Análisis de Mini Ninjas (PS3, NDS, iPhone, Wii, Xbox 360, PC)
Los ninjas han estado presentes en los videojuegos desde sus primeros pasos, contando con la ventaja de que ya existía una extensa mitología occidental en torno a este mundillo gracias a las películas de acción que habían asolado el cine más o menos por la época en la que empezaba ser un negocio real la cosa ésta de jugar con maquinitas. Han sido protagonistas de cantidades ingentes de juegos de acción, con ambientaciones clásicas, futuristas, absurdas e incluso con forma de tortugas y hasta de osos panda.
Ahora, IO Interactive, el grupo de desarrollo de videojuegos danés responsable de sagas como Hitman o el más reciente título Kane & Lynch, apuesta por una estética mucho más ligera, una ambientación ligera y buenrollista y, sobre todo, muchos ninjas de dimensiones reducidas, porque es la hora de Mini Ninjas, su nueva apuesta de acción que coge un poco de aquí y un poco de allá a la hora de repasar la trayectoria del estudio.
Y es que –y aquí estará una de sus virtudes- se nutre de algunos de los mejores rasgos de Hitman y de los de Kane & Lynch para ofrecer una nueva combinación, que resultará más que saludable y divertida, como veremos.
El juego nos presenta a Hiro, el héroe (sí, es el viejo chiste fonético anglojaponés que hemos visto un millón de veces, pero sigue haciendo sonreír, suponemos) jovencito pero dotado de una habilidad única: puede usar la magia Kuji. Él, junto a su grupo de amigos (también ninjas), tendrá que salvar el mundo de los planes del señor de la guerra de turno, un samurái algo más viejo, curtido y con mala uva que cuenta con todo un ejército de esbirros a sus órdenes capaz de ponerte las cosas muy difíciles. Vamos, como la mayoría de los videojuegos, series de televisión, y películas que optan por la acción. No es fresco, la verdad, pero lo compensa con su gracejo y simpática línea estética, más cerca de la animación para toda la familia que de un Ninja Gaiden lleno de alegre color escarlata.
Así, por ejemplo, aquí no hay litros de sangre salpicando por todos lados pese a que usamos una espada y otras armas blancas, y aunque hay enormes enemigos finales no son seres monstruosos que mutan y remutan en cosas cada vez más nauseabundas, reptilianas o llenas de tentáculos, sino que eructan nubes, por ejemplo. Los enemigos son, por lo general, hermosas criaturas que han sido poseídas por la magia maligna del enemigo, y cuando hayamos acabado con ello volverán a su forma habitual, indemnes, como un alegre conejito. Como vemos, los que necesiten reafirmar su adolescente masculinidad con tíos feos pero musculosos y mucho gris y marrón tendrán que buscarse otro juego; quienes busquen un buen título de acción, que sigan leyendo, y descubran sus puntos fuertes y débiles.
El grupo protagonista cuenta con diferentes armas. Hiro apuesta por la imprescindible catana, mientras que Tora, mucho más ágil, usa unas garras metálicas. Shun opta por arco y flechas, Kunoichi dará cuenta de los rivales con una lanza... habiendo seis personajes jugables en total. Pese a eso, lo cierto es que la estructura de los combates resulta un poco repetitiva, pues los enemigos comunes no representan mucha dificultad y con machacar los botones con mayor o menor brío se da buena cuenta de ellos sin problemas. De vez en cuando aparecen otros tipos de enemigos que requieren el uso de alguna estrategia diferente, como devolverle los rayos mágicos que nos lanza. El problema surge cuando estos enemigos diferentes dejan de serlo al llegar en horda, por lo que al final eso también resulta repetitivo. Lo cierto es que está en la línea de cualquier "yo contra el barrio", pero en algunos títulos parece que se nota más que en otros, y lo cierto es que en Mini Ninjas es extrañamente obvio. Quizás con más movimientos en nuestros personajes, o con un surtido de enemigos más amplio, o un poco de las dos cosas, la cosa hubiese resultado mucho más equilibrada.
Como decíamos, según avanzamos en el juego vamos liberando a quienes serán nuestros compañeros, lo que nos lleva a sumar un total de seis personajes jugables que, en teoría, tienen su propio estilo de combate, pero lo cierto es que en la práctica no hay diferencias sustanciales. Y lo que es peor: cuando se puede decir que las hay, son innecesarias. En realidad, el juego se puede pasar íntegramente jugando sólo con Hiro, que es, con diferencia, el personaje más equilibrado y útil. La espada es rápida, hace una gran cantidad de daño, y es el único personaje que emplea la magia, lo que le hace totalmente imprescindible. La elección es curiosa, porque en determinados puntos del juego se aprenden nuevos conjuros, y podría aprenderlos otro de los protagonistas, pero no ha sido así. Todo se concentra en Hiro, y teniendo en cuenta que son necesarios contra algunos enemigos, y para desbloquear y encontrar la totalidad de los objetos coleccionables, se le da quizás demasiado protagonismo para un título que pretendía ser coral. La puntilla la pone el ataque especial: cada personaje tiene uno, pero, una vez más, el que es realmente devastador, rápido y eficaz es el de Hiro.
Así que una opción es intentar no ser visto por los enemigos, siendo sigilosos. Si la acción intensa, sin pausa, parece herencia de Kane & Lynch, optar por no ser detectado por la cantidad creciente de enemigos que hay en cada nivel parece tener su antecedente en Hitman. En cierto sentido, parece que se incentiva este estilo de juego cuando la cantidad de enemigos por pantalla pasa a ser ingente para empezar a calificarla de abusiva. De hecho, resulta mucho más divertido jugar siguiendo esa estrategia que ir matándolos a todos sin más. Arrastrarse, moverse a poco, esconderse entre la hierba, saltar de tejado en tejado para no ser vistos... habilidades ninja simpáticamente reflejadas en el juego que resultan y funcionan bien.
No se pretende ser un émulo de Snake, Fisher y demás tipos del género del sigilo, pero sí que cuenta con los elementos suficientes para que resulte verosímil dentro del universo creado por el videojuego. Para entrar en modo silencioso basta con pulsar el gatillo izquierdo, siendo algo muy sencillo y directo en su planteamiento, alejándose –en este terreno- de sistemas de control complejos o pretendidamente realistas.
Pero tampoco nos confundamos: el mando tiene cierto punto enrevesado si tenemos en cuenta para qué publico parece dirigirse especialmente el título. Por ejemplo, hay muchas funciones diferentes, y para hacer ciertas cosas hay que pasar por varias capas de menús, como, por ejemplo, para realizar conjuros mágicos. Hay que seleccionar arma y conjuro desde el menú pausado, asignarlos a un lugar de la rueda de poderes, y luego, ya con la acción en marcha, pulsar el botón superior derecho, que es lo que lanza esa rueda que se sobreimprime en pantalla, y en la que debemos seleccionar qué arma o magia seleccionar moviendo el gatillo derecho del mando, y luego ejecutarla con el gatillo derecho. No es complejo, pero la verdad es que puesto que dado el nivel de dificultad (algo bajito) parece un título orientado a un público que quizás no quiera cosas tan abstractas.
A nivel visual, Mini Ninjas consigue tener personalidad propia por su línea estética pero también por la técnica empleada, que ofrece un resultado colorido que parece situarse a medio camino entre la animación por ordenador y el cel-shading, con unas texturas y diseños que acompañan. Sin embargo, no podemos obviar que hay una repetición de enemigos destacable, y algunos diseños resultan en ciertas ocasiones un punto genéricos. Se compensa con niveles de buena extensión, en los que la exploración es importante, y hay un cierto gusto por los detalles pese a situarse en una tendencia minimalista, lo que refuerza su estética. Algunos niveles ofrecen grandes destellos de calidad, como la noche bañada por la luz de la luna, o el escenario bañado por una menos metafórica lluvia... pero otros resultan mucho más flojillos y también genéricos. La música, en la misma línea, resulta simpática, se adapta bien al ritmo de juego y a su tono (con reminiscencias japonesas y toques pop curiosos), al tiempo que los efectos sonoros son consistentes, aunque repetitivos en exceso.
Conclusiones
Mini Ninjas es un buen juego de acción, divertido, entretenido y capaz de ofrecer unas buenas horas de diversión, pero está lejos de ser uno de los grandes de su género. No cuenta con opciones multijugador (y con tantos personajes protagonistas, alguno modo adicional o un cooperativo le habrían sentado muy bien), y lo cierto es que resulta algo corto. Se incentiva la rejugabilidad con coleccionables, pero ni es un arcade directo ni una aventura profunda, por lo que se queda en tierra de nadie a la hora de potenciar darle una segunda o tercera vuelta a su historia. Eso sí, es encantador, y si le perdonamos esas carencias que lo alejan de un título genial, nos quedará un muy divertido título de acción.