamentablemente no es demasiado profundo, al menos en su estado actual –es posible que se actualice próximamente-. Los modos que encontramos para ocho jugadores –o menos, si elegimos las versiones reducidas- en seis mapas inspirados en la historia son duelo, duelo por equipos y supervivencia, más uno en el que van rotando a elección de los participantes. Los dos primeros no necesitan presentación, son los tiroteos para causar el mayor número de bajase en solitario o contra el otro bando. El último recuerda a Left 4 Dead 2, con un equipo de humanos luchando contra quimeras, pero a medida que van cayendo jugadores, éstos pasan a engrosar las filas de las criaturas hasta que queda un único superviviente, el ganador.
No hay creación de partida personalizada, es entrar en una de las salas de estos modos y jugar directamente –sin sistema de invitación, además-, y tampoco existe un sistema de "perks" o habilidades personales para desbloquear mejoras salvo en las armas –según nuestro nivel conseguido por la experiencia, añadimos potenciadores al estilo de la tecnología gris, dos por arma-. Es posible personalizar los conjuntos de armas en varios perfiles, pero en general da una impresión de poca profundidad, como muestra la ausencia de creación de clanes. Se ha perdido una gran oportunidad de hacer que el modo competitivo ganase peso y completase las carencias de la campaña.
Nuestra opinión sobre los gráficos no ha variado demasiado respecto a la beta. Hay destellos de PS Vita, como la gran distancia de dibujado en muchas vistas, las animaciones y algunos efectos en texturas que no serían posibles en PSP, lo que sucede es que está entremezclado con una base que recuerda a la anterior portátil: gran parte de las texturas son simplemente regulares, la carga poligonal es reducida, hay pequeñas ralentizaciones y dientes de sierra. Algo parecido sucede con la dirección artística, hay tramos –como las primeras horas en la ciudad- muy faltos de inspiración, tremendamente genéricos. Esto cambia más adelante gracias a un mejor uso del color, los escenarios destruidos y la presencia de tecnología futurista en el escenario, aunque francamente, se puede exigir más a esta plataforma y muchas de las carencias que muestra no se deben a limitaciones de la máquina, es más responsabilidad del estudio.
La impresión es que como título tempranero de la consola no despunta gráficamente aun careciendo de grandes fallos. En una posible secuela para la consola esperamos ya un motor más redondo y más "alma", más en la línea del tercer Resistance que del segundo. Al menos en la versión digital que hemos probado, hay que mencionar que los vídeos –tanto el cómic animado como las escenas demostrativas de las armas- mantienen su altísima compresión que mencionamos en las impresiones, una calidad pobre propia de un vídeo en streaming de Internet. El juego ocupa 3 Gb y suponemos que, dado que cuenta con bastantes vídeos, se ha querido evitar que la descarga exceda de peso –obligando a algunos jugadores adquirir otra tarjeta de memoria o incluso que no quepa en una de 4 Gb-.
La música es notablemente buena y épica, aunque no suena tanto como nos gustaría, y por supuesto viene doblado al castellano con los valores de producción habituales en Sony. En cambio nos parece que en los efectos de sonido se ha descuidado algo tan fundamental como las armas, que no tienen sensación de contundencia. No es broma, parece que en lugar de disparar un fusil o potente rifle de tecnología alienígena suenan palomitas de maíz o una escopeta de feria. Por suerte, los gruñidos, explosiones o aviones sobrevolando el paisaje son más creíbles.
Conclusiones
Resistance: Burning Skies es un título claramente enfocado a los jugones, a los que atraerá con un nombre conocido y unos cuantos puntos fuertes, como la acción frenética en el nivel de dificultad más alto y multijugador en red que ofrece diversión una vez la historia ha concluido.
Sin embargo, no podemos pasar por alto que una vez superado de manera competente el que podría ser el mayor reto del juego, el control, Nihilistic ha olvidado hacer algo original, más ambicioso, e incluso lo que en teoría era lo más sencillo en una PS Vita como unos gráficos pulidos que resaltasen el salto generacional, parece descuidado. El resultado final queda lejos de las "compras obligadas" del sistema, pero como lanzamiento para romper el hielo del género en portátiles Burning Skies cumple sobradamente, y gustará a los seguidores de la serie, o a cualquier aficionado a los FPS que desee llevar la guerra en el bolsillo.