Análisis Dynasty Warriors: Origins, un título repleto de batallas épicas y un paso adelante para los musou (PS5, Xbox Series X, PC)

Dynasty Warriors: Origins no es solo la vuelta por la puerta grande de la saga musou por excelencia de Omega Force, sino también un título muy particular dentro de este subgénero que no teme experimentar con nuevas ideas para llevar su adictiva fórmula al siguiente nivel. En muchos sentidos, podríamos decir que se trata de una producción arriesgada que toma algunas decisiones un tanto divisivas, pero el resultado final es tan bueno que habla por sí solo, suponiendo un firme paso adelante para este tipo de juegos que nos deja con uno de los mejores y más espectaculares musou que hemos jugado jamás. ¿Los motivos? Solo tenéis que seguir leyendo para descubrirlos.
Un gran paso adelante en la narrativa de los musou
Lo primero que debéis saber es que estamos ante un juego de acción que en lo puramente jugable no se aleja demasiado de lo visto en otros títulos similares.
De este modo, nos sumergimos en una serie de batallas a gran escala ambientadas en El Romance de los Tres Reinos en las que controlando a un único personaje debemos enfrentarnos a verdaderos ejércitos de enemigos mientras cumplimos los diferentes objetivos que nos indiquen, como capturar una base, escoltar a alguien o abatir al general enemigo.
Probablemente, la decisión más controvertida de esta entrega la tenemos en que, a efectos prácticos, el título está protagonizado única y exclusivamente por un personaje que se ha creado para la ocasión. O dicho de otro modo: no hay múltiples guerreros jugables entre los que escoger y a los que subir de nivel y equipar. Si bien hay algunas batallas en las que nos permiten controlar temporalmente a luchadores tan icónicos como Guan Yu o Zhang Fei, no deja de resultar extraño encontrarnos ante un musou con un único personaje jugable que no nos permite escoger a nuestros combatientes favoritos para sembrar el caos y el terror en el campo de batalla con ellos.
Como veteranos del género, entendemos que se trata de una decisión que no será plato del gusto de todo el mundo, especialmente de los más puristas, aunque tenemos que admitir que esto ha permitido a Omega Force narrar la historia de este convulso periodo de la historia de China de un modo mucho más detallado e inmersivo que antes.
Encarnando al Viajero, un misterioso joven que ha perdido la memoria pero que posee grandes habilidades marciales, entablamos amistad con las grandes figuras históricas de la época y nos vemos envueltos en sus conflictos bélicos, viviendo así El Romance de los Tres Reinos de un modo mucho más personal que antes.

Sin duda, uno de los mayores méritos del juego reside en su capacidad para resumir y condensar una historia tan compleja como esta de un modo sencillo y fácil de entender por cualquier jugador, independientemente de lo familiarizado que esté o no con la novela o la saga. Es un título que se preocupa mucho por que conozcamos bien a sus personajes más importantes y sus motivaciones para que nunca nos perdamos y siempre sepamos quiénes se están enfrentando o aliando y por qué, lo que ayuda a que nos impliquemos con los acontecimientos mientras desarrollamos diversas afinidades por cada bando.
Esto también se ve reforzado por unas secuencias muy bien presentadas y con algunos vídeos realmente espectaculares, así que podéis esperar una carga narrativa mayor de lo que suele ser habitual en un musou, pero que nunca llega a ser demasiado extensa como para molestar o romper el ritmo de la partida.
Eso sí, hay un par de cosillas que nos han decepcionado un poco. Por un lado, cabe comentar que el título no cubre la totalidad de El Romance de los Tres Reinos, por lo que únicamente se limita a seguir los acontecimientos que tienen lugar desde la rebelión de los turbantes amarillos hasta la icónica batalla de Chi Bi, probablemente la más famosa de todo el libro, por lo que nos dejan prácticamente a mitad de la historia.

El otro detalle que no nos ha convencido ha sido el propio Viajero y la trama argumental original que se ha creado para él. No solo hablamos de un personaje mudo y sin personalidad con el que resulta imposible sentir la más mínima empatía (y por algún motivo, tampoco nos permiten personalizar su aspecto), sino que su historia no tiene ningún tipo de interés, resulta muy predecible y acaba desentonando con los acontecimientos históricos del resto del juego.
Las mejores y más épicas batallas de todo el género
Centrándonos ya en el juego como tal, esta vez nos encontramos con que hay un único modo de juego, ya que su historia se ha planteado de un modo similar a una aventura de rol. Así pues, viajaremos por toda China moviéndonos por un bonito mapamundi desde el cual podemos acceder a las distintas batallas que nos esperan, hablar con los personajes para subir nuestro nivel de afinidad con ellos, recolectar recursos, aceptar algunos encargos y visitar pueblos con sus propias tiendas de objetos y armas. Sinceramente, no hay nada demasiado interesante para hacer aquí, aunque ayuda a darle un leve toque de aventura mientras exploramos en busca de nuevos enfrentamientos. Además, es bastante pequeño y tiene numerosos puntos de viaje rápido, por lo que moverse por él es una experiencia muy ágil.
Sin embargo, donde Dynasty Warriors: Origins destaca y supone una enorme evolución respecto a cualquier otro musou es en el campo de batalla. Como siempre, estas se desarrollan en unos mapas de tamaño considerable y en ellas además de tener que liquidar a miles de enemigos (literalmente) vamos a tener que cumplir diversos objetivos tácticos si no queremos fracasar.

Durante estos conflictos suceden muchísimas cosas, ya que nuestras tropas y los generales aliados intentan llevar a cabo numerosas estrategias, aunque los enemigos también hacen lo propio, y si pretendemos tener éxito no solo vamos a tener que ser hábiles con nuestras armas, pues es imprescindible leer correctamente la situación en cada momento para saber en qué sitios somos más necesarios.
De hecho, nos ha sorprendido bastante lo mucho que se ha potenciado el componente táctico de las batallas respecto a lo que estamos acostumbrados a ver, pudiendo organizar emboscadas, cargas frontales y diversas maniobras que van más allá de la simple conquista de bases. Además, las misiones son muy dinámicas y no paran de generarse diversas zonas de conflicto por el mapa cada vez que un escuadrón de nuestro ejército entra en liza con el enemigo, por lo que siempre estamos viendo puntos calientes que debemos vigilar.
Por supuesto, el medidor de moral sigue existiendo y conseguir elevar la valentía de nuestras tropas es fundamental para vencer. Para ello, simplemente debemos acabar con generales enemigos, conquistar bases, rescatar aliados, realizar emboscadas o cumplir los objetivos que nos vayan indicando, aunque no os confiéis, ya que muchas veces nuestros rivales también hacen de las suyas para reforzar a su ejército en los momentos más inesperados.

Si decimos que la moral es muy importante es porque cuanta más moral tengamos, más agresivamente y mejor pelearán nuestros aliados, permitiéndonos, por ejemplo, desentendernos de la defensa de una base o del ataque a una zona que esté llevando a cabo un aliado en un punto lejano, ya que si tienen la moral alta es perfectamente posible que puedan gestionar la situación sin nuestra ayuda. Estar en todas partes es imposible y los mapas son tan grandes que como nos despistemos es muy posible que no lleguemos a tiempo al lugar en el que nos necesitan, así que la colaboración con nuestros compañeros de armas es fundamental, algo que nos ha gustado mucho y ayuda a que nos sintamos inmersos en un conflicto bélico "de verdad".
A todo esto hay que sumarle que muchas veces las fuerzas enemigas se congregan para formar un gran ejército, momentos en los que la pantalla se llena de tantísimos enemigos y aliados que resulta difícil incluso ver el suelo. Son momentos brutalmente épicos, intensos y espectaculares en los que debemos ponernos a liquidar generales enemigos hasta romper su formación, aunque durante estas batallas también tienen lugar pequeños eventos en los que algún general enemigo o de nuestro bando intentan llevar a cabo alguna estrategia.
Si es el bando contrario el que intenta alguna maniobra, nos pedirán que hagamos algo concreto dentro de un límite de tiempo para impedir que lleven su estrategia a buen puerto, como eliminar 700 enemigos o destruir dos carruajes. En cambio, si es un compañero de armas el que intenta ejecutar una táctica, simplemente deberemos asegurarnos de protegerlo.

Y ojo, ya que también es posible desafiar a ciertos generales a un duelo de uno contra uno. Si ganamos, la moral del enemigo caerá al mínimo, sus tropas intentarán huir y sus comandantes serán fácilmente liquidables durante unos momentos, por lo que suele ser una buena idea recurrir a ellos si nos sentimos capaces de salir airosos de la contienda.
En general, nos han parecido las batallas mejor diseñadas, más desafiantes y más variadas de cualquier musou, ya que siempre se las suele apañar para plantear nuevos tipos de situaciones, a cada cual más épica y emocionante que la anterior, y esconden infinidad de sorpresas que van cambiando el rumbo de la contienda para que nunca nos podamos relajar y siempre tengamos que estar adaptándonos a cada nuevo giro de guion que se va produciendo en mitad de un enfrentamiento.
El placer de liquidar ejércitos
Por suerte, toda esta evolución que han experimentado las batallas también se ha dado en su sistema de combate. Aunque ahora solo tenemos un único personaje jugable, lo cierto es que podemos equiparnos hasta nueve tipo de armas distintas y cada una de ellas tiene un set de movimientos completamente único y muy diferenciado del resto. Y ojo, ya que no nos referimos solo a que el alcance o la velocidad de ataque difiera, sino a mecánicas propias que cambian notablemente la forma de jugar. Las hay que nos permiten elevar a los enemigos para realizar combos aéreos, otras basan sus golpes en los cambios de postura que hagamos, las hay especializadas en realizar nuevas maniobras ofensivas al cargar los ataques, etcétera, y lo mejor de todo es que todas nos han parecido divertidísimas y muy satisfactorias de usar.

Sí, los combos siguen basándose en la combinación de dos botones (débil y fuerte), pero tienen una profundidad mucho mayor de lo que esperábamos y nos lo hemos pasado realmente bien aprendiendo a dominar cada una. Además, el juego hace muy buen trabajo a la hora de "obligarnos" a usarlas todas, ya que el nivel de nuestro personaje se corresponde con la suma de los niveles que tengamos en el dominio de cada arma, animándonos así a que cambiemos de una a otra con frecuencia para fortalecernos.
Más allá de esto, de la clásica esquiva perfecta, del devastador ataque musou que podemos realizar al rellenar el medidor correspondiente, del modo Rabia en el que podemos entrar durante unos instantes para arrasar con todo y de varias habilidades que podemos ejecutar si contamos con los suficientes puntos de valor para ello, nos ha llamado mucho la atención la introducción de una maniobra de parry y la enorme importancia que tiene a la hora de luchar contra los comandantes enemigos.
Como podréis suponer, si pulsamos el botón de bloqueo justo en el momento en el que vamos a recibir un golpe, desestabilizaremos a nuestro rival y romperemos su postura, abriéndonos así la oportunidad para pasar al contraataque sin que pueda responder a nuestros golpes. Ahora bien, no todos los golpes pueden ser contrarrestados de esta manera, ya que también los hay que solo pueden ser interrumpidos con ciertas técnicas especiales, por no hablar de aquellos que son directamente imbloqueables y debemos esquivar.

Para añadir algo más de profundidad a los enfrentamientos contra los generales, estos suelen tener una barra de postura que debemos romper para realizar un potente movimiento de ejecución que hace bastante daño. Como podréis intuir, para reducir este medidor contamos con diversas técnicas y movimientos que son especialmente efectivos para este fin.
Con todo esto, Omega Force ha logrado que las batallas contra los líderes del bando contrario hayan ganado en profundidad y se asemejen más a lo que cabría esperar de un hack and slash, obligándonos a estudiar sus patrones y a identificar sus animaciones para sincronizar en el momento adecuado nuestras maniobras defensivas mientras gestionamos nuestros distintos recursos ofensivos para maximizar nuestro daño.
Algo a destacar es que esta vez hay muchísimos más comandantes rivales que en cualquier otro musou y muchas veces hay varios juntos. Además, tienen la capacidad de comandar a sus tropas para que realicen diferentes formaciones y lancen un ataque organizado contra nosotros, por lo que este dista de ser el típico juego del género en el que nuestros adversarios se quedan quietos esperando a ser despachados.

De hecho, hemos llegado a vivir momentos realmente agobiantes en los que nos han llovido golpes desde todas partes, tanto de los "masillas" como de los capitanes, mientras los arqueros nos fusilaban de lejos y las catapultas intentaban sepultarnos lanzándonos gigantescas rocas. Y todo eso a la vez, lo que sumado a la complejidad estratégica adicional que tienen las batallas hacen de este un título con un punto de desafío muy estimulante, especialmente en su nivel de dificultad más alto, en el que el timing de las paradas perfectas se vuelve mucho más exigente y los generales no sueltan ítems curativos al morir. Y si no nos creéis, probad a enfrentaros a Lu Bu en Difícil.
En cuanto a su duración, completar la aventura principal la primera vez es algo que nos ha llevado unas 25 horas de juego, aunque si decimos "la primera vez" es porque existen tres rutas argumentales distintas según la facción con la que nos aliemos en el tercer capítulo de la historia. Una vez terminado, podemos volver a seleccionar ese episodio y probar suerte con otra ruta. Además, cabe destacar que existe un final secreto, y si pretendéis hacerlo todo, incluyendo pacificar todas las regiones del mapa, dominar todas las armas, encontrar todas las monedas antiguas y subir el nivel de afinidad con todos los generales, tenéis entre 80 y 100 horas de juego aseguradas.
El musou más espectacular
Finalmente, cabe señalar que estamos, a todos los efectos, ante un musou de nueva generación. En términos puramente visuales no hay ningún otro título del género que se acerque al espectáculo gráfico que aquí nos ofrecen, con unos modelados más detallados que nunca, unos escenarios más vistosos y, sobre todo, un número de personajes en pantalla completamente abrumador que no ha dejado de sorprendernos con el paso de las horas. La sensación de guerra y escala que se ha conseguido en esta ocasión es una auténtica pasada, sumergiéndonos de lleno en todas y cada una de sus batallas, algo que se ve acompañado por una buena calidad de imagen y un rendimiento impecable en consolas, donde existen diversos modos gráficos para ajustar la experiencia a las necesidades de cada jugador.

No esperéis ninguna revolución a nivel técnico, ya que las texturas se limitan a cumplir, hay animaciones un poco torpes y las costuras se le ven rápidamente si nos paramos a apreciarlo todo en detalle, pero os aseguramos que en movimiento es un juego que sabe cómo ofrecer un buen espectáculo a nuestros ojos.
El sonido tampoco se queda atrás, gracias a una banda sonora muy movida y pegadiza en la que los guitarreos habituales de la saga vuelven a llevar la voz cantante. Además, se comporta de manera dinámica para aumentar o disminuir su intensidad según lo que ocurra durante los enfrentamientos. Los efectos también gozan de un buen nivel y el doblaje nos llega en inglés, chino y japonés. Y sí, los textos están debidamente traducidos al español.
Conclusiones
Dynasty Warriors: Origins es el musou que el género necesitaba. Un título que da un firme paso adelante tanto en lo narrativo como en lo jugable para ofrecernos las mejores y más espectaculares batallas que hemos vivido nunca en un título de estas características. Un sistema de combate refinado, un componente táctico mucho más acentuado que antes y una mayor variedad de situaciones son sus mayores virtudes, por no hablar de lo mucho que nos han gustado las nuevas mecánicas que se han introducido o de lo estimulante que resulta el puntito de desafío que se le ha dado.
No vamos a negar que el hecho de tener un solo personaje jugable es algo que nos ha costado digerir, que el Viajero como protagonista no da la talla, que resulta un poco decepcionante que solo cubra la mitad de la historia del Romance de los Tres Reinos o que hemos echado de menos algún modo adicional y la posibilidad de jugar en cooperativo, pero creemos que sus puntos fuertes se imponen por goleada a los débiles, haciendo de él un título perfecto tanto para recién llegados como para veteranos que estamos seguros de que os va a encantar a poco que busquéis un gran juego de acción con el que vivir la fantasía de poder definitiva.
Hemos escrito este análisis gracias a un código de descarga para PS5 que nos ha facilitado Plaion.

NOTA
Puntos positivos
Puntos negativos
En resumen
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