Análisis de Real Steel PSN (PS3, Xbox 360)
¿Qué fórmula hay que seguir para lanzar un videojuego basado en una película sin que todo el resultado se venga al traste? Aunque hay excepciones (como el más que decente juego de Tintín), sabemos que la mayoría de las veces, el resultado final deja mucho que desear. Juegos lanzados con prisa, mal adaptados o terminados, sin apenas interés para el jugador que salga del target de comprador o coleccionista de la franquicia de turno...
Las ecuaciones y fórmulas que podemos sacar en relación a este tipo de títulos, suelen dar como resultado juegos realmente deleznables en su mayoría. Pero, todo se puede agravar, si unificamos dos variantes muy interesantes.
¿Qué pasa si el juego basado en película sale directamente para descarga digital en las principales consolas de sobremesa? ¿Y si encima adapta de la peor de las maneras una película con una interesante propuesta e ideal para el mundo del videojuego? Pues eso, desgraciadamente, es Real Steel.
Acero y óxido; mucho óxido
Real Steel adapta la inminente película de ciencia ficción protagonizada por Hugh Jackman. En el futuro que nos propone Real Steel, los boxeadores han sido reemplazados por máquinas y robots, que se baten y destrozan en los cuadriláteros de medio mundo. En medio de este interesante planteamiento, Charlie Kenton (Jackman), un antiguo boxeador y promotor de dicho deporte, se verá forzado a adaptarse al nuevo status, entrenándose junto a un robot descartado hasta hacerlo campeón de este deporte de masas. Si el argumento os parece interesante, o si queréis ver de nuevo a Hugh Jackman digitalizado en las consolas, ya podéis id olvidándolo. En la adaptación a consolas de este prometedor cuento futurista, no veremos ni un ápice del guión, el argumento o la historia de la película. Simplemente, nos limitaremos a luchar, una y otra vez, contra un plantel de robots algo limitado en un repertorio de escenarios igualmente cercenado y corto.
Real Steel, toma la parte pugilística de la película y la convierte en el eje central de la jugabilidad y el planteamiento de este juego descargable, algo lógico, pero muy mal llevado. Su esquema es tan simple como fácil, ya que desde el primer tendremos que elegir un robot y ponernos a combatir en los diversos campeonatos que se nos ofertarán. Al principio del juego, se nos ofrecerán una serie de créditos para comprar, montar y elegir a nuestro robot, con el que lucharemos a lo largo del título. Real Steel pretende ofrecernos un variado sistema de elección y configuración, que siendo honestos, es casi lo mejor del título. Como "ingenieros" o responsables de nuestra criatura de acero, podremos modificarla a nuestra imagen y semejanza. Podemos invertir cada crédito que recibamos tras nuestros combates, buscando mejorar el resultado sobre la arena de nuestro luchador, y aunque parezca mentira, si somos inteligentes cambiando y perfeccionando aquellos puntos flacos del robot, podemos obtener resultados muy pronto.
Los parámetros a modificar y configurar son muy variados, desde los brazos y la cabeza, pasando por la placa base... Y no solo eso. También podemos cambiar nuestro aspecto, color y forma, en el Editor. Pero ojo, y aquí viene una de las pegas más absurdas que hemos visto en un videojuego en muchísimo tiempo: ¡El editor completo se adquiere por separado! Sí, como estáis leyendo. Para poder acceder al editor completo de aspecto de robots de Real Steel, tendremos que desembolsar una cantidad de Microsoft Points para así tenerlo dentro de las opciones de configuración del juego. Una decisión un tanto extraña, y que puede hacer entrar en ira al incauto que haya decidido pagar por el juego (si es que hay alguno).
Centrándonos ya en la jugabilidad, cada robot, puede pertenecer a un estilo concreto de lucha: pesado, ágil o equilibrado. Como podéis intuir, cada uno de los estilos adolece una forma concreta de combatir, siendo los primeros más propensos a golpes fuertes y directos, los ágiles más rápidos y livianos, y los equilibrados, un punto intermedio entre ambos. Esto, que sobre el papel suena interesante, en la práctica, tiene muy poca utilidad, ya que las batallas entre máquinas se limitarán a repetitivos intercambios de ataques y golpes, que pueden ser de mayor o menor fuerza. Las peleas no funcionan como deberían, ya que hay momentos en los que Real Steel parece un intercambio de puñetazos autómatas y aburridos, como si de una especie de "Piedra, papel y tijera" se tratase. "Si me golpean de esta manera, me cubro así"; "Este golpe no lo bloquea este tipo de robot"; Y así sucesivamente.
Conforme avancemos en el videojuego y en los campeonatos disponibles (insuficientes y demasiado parecidos entre sí), veremos como tenemos que adaptarnos varias veces a oponentes que bloquean nuestros golpes, o que literalmente, nos dan una verdadera paliza tirándonos al suelo a la mínima ocasión. Cada vez que nos pase esto, Real Steel pasará a una especie de modo "Quick Time Event", donde tendremos que mover de un lado a otro el stick izquierdo lo más rápido posible, para levantarnos y volver a encarar a nuestro oponente. Tras cada combate, también tendremos que evaluar los daños recibidos y obtenidos, reparando y arreglando los desperfectos sufridos en la contienda, con lo que plantear y construir un buen robot, así como una buena estrategia de golpes, es esencial. Si vamos demasiado rápido o queremos combatir de una forma más o menos alocada, acabaremos perdiendo piezas, que como es lógico, tendremos que volver a comprar en el taller con el consabido gasto (tanto de créditos virtuales en el juego, como en Microsoft Points) que supone.
El multijugador, es quizás, el modo más divertido de Real Steel, pero es igual de corto y limitado. Hay varios filtros para buscar partidas igualadas (eligiendo fuerza o tipo de luchador), teniendo la opción de crear combates o partidas por nosotros mismos, o meternos en alguna ya creada. No hay mucho que explicar: buscamos combates, los entablamos y a otra cosa. Ningún tipo de aliciente o motivación para aquél jugador que quiera probar su robot o perfeccionarlo.
El metal es feo
Gráficamente, Real Steel es un juego que podría pasar por un título de segunda o tercera categoría de la Xbox original. Y no exageremos. En un vistazo rápido, no encontraremos ningún tipo de modelado, textura o efecto, que nos llame la atención. Los robots son muy parecidos entre sí en cuanto a movimientos, colores y aspecto, y los escenarios, son meros cuadriláteros limitados y terriblemente mal ambientados (cuando veáis el público pixelado, lo entenderéis). Es algo extraño, pero en ciertos momentos, nos ha recordado al malogrado Rise of Robots, uno de los videojuegos más infames de la historia reciente del ocio electrónico. Robots feos, mal diseñados y con un motor gráfico que sigue en la estela de este mediocre videojuego (que está en completo inglés, para más señas).
Conclusiones finales
Real Steel no es un título o un videojuego a tener en cuenta. Realmente, es una lástima, ya que la premisa inicial, así como las opciones y planteamientos que podrían derivar de una licencia tan jugosa, lo hacían, al menos prometedor e interesante. Pero entre decisiones polémicas (no incluir el completo editor de robots dentro del juego, teniéndolo que adquirir por separado), una jugabilidad muy limitada y repetitiva y un aspecto tosco y poco cuidado, Real Steel es como ese electrodoméstico o gadget de última generación que llega a la tienda con un par de rayones y bollos en su carrocería o chasis, y tiene que ser destinado a tiendas de segunda mano o al mismo desguace tras su puesta a la venta. Es duro decirlo, pero Real Steel venía mal montado y diseñado desde la misma fábrica. Y eso se nota en cada tornillo, placa o trozo de aluminio.