Análisis de Fallout: New Vegas (PS3, Xbox 360, PC)
Lo mucho que ocurre en New Vegas, se queda en New Vegas.
Ramón Varela ·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
8
SONIDO
8.5
NOTA
9.3
DIVERSIÓN
9.5
JUGABILIDAD
9
Análisis de versiones PS3, Xbox 360 y PC.
Regresar a uno de los universos más ricos de los últimos tiempos siempre es una buena noticia. Bethesda lanzó hace dos años Fallout 3 y no mucho tiempo después se desveló Fallout: New Vegas, pero esta vez creado por Obsidian –con muchos integrantes del equipo original creador de Fallout 1 y 2- y no en forma de secuela completa. New Vegas puede considerarse como una historia paralela –spin off-, en otra localización y con un pequeño maquillaje en la mecánica.
New Vegas tampoco es estrictamente una expansión, posee mucho contenido para considerarse como contenido dependiente –la duración es similar a sus antecesores-. New Vegas es, "simplemente", un nuevo episodio, o dicho de otra manera, más aventura, acción y rol de altísima calidad, todo ello en un mundo rico y profundo que aún tiene mucho que contar. Todo suena a conocido, pero eso nos gusta.
Este juego tiene lugar en 2281, y como su título indica, en Las Vegas y su entorno, Nevada y el desierto de Mojave. La extensión del mapa es muy amplia –prácticamente como Fallout 3- con diferencias a lo visto en la tercera entrega, no ya en el enclave de la historia, también por alejarse de la temática de ataques nucleares y mutantes –mucho menos numerosos que en anteriores juegos-, aunque no por ello es el lugar idílico que conocemos por sus brillantes luces de neón, lujo y diversión. New Vegas no sería un Fallout sin ese aire decadente, post apocalíptico y de lugar sin ley que cubre el paisaje, con revueltas entre facciones. New Vegas tiene más colorido que las grisáceas tierras de Fallout 3, y el cielo es más natural; las reminiscencias con el Salvaje Oeste y el mundo rural americano también son bastante evidentes. La gente del lugar intenta llevar una vida más o menos normal, así que se da un toque más humano a la serie, sin olvidar un punto ruinoso.
La aventura comienza cuando somos rescatados en mitad del desierto con una bala en la cabeza, salvados únicamente porque nos han dado por muertos. El doctor Mitchel nos cura tras ser rescatados por un robot, y en una primera conversación, somos interrogados mediante varios test médicos y psicológicos para comprobar nuestro estado, unos diálogos que tienen como fin otorgar los puntos iniciales de nuestras habilidades y atributos.
Por ejemplo, a preguntas sobre qué hacer en una situación tensa –dialogar, salir corriendo, pelear…- se extrae nuestra forma de jugar, creando un perfil que más adelante podremos ir desarrollando. También en estos primeros minutos se accede al editor físico, para dar género, edad, nombre y apariencia, de manera bastante sencilla. No olvidemos que, sea cual sea nuestro estilo de juego, podremos terminar la aventura, no es necesario dedicar todas las mejoras a la fuerza y habilidad con armas. A partir de aquí, todo un mundo que explorar a nuestro antojo.
La primera parada del juego es Goodsprings, una pequeña población fácil de recorrer a pie en la que conoceremos a algunos personajes y aprenderemos las bases del combate, los diálogos o la manera de crear medicamentos –son necesarias recetas y productos-. Los jugadores de Fallout 3 conocerán esta parte de tutorial, pero no viene mal para recordar el funcionamiento del Pip-boy y enfrentarse a algunas de las primeras criaturas "inofensivas" de los terrenos cercanos al pueblo, como insectos varios, un tipo de lagarto geco, rescatado de Fallout 2, y aprender el uso del GPS y el mapa –la misma interfaz que ya conocemos de antes-. Las primeras decisiones importantes llegarán algo después, cuando un matón amenaza a la gente que nos ha acogido hospitalariamente buscando a un huido; es aquí cuando podemos empezar a ganar el respeto de la gente si decidimos ayudar al fugitivo y reclutar con nuestra dialéctica a gente para hacer frente a la banda. Todo ello sin olvidar el hilo principal que nos pone en marcha: encontrar a nuestros frustrados asesinos y vengarnos de ellos.
Las citadas facciones que pueblan New Vegas tienen un papel importante en la aventura, y nuestra elección a favor de una supone ponerse en contra de otra. Por tanto, el punto de vista de la historia, eventos y final es decisión completamente nuestra, según el bando en el que nos encontremos o más apoyemos. No hay una facción "buena" y otra "mala", y la reputación la comenzaremos a forjar en las primeras misiones. La historia no gira sólo en torno a esta guerra de guerrillas, pero tiene un papel clave y nos cruzaremos con múltiples decisiones en nuestro camino y los territorios que estos grupos tienen bajo su sometimiento.
Hay casi dos decenas de bandas, unas más poderosas que otras; la más grande –y civilizada- es Nueva República de California, enfrentada a la Legión del César –o Caesar, en el juego dudan con su pronunciación- por el control de las tierras y New Vegas. La tercera en discordia de las más potentes es La Hermandad del Acero. Hay otras más pequeñas, una de ellas está a cargo del Strip –la calle principal de Las Vegas-, así que es inevitable toparse con amigos y enemigos por el camino.
Mencionar que en Fallout: New Vegas existen unas 70 misiones secundarias que cumplir, algunas de ellas dan los mejores momentos del juego, que en número son el triple de las vistas en el anterior lanzamiento, a las que se suman 90 misiones libres; las horas totales de partida son similares a las de Fallout 3, por lo que los jugadores van a invertir decenas o centenas de horas hasta llegar a uno de los finales. Y para entonces, tendrán seguramente ya contenido descargable disponible, opción presente en el menú inicial que nos invita a buscar nuevas expansiones.
El desarrollo y combate en New Vegas comparte muchas similitudes con Fallout 3, por lo tanto no vamos a entrar muy en detalle porque se ha mantenido intacto en su mayor parte. Como aquel, se trata de un RPG en primera persona con mucha exploración, en el que el gatillo fácil no es la solución a los problemas, por muy expertos en Call of Duty que seamos. Sí, es cierto que existe cámara en tercera persona, y aunque funciona mejor que antes, sigue siendo tan poco práctica para apuntar y recoger objetos que prácticamente es anecdótica en exteriores y tosca en interiores.
Las habilidades y pericias definen nuestra forma de jugar, y si hemos consumido nuestros puntos para potenciar los conocimientos científicos y carisma, no resulta muy inteligente lanzarse contra varios enemigos fuertes, porque el resultado ya estará decidido de antemano. El VATS (Vault-tec assisted targeting system) vuelve a hacer acto de presencia, pausando la acción e indicando un porcentaje de acierto a cada extremidad de los enemigos, con esas recreaciones de muertes violentas que muestran la bala a cámara lenta reventando cabezas o brazos. Apuntar y disparar de manera manual a lo juego de acción en primera persona es posible, pero suele ser un derroche de balas con los enemigos más lejanos o pequeños –una simple abeja o saltamontes-.
Pero Obsidian ha introducido algunas novedades interesantes que pulen aspectos mejorables respecto a Bethesda o dan un (pequeño) nuevo giro. No obstante, parece claro que este juego está pensado mucho para gustar a los fans de la serie, sin revolucionar demasiado la fórmula que ha funcionado, y en lugar de buscar a nuevos jugadores haciendo el desarrollo más accesible, incluye un modo para expertos –el hardcore- pensado para quienes encontraron Fallout 3 fácil, que nos complica un poco más la vida.
Más simulador y realista, este modo aumenta la dificultad con estrategias más elaboradas, obligando a buscar mejor los recursos, afectando al tiempo de la curación y los conocimientos necesarios para su uso, la cantidad de munición adquiere peso y se debe beber, comer y dormir para evitar deshidratación, hambre y cansancio. Suena tan bien como funciona, no hace que sea imposible de terminar, aunque no es recomendable para iniciarse en este RPG por primera vez.
Existen varios detalles mejorados, algunos no demasiado evidentes, pero que facilitan la partida. Podemos citar que las órdenes a los compañeros –hasta tres en el equipo- ahora se realizan con un menú radial, sin la necesidad de dialogar con ellos para cada cambio de táctica. Este panel circular incluye los comandos de interacción de manera cómoda y sencilla. Y es bueno contar con ayuda, porque a pesar de la reducción de la temática radioactiva, encontraremos fauna agresiva y mutante, y hay zonas estratégicas que han sido bombardeadas con cabezas nucleares en las que los supermutantes hacen acto de presencia.
Aunque el sistema de karma de Fallout 3 se mantiene –roba en una casa con dueño y tu karma será negativo-, sus desarrolladores han optado por dar protagonismo a la reputación, algo que nos parece bastante más realista de cara al desarrollo de la historia. La reputación se basa en lo que la gente sabe de nosotros, y no tanto en lo que hacemos. Un ejemplo práctico, acabar con una persona sin ser visto no afecta negativamente a la reputación, aunque sí al karma –que sigue influyendo en factores, pero no es tan decisivo-. Ayuda a gente y forja tu buena leyenda de héroe, quizás te ofrezcan descuentos en las tiendas. O conviértete en un sanguinario asesino y atemoriza a la población, haciendo que te paguen tributos. Este tipo de reputación tiene efectos en las conversaciones, la colaboración de la gente en misiones, así que nuevamente Fallout demuestra ser una de esas series de rol que auténticamente hacen honor al género al que pertenecen: tú eres el protagonista de la historia.
Mojave, Nevada y New Vegas son uno lugares desoladores, pero comparados con Fallout 3, aún tiene restos de civilización y electricidad en gran parte del mapeado –en especial en el Strip-. Seguro, la New Vegas del juego no tiene esa elegancia de la ciudad real –además, no es un calco exacto de sus edificaciones, ha sido reinventada; olvídate de viajar virtualmente a sus casinos más famosos-, el asfalto descuidado y la suciedad también afecta a este emblemático lugar, pero aún hay luces de colores y la gente intenta alegrarse o ganar dinero. En los casinos podemos encontrar varios minijuegos en los que ganar chapas, la moneda del juego, según nuestro valor de suerte, como en la ruleta, tragaperras o los juegos de cartas.
Tenemos armas de Fallout 3 y algunas nuevas, en total 90, como un lanzagranadas y varios nuevos tipos de rifles y escopetas, pero lo verdaderamente interesante es la posibilidad de personalizarlas con mirillas, más capacidad para balas, alterar la cadencia o cambiar el tipo de munición. Los enemigos reciben diferente daño según su armadura, así que, aunque en general el combate no es excesivamente revolucionario, si trae mejoras; por ejemplo, un tipo de enemigo con coraza puede necesitar recibir primero munición que rompe esa barrera, y luego otra más dañina para el propio sujeto. En la práctica, las modificaciones son un poco costosas para los efectos que reportan, así que salvo una mejora realmente interesante en el arma que más utilizas, no suelen merecer el esfuerzo.
Técnicamente es difícil encontrar mejoras realmente destacables respecto a Fallout 3, ya que usa el mismo motor, Gamebryo. Si hay algo más de detalle en cantidad de vegetación y texturas, o eso da la sensación, pero no se puede negar que a estas alturas resulta insuficiente para la evolución de la generación con dos años más de rodaje –y Fallout 3 utilizaba una versión ligeramente retocada de Oblivion, de hace casi un lustro-. En ese sentido, esperamos que el uso de Tech 5, el motor de id Software, pueda dar un salto cualitativo en próximos juegos de Bethesda –ambos estudios ahora pertenecen a Zenimax-. Salva un poco la papeleta el inmenso horizonte que alcanza la vista, el cambio de iluminación por el paso de las horas y el detalle de cada esquina del mapa, pese a las dimensiones de las que hablamos. Pocas sorpresas, pero es sólido y con una ambientación que consigue lo que busca: mostrar un mundo desolador, solitario en su mayor parte, con referencias retro y de un futuro próximo, que te hace sentir incómodo e indefenso en los terrenos inexplorados.
Respecto a las animaciones, han sido revisadas, pero siguen sin ser el punto fuerte del juego –son ridículamente acartonadas-, aunque la vista en primera persona ayuda a disimular este aspecto, y tampoco el modelado de los humanos ha ganado mucho; la verdadera novedad la da la nueva dirección artística, que aporta algo fresco que hace diferente a New Vegas, lo suficiente como para que esa sensación de estar frente a una expansión se reduzca. La ausencia de colores de Fallout 3 no es tan exagerada aquí, y ahora la árida tierra de Nevada da un aspecto menos corrompido al paisaje, con un cielo azul. El mundo de New Vegas no es bonito, y no quiere serlo.
Además de una banda sonora que encaja con el ambiente, tanto la música original como los temas que suenan en las radios de nuestro Pip-boy, el doblaje al castellano es sobresaliente. Buenas actuaciones, y especialmente, gran cantidad para los muchos, muchísimos diálogos posibles. Pasear sin más sonido que nuestras pisadas y el viento también es un placer. En este sentido, producción muy cuidada, a la que sólo achacaríamos un error en lo textos: algunas elecciones de frases de diálogos incluyen claves para el traductor que no deberían ser visibles para el usuario –por ejemplo, ‘conclusión explosivos’, en referencia al párrafo que cerrará la charla actual-. Hay algunos otros bugs también en cuanto a cuelgues o situaciones extrañas –enemigos que se introducen donde no deben-, así que es de esperar un parche en no mucho tiempo. Estos errores y el apartado técnico nos hacen pensar que unos cuantos meses más de desarrollo habrían venido muy bien a sus creadores para pulir todo el producto.
La sensación global de New Vegas es que ha conseguido algo que parecía difícil: igualar, y en algunos casos, superar a Fallout 3, aunque con demasiadas reminiscencias de aquel. Es completamente subjetivo que la historia nos guste más o menos, pero no cabe duda que sigue siendo un juego apasionante y enrevesado, que expande de manera auténtica la libertad a la que deben aspirar los juegos de rol, tanto en exploración como en diálogo, elección de tareas o personalización de armas.
No hay grandes cambios, pero resulta aún más cómodo de jugar y el aspecto más interesante será, para quién esté preparado, probar el Hardcore Mode, diversión y dificultad a partes iguales. Las novedades en la mecánica se pueden resumir fácilmente; las posibilidades y efectos de cada diálogo en sucesivos eventos, la extensión del nuevo mapa y la diversión de enlazar misiones opcionales olvidando durante horas avanzar en el argumento central sólo tiene comparación con unos pocos juegos del mercado.
Conclusiones
El único defecto de Fallout: New Vegas, junto con el cada vez más desactualizado motor, es que el factor sorpresa ha perdido pegada tras Fallout 3. Es un título conservador en muchos aspectos, corrige casi todo aquello mejorable del tercer juego e incorpora algunos aspectos presentes en el proyecto Van Buren, la secuela cancelada que iba a ser el original Fallout 3 de Black Isle Studios, dando a los jugadores la oportunidad de disfrutar de las características que se prometían en ese juego –la influencia de bandos, entre otras-. Pero en la práctica, por momentos nos parece estar jugando a una expansión o modificación muy grande, pero expansión al fin y al cabo, con las mismas -muchas- virtudes y los –pocos- defectos conocidos. Fallout 3 era una compra obligada para el jugador de rol, y New Vegas no lo es menos.
Es cierto que el cambio de desarrolladora no se ha notado en el juego: quizás se podía esperar que Obsidian hubiese aportado algo más que un cambio de escenario y unas cuantas pinceladas en la jugabilidad. Pero también cabe preguntarse: ¿Por qué cambiar algo que ha funcionado tan bien? La recomendación es clara: si te gustó Fallout 3, no dudes un instante con hacerte con New Vegas. Es más de lo mismo, y tan bueno como uno de los mejores juegos de 2008, con una completa región que descubrir y en la que perderse, una mirada a la situación en el Oeste de Norteamérica y una avalancha de misiones. No es una bomba nuclear que estalla en tu cara inesperadamente, pero ni engaña ni pretende ser otra cosa: es un Fallout.
Redactor
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