Análisis Wreckfest, destrucción sobre ruedas, ahora en consolas (PS4, PS5, Switch, Xbox Series X/S, Xbox One)
El acceso anticipado es una nueva forma de hacer juegos. Es un tanto curioso cómo puede hacer sentir conectado a un juego. En el caso de Wreckfest, llevamos, entre una cosa y otra, casi seis años jugándolo. Nuestro primer contacto con él fue en enero de 2014, cuando todavía se llamaba Next Car Game, y tras su lanzamiento en PC el año pasado, llega ahora a las consolas de Sony y Microsoft con contenido adicional, que se sumará también a la versión para ordenadores.
La fuerza del caos...
Wreckfest es un juego de conducción centrado en el caos y la destrucción. La base recuerda inevitablemente a FlatOut –otra saga del estudio que nos ocupa, Bugbear–, y al clásico Destruction Derby. A esto hay que añadirle un toque de locura, con pruebas especiales que rompen la monotonía de los vehículos tradicionales y que, en nuestra opinión, le sienta genial a la experiencia.
Así, tenemos un título que nos ofrece varios modos de juego, ninguno particularmente sorprendente: carrera, modo libre y multijugador. La carrera, que es el más interesante a priori, nos enfrenta a una notable cantidad de pruebas con un desafío principal –ganar, generalmente– y uno secundario –que puede ser ganar con cierta ventaja, causar cierto daño o hacer que nuestros rivales pierdan el control de su coche, por ejemplo–.
Wreckfest combina muy bien los diferentes tipos de pruebas. En general, vamos a encontrar pruebas cien por cien Destruction Derby, en las que tenemos que destruir una serie de rivales; carreras tradicionales en las que hay que llegar el primero; y carreras de destrucción, con pistas diseñadas para propiciar los accidentes, con cruces en los que es inevitable encontrar choques.
Estas pruebas cuentan también con alternativas un poco más locas. Por ejemplo, podemos encontrar carreras tradicionales... con sofás motorizados. O una carrera en la que todos conducen autobuses, menos nosotros, que vamos en una especie de furgonetilla con tres ruedas. O un destruction derby sobre cortacéspedes. Os podéis ir haciendo una idea de lo que nos espera en el modo carrera.
Por supuesto, tendremos que desbloquear o comprar nuevos coches, mejorar los que tenemos y adaptarlos a los diferentes desafíos. Obviamente, en función de la dificultad que elijamos será un título más o menos exigente, pero la diferencia es notable. Simplemente cambiar la suspensión antes de la carrera puede ser la clave entre una victoria holgada o una derrota inevitable. Y es que, a pesar de su acercamiento simcade a la conducción, nos ofrece la posibilidad de hacerlo un tanto más serio.
Los que quieran un desafío, una conducción o una respuesta más realista de los coches, tienen opciones para ello. Es un título muy agresivo, en el que los vehículos reciben daños constantemente, e incluso así tenemos una opción para activar daños realistas. Es algo que cambia la experiencia por completo, y aunque a nosotros nos atrae más su vertiente más simcade, nos gusta que tenga alternativas.
...al servicio de las físicas
En un primer momento, Wreckfest puede no sorprender mucho en lo técnico, pero cuando empezamos a jugar vemos el enorme trabajo que hay detrás en lo que respecta a las físicas y el daño de los vehículos. Es impresionante ver lo bien que responden los coches a los impactos, cómo se deforman y cómo estos daños afectan a la conducción. No se puede comparar con un Gran Turismo, por ejemplo, pero es un referente en lo suyo.
Además, hay una cantidad de vehículos, cada uno con sus propias características que, como decimos, podemos modificar. Un coche compacto no se conduce igual que un sofá con motor; una furgonetilla con tres ruedas no tiene nada que ver con cómo se conduce un cortacésped. Y, cada superficie, por supuesto, ofrece sensaciones diferentes. Es un título muy cuidado en este aspecto.
En un aspecto más visual, Wreckfest no es despampanante. Tiene sus momentos, y en las pruebas de destruction derby llama la atención ver coches destrozados, en llamas, con el suelo lleno de trozos de chapa mientras esquivamos a nuestros rivales. Echamos en falta, quizás, una iluminación más vistosa o efectos climáticos, pero cumple su cometido.
En lo sonoro, tenemos una gran cantidad de efectos de sonido, que tienen un gran peso en un juego de conducción. También contamos con una banda sonora que combina dubstep para los menús y metal alternativo para las carreras. Son grupos pequeños, no muy conocidos, y por eso nos choca particularmente que no haya un cartelito con el nombre de la banda y la canción cada vez que un tema empieza a sonar, algo que les ayudaría a darlos a conocer.
Hay otros aspectos mejorables, como los extensos tiempos de carga o el lag en el multijugador a través de internet, pero Bugbear ha confirmado que esto se solucionará con el parche de lanzamiento.
Conducción directa y diversión
Nos gustan mucho los juegos como Wreckfest, que van al grano y ofrecen conducción sin complicaciones y diversión. De hecho, Bugbear ofrece conducción con tantas complicaciones como queramos, por lo que es un título ideal tanto para los que quieran un título simcade como para los que prefieran algo un poco más exigente y realista.
Esta versión de consola añade tres pistas nuevas, una nueva arena de derby, tres nuevos desafíos locos, una carrera revisada y mejorada, más horas del día y nuevas recompensas, entre otras cosas. Este contenido llega también a PC a través de una actualización, por lo que os animamos a volver a él si ya lo tenéis en esta plataforma. De una manera u otra, Wreckfest nos parece muy divertido y entretenido, y se perfila como una gran opción para ls que disfruten con este subgénero.
Hemos realizado este análisis en Xbox One X con un código de descarga proporcionado por Deadgood Media.