Análisis de Let it Die (PS4, PC)

Muchos jugadores no perdonarán a Grasshopper Manufacture la cancelación –o transformación- de Lily Bergamo en Let it Die. El primero, al menos por su único tráiler, prometía un juego de acción con un estilo japonés mucho más fresco. Pero hay que reconocer que con el tiempo, hemos aprendido a querer a Let it Die.

La huella de Goichi Suda se deja notar en su alocado planteamiento. Detrás de un título con personajes pegándose puñetazos en paños menores se esconde un juego sorprendentemente sólido para lo que estamos acostumbrados a ver en el modelo free to play. Esto muestra que originalmente estuvo planeado para un lanzamiento estándar y quizás GungHo prefirió atraer a un mayor número de jugadores y tentar con el sistema de microtransacciones.

Let it Die ofrece una pequeña historia sobre un desastre natural que divide el planeta en cuatro masas de territorio. Es 2026 y las sucesivas guerras dejan el mundo prácticamente en estado postapocalíptico, y una extraña torre se erige en una nueva isla cerca de Tokio. En la parte superior se supone que hay algún tipo de tesoro o la clave para el futuro, pero nadie ha sobrevivido hasta ese punto para comprobarlo. ¿Serás el elegido?

El argumento –con textos en español- es la habitual ida de olla de Grasshooper. Lo realmente interesante son sus pintorescos personajes, de los que Uncle Death es la estrella absoluta del espectáculo, una Muerte que monta en patinete y hace de guía en nuestros primeros pasos por la torre. Podemos elegir entre personajes masculinos y femeninos con varios aspectos a elegir; no hay un editor exhaustivo y tiene sentido, puesto que nuestro personaje va a morir en múltiples ocasiones.

Si no has prestado mucha atención a los últimos diarios de desarrollo es probable que pienses de Let it Die que es otro slash´em up o beat'em up como nos tiene acostumbrados el estudio. Lo cierto es que tiene bastante inspiración de la saga Souls de From Software; es un RPG de acción, o un juego de acción con elementos de RPG. No llega a la complejidad de un auténtico título rolero y visto con estas exigencias queda un poco cojo, pero a la vez es mucho más profundo que un juego de mamporros sin estrategia.

Cada personaje puede equipar varias armas, de una mano o de ambas. Se dividen en varias clases: impacto, fuego, veneno, cortes… Nuestros enemigos normalmente van protegidos, así que es necesario conocer la mejor efectividad del arsenal –muy variado, por cierto-. Además, dominar un tipo de arma permite conseguir nuevos tipos de movimientos y ataques que se mantienen en nuestra partida independientemente del personaje, lo que da una sensación de evolución constante.

Estos objetos ofensivos y las armaduras –de tres piezas- tienen una determinada resistencia, o en el caso de armas de fuego, munición escasa. Luchar es básico para sobrevivir y obtener recursos de nuestros enemigos, no todo será útil pero es importante guardar cualquier arma improvisada; siempre son mejores que utilizar nuestros puños.

Este sistema de RPG va acompañado por un control que recuerda a las citadas sagas de From, un poco más rápido, sin la misma sensación de peso o colisión, aunque de idea similar. Las cadenas de ataques son fáciles, sin embargo un sistema de cansancio –representado por nuestro corazón- limita el abuso de acciones. Se consigue así un ritmo de juego similar a los action RPG: ataque, evasión para retomar fuerzas y repetición de la jugada. Dicho así parece fácil, sin embargo con un par de enemigos duros la cosa se complica.

El diseño de mapas y arenas de combate de Let it Die es bastante simple, algo que favorece el enfrentamiento directo. No hay mucha estrategia en cuanto a posicionamiento, no obstante el combate y las opciones de configuración hacen de cada encuentro una lucha a vida o muerte. Incluso dispones de ataques especiales y una especie de Fatality que destroza a nuestra víctima, con causa una recompensa mayor.

Existen animalillos que son susceptibles de ser comidos, pero el elemento curativo principal del juego son las setas –siempre que no seas venenosas-; si encuentras buenos hongos podrás curar tu salud o almacenarlas para cocinar en el mundo central –donde tienes acceso a muchas otras opciones, como construir armas o utilizar calcomanías con efectos pasivos-. Esta es sólo una pequeña parte de las posibilidades de este "juego dentro del juego" que Uncle Death y el resto del equipo nos irá presentando en nuestros primeros pasos por Let it Die.

Como se puede ver, Let it Die recuerda mucho a un juego de mazmorras donde se progresa poco a poco, intentando arriesgar lo mínimo posible. Superas un piso, encuentras el ascensor que te devuelve a la base, aprovechas la experiencia conseguida para aumentar tus parámetros o almacenar el dinero conseguido. En determinados pisos también hay jefes y en general el desarrollo invita a jugar partidas no muy largas, quizás de 30 minutos; siendo realistas, Let it Die no va a desplazar de tu catálogo ese título tan esperado que acabas de comprar, pero quizás quede en tu disco duro durante mucho tiempo, ocupando esos tiempos de ocio en los que no sabes a qué jugar.

Gráficamente es un juego muy simple y los entornos genéricos. Al menos, no sufre grandes problemas de rendimiento que entorpezcan la jugabilidad. En el sonido, Akira Yamaoka reúne a más de un centenar de bandas de metal, J-rock y derivados para crear una banda sonora original. Es realmente buena y encaja a la perfección con la ambientación brutal y macarra de este mundo.

Las microtransacciones

El juego es gratuito a cambio de pequeños pagos. Ninguna sorpresa en este sentido, y recoge ideas de este modelo, como las habituales recompensas por conexión para mantener la adicción de los jugadores durante semanas. La buena noticia: no es un juego muy sangrante en este sentido.

Con una dificultad bien ajustada -Let it Die no es un juego muy duro pero tampoco un paseo-, tarde o temprano encontrarás la muerte. Con la moneda de pago podrás resucitar y mantener el botín conseguido hasta ese momento; de lo contrario empezarás con nuevo personaje y habrás creado un Hater, una copia de tu personaje en el lugar del fallecimiento dispuesto a plantar cara y con un peligro mayor que los enemigos genéricos. Hay que dosificar bien este "seguro de vida" porque tu personaje vuelve tal y como estaba, quizás con armas rotas.

El pago está dirigido a quien no tenga mucha paciencia con el juego. De hecho esta moneda Premium se puede ganar jugando, así que perfectamente puedes dedicar decenas de horas sin gastar un céntimo. Tiene otras pequeñas ventajas, tipo acelerar tiempos de mejoras o aumentar inventario, pero dado que no existen enfrentamientos directos jugador contra jugador –sólo invasiones de base y envío de Haters-, nunca te sientes en desventaja frente a los usuarios que apoyen económicamente a Grasshopper.

Conclusiones

Let it Die es un juego extraño, la clase de bicho raro que podemos esperar de Grasshopper. Una vez superada la curva de dificultad inicial -una avalancha de información y el tiempo que lleva acostumbrarnos a su control-, tenemos uno de los free to play más complejos y completos de consola. Y mejor todavía: no es para nada un pay to win y nunca pide sacar la tarjeta de crédito para eliminar limitaciones. Es difícil poner muchas pegas cuando hablamos de un buen lanzamiento que no compite en la liga de juegos a 70 euros.

Como en otros lanzamientos bajo este modelo, recomendamos darle una oportunidad. En el peor caso no tienes más que borrarlo; en el mejor, descubrirás un entretenido juego completamente gratuito con exploración de mazmorras, un sistema de combate que combina habilidad con tácticas de armas e invasión de bases de otros jugadores.

Hemos realizado este análisis con la descarga gratuita del juego en PlayStation Store, que no requiere PS Plus.