Análisis de Metal Gear Solid V: Ground Zeroes (PS4, PS3, Xbox 360, Xbox One)

Metal Gear Solid V Ground Zeroes llega con la difícil misión de revitalizar la saga Metal Gear, poner un pie en la nueva generación de consolas y revolucionar su jugabilidad. También con la de contentar a los millones de fans de la serie, tan ansiosos por que llegue la quinta parte como decepcionados por este prólogo que ejerce de aperitivo y demostración del juego final. El resultado certifica que Metal Gear Solid V será un gran juego pero deja una sensación agridulce, con un precio elevado, una duración que no satisfará a casi nadie y porque sabe tan bien que se acentúa que sabe a poco.
Ground Zeroes es un prólogo de que lo que finalmente será Metal Gear Solid V: The Phantom Pain, la quinta parte completa de la obra de Kojima, que todavía no tiene fecha, pero que se espera para algún momento de 2015. Esta primera parte intenta ejercer de embajadora o de demostración de cómo es el salto de Metal Gear Solid a un diseño de mundo abierto, pero muchos jugadores se han sentido decepcionados por su lanzamiento, calificándolo de simple "demo de pago", y eso antes de que se supiese que la historia principal puede completarse en apenas dos horas.

Una evolución sobresaliente
Tras haberlo jugador de cabo a rabo, en nuestra opinión la evolución de la forma de jugar en Metal Gear Solid V es sobresaliente, con los mayores cambios en la saga desde la primera entrega poligonal de PlayStation. Manteniendo fiel su esencia, el equipo de Hideo Kojima ha sabido adaptar el juego a los nuevos tiempos, integrar todas esas innovaciones de los últimos años, muchas de ellas de títulos que a su vez habían bebido de Metal Gear, y atreverse a descartar facetas del juego que parecían inseparables. Una radical puesta al día en todos los aspectos que puede que no guste a todos los seguidores de la saga, pero que funciona muy bien, y que quizás la abra a un nuevo público que la haya descubierto con la cuarta parte y le pueda haber resultado algo arcaica, y que probablemente no haya tocado la última entrega de PSP, canónica pero un tanto desapercibida.
La duración del juego, el otro campo de batalla de Ground Zeroes, es insuficiente aunque negociable. La historia principal puede completarse en unas dos horas y tenemos varias misiones opcionales que hacer que la alargan un par de horas más. Quienes no sean unos entusiasmados de la saga se quedarán perplejos por lo corto que es el juego y probablemente decepcionados por ello. En cambio, aquellos de sus seguidores que acepten sus radicales cambios pasarán horas y horas experimentando con las nuevas posibilidades que ofrece el mundo abierto, encantados con su evolución, encontrando sus secretos y mejorando sus puntuaciones, pero maldiciendo por lo bajo a Konami, Hideo Kojima y compañía por las ganas de más que deja.
A nivel técnico el título sale para dos generaciones de consolas y eso se nota mucho en el resultado next-gen. Las versiones para PS3 y Xbox 360 lucen bien en su liga y las de PS4 y Xbox One dan un salto gráfico, pero ambas por debajo de las expectativas que todos tenemos de ellas y en el caso de la segunda por debajo de la resolución 1080p. En una sensación que preocupantemente se está convirtiendo en costumbre, el aspecto en la nueva generación es vistoso pero no impactante, sólido desde el punto de vista técnico y sobre todo desde el artístico, pero todavía lejos de lo que esperamos que hagan las nuevas máquinas, probablemente lastradas por la obligación de que el juego tenga las mismas posibilidades en las consolas anteriores. Será interesante, cuando salga The Phantom Pain, la versión completa del juego, ver cómo contrastará con el acabado de los juegos de su momento si finalmente también cuenta con versiones para Xbox 360 y PS3.

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