Análisis Biomutant, la primera gran decepción de 2021 (PC, Xbox One, PS4)
No vamos a andarnos con rodeos: Biomutant es una de las mayores decepciones que nos hemos llevado en los últimos años con un videojuego. El título consiguió captar la atención de muchos de nosotros desde que se anunció en 2017 con su promesa de ofrecernos una aventura de rol y acción diferente en un peculiar mundo posapocalíptico poblado por extrañas criaturas mutantes, pero su longevo desarrollo, los retrasos, los aparentes cambios de rumbo del proyecto y la poca información que se ha dado sobre él durante su producción, parecían presagiar la catástrofe. Lamentablemente y ya con su versión final en nuestras manos, podemos confirmar que nuestros peores temores se han hecho realidad.
Videoanálisis
El árbol de la vida
Su historia nos narra cómo el Árbol de la Vida que sustenta al mundo está a punto de ser destruido por cuatro gigantescas bestias que están devorando sus raíces mientras las diferentes tribus de animales antropomórficos que pueblan esta extraña y distópica versión de la Tierra en la que la humanidad se ha extinguido se enzarzan en cruentas guerras. Probablemente, uno de sus grandes y pocos aciertos lo tengamos en el hecho de que aquí nuestro objetivo principal no será necesariamente salvarlos a todos, pues nuestras metas finales variarán dependiendo de la facción con la que decidamos aliarnos.
De este modo, podremos acabar siendo tanto salvadores como destructores, por lo que es perfectamente posible que una de nuestras prioridades sea defender a los Devoramundos en vez de liquidarlos, ya que hay tribus que creen que es necesario que el árbol muera para que se produzca una purga y el planeta pueda renacer.
Esto que tan interesante suena sobre el papel, en la práctica no lo es tanto por culpa de su nefasta historia y narrativa. Los diálogos son pesadísimos y están fatal escritos, no para de caer en redundancias y en incoherencias, los personajes son un desastre y el guion es soporífero, además de estar terriblemente mal estructurado. Es un juego que no consigue que nos importe lo más mínimo nada de lo que nos cuenta y que nos hace desear saltarnos todos los vídeos y conversaciones, algo que si no fuese por motivos laborales os podemos asegurar que hubiésemos hecho. Para rematar, el sistema de decisiones es extremadamente básico y rudimentario, resumiéndose todo en escoger entre "la opción buena y la mala" para inclinar nuestra aura hacia la luz o la oscuridad. Sumadle las poquísimas consecuencias que tienen nuestros actos más allá del final y sus variantes según el bando al que nos unamos, y terminaréis de entender lo mal ejecutado que está todo esto.
Una mezcla mutante fallida
Por desgracia, la narrativa no es su único talón de Aquiles, ya que a nivel jugable también nos hemos encontrado con un verdadero drama. En esencia se trata de una aventura de rol y acción en mundo abierto en la que deberemos crear a nuestro personaje, subir de nivel, recolectar recursos, encontrar coleccionables y superar un montón de misiones, nada que resulte demasiado original o sorprendente a estas alturas.
La primera en la frente nos la llevamos con su sistema de combate, con el cual pretenden ofrecernos una especie de mezcla entre shooter en tercera persona y hack and slash, aunque nada de lo que hace funciona como debe. Los combos de los que disponemos son extremadamente básicos y limitados y hay un buen número de armas cuyos controles y movimientos son exactamente los mismos. A esto debemos sumarle que la sensación de impacto que transmiten nuestros golpes es nula, que la manera en la que nuestro personaje interactúa con los enemigos a la hora de luchar es espantosa y errática y que las cajas de colisiones funcionan muy de aquella manera, por no hablar de que el timing para hacer bloqueos perfectos nunca está del todo claro por lo poco legible que es.
Además, la IA enemiga es inexistente y resulta facilísimo ponerse a disparar mientras nos movemos en círculos para que sean incapaces siquiera de tocarnos, y con un arma cuerpo a cuerpo medio decente es perfectamente posible ponerse a aporrear una y otra vez el mismo combo para liquidar sin demasiados problemas a casi todo lo que se nos ponga por delante. También hay habilidades especiales, algo parecido a hechizos y una barra de energía, pero jugando en difícil, su máximo nivel de dificultad, no hemos necesitado prestar atención a nada de esto en todo el juego, ya que hemos machacado a nuestros rivales siguiendo únicamente las dos estrategias que os acabamos de comentar, incluyendo su jefe final. Para más inri, casi todos los adversarios comparten patrones (limitados a 2 o 3 ataques cada uno), por lo que realmente hay muy pocos tipos de enemigos distintos, lo que no hace más que acrecentar la sensación de que todas las luchas son iguales.
Como veis, su sistema de combate intenta abarcar mucho introduciendo numerosos elementos, pero está tan mal ejecutado y diseñado que al final se queda en nada, un mal que podemos extender a la inmensa mayoría de aspectos de la aventura, como su propio desarrollo. Es un título que nos va a tener dando numerosas vueltas de un lado para otro recolectando recursos y cumpliendo tediosas misiones que nos harán sentir como auténticos recaderos, por no hablar de que la trama principal relacionada con la guerra se resume en conquistar campamentos clónicos uno tras otro, una actividad tremendamente guiada y aburridísima en la que repetiremos los mismos pasos una y otra vez mientras masacramos a los enemigos que se interpongan en nuestro equipo e interactuamos con los elementos que nos van marcando.
Evidentemente, también existe un sistema de artesanía para que podamos fabricar nuestras propias armas y mejorar nuestras armaduras, aunque solo hemos llegado a usarlo un par de veces, ya que con las pocas piezas que nos hicimos nos bastó y sobró para arrasar, así que tampoco necesitaréis profundizar demasiado en él.
Lo que sí que nos ha gustado es la manera en la que el título quiere invitarnos a explorar, pues los asentamientos y la localización de las misiones secundarias no aparecen marcados en el mapa hasta que damos con ellos, por lo que hay cierta sensación de aventura cuando echamos a andar sin un rumbo fijo para ver con qué nos encontramos. El problema es que los incentivos para hacer esto son tan banales y triviales que al final tampoco tendremos ninguna motivación para recorrer el mundo. A fin de cuentas, explorar para conseguir recursos que rara vez necesitaremos y emprender aburridísimos encargos opcionales de recadero sin ningún tipo de trama medianamente interesante no es algo que nos resulte precisamente atractivo.
En lo que respecta a su duración, completar la trama principal es algo que nos llevará unas 10 horas si vamos al grano, aunque si queremos hacer todo el contenido secundario por muy de relleno, repetitivo y tedioso que sea la cifra se nos puede ir perfectamente hasta las 70. Y eso sin contar hipotéticas rejugadas en su modo Nuevo Juego+ para probar otras alianzas y decisiones.
Un mundo reciclado
En lo que respecta a su apartado gráfico, las cosas siguen sin mejorar demasiado por culpa de unos modelados muy básicos, unas animaciones bastante malas y unas texturas muy mejorables, además de ciertos defectos como la poca interactividad que tenemos con los escenarios, la manera tan torpe de navegar por el mundo o el evidente popping que hay siempre. Además, hay lugares que se han copiado y pegado tal cual, con pueblos, campamentos y zonas que son un calco hasta el punto de colocar los cofres de recursos en los mismos sitios. En la parte positiva, tenemos un juego capaz de dejar algunas estampas muy bonitas gracias a la dirección artística de su mundo. No hay mucha variedad visual en los sitios que visitaremos, pero no se puede negar que esa combinación de naturaleza y restos de nuestra civilización tiene algo especial y evocador. Como dato adicional, la versión que hemos podido jugar es la de PC usando un equipo con una NVIDIA GeForce 1070, un procesador Ryzen 5 3600, 16 GB de RAM, almacenamiento SSD y Windows 10, y lo hemos movido sin esfuerzo alguno a 1080p y 60 imágenes por segundo con todas las opciones de vídeo al máximo.
Finalmente, el sonido nos deja una banda sonora de corte oriental con piezas muy bellas, aunque la lista de temas es muy limitada y la manera en la que está usada deja mucho que desear, por lo que escucharemos las mismas melodías una y otra vez hasta aborrecerlas en tiempo récord. Los efectos pasan con más pena que gloria y el doblaje español es flojísimo, con un narrador que no le pone ningún tipo de ganas a su interpretación, todo lo contrario a su contrapartida inglesa, por lo que os recomendamos encarecidamente que apostéis por poner las voces en versión original. Eso sí, quizá queráis bajar la frecuencia con la que habla, ya que es incapaz de estar más de un minuto en silencio y sin repetir las mismas frases y expresiones hasta la saciedad.
Conclusiones
Biomutant es una especie de monstruo de Frankenstein creado en base a montones de ideas y mecánicas de otros juegos, pero sin retener nada de todo aquello que hizo que sus inspiraciones gustaran tanto. Al final, la sensación que transmite es la de haber sufrido varios bandazos y cambios de rumbo a lo largo de su desarrollo para incluir nuevos elementos sin que nadie se parase a pensar siquiera en cómo podrían afectar al resto del título, dejándonos como resultado un auténtico pastiche que fracasa estrepitosamente en todo lo que se propone.
Nos apena muchísimo tener que hablar así de un juego tan esperado y que parecía prometer tanto, pero nos resultaría muy difícil recomendaros su compra incluso si lo vieseis de oferta, ya que valoramos más el tiempo que vais a perder con él que el coste económico que os pueda suponer. Ahora mismo tenemos la suerte de vivir en una época en la que hay montones de grandes opciones y alternativas para divertirnos y disfrutar de nuestros ratos de ocio, pero, por desgracia, la obra de Experiment 101 no es una de ellas.
Hemos realizado este análisis en PC gracias a un código que nos ha facilitado Dead Good Media.