Análisis de Among the Sleep (PC, PS4, Xbox One, Switch)
Últimamente no hay semana en la que no analicemos algún juego de terror, lo que demuestra la buena salud del género, o al menos, que está muy de moda, con multitud de propuestas por parte de los desarrolladores independientes. Cada vez es más difícil destacar con un juego original y distinto, y desde que conocimos de la existencia de Among the Sleep, un proyecto de los noruegos Krillbite Studio que se financió a través de Kickstarter con casi 250.000 dólares recaudados, este consiguió llamar nuestra atención gracias a su original premisa.
Un juego de terror en primera persona en el que nos metemos en la piel de un niño de dos años. Un punto de partida estimulante, atractivo, pero a la vez complicado para construir una gran aventura sobre él, y que como sospechábamos, no da para mucho, estando ante una aventura bastante corta, que se puede completar en poco más de 2 horas, y además nada rejugable.
Dejando a un lado el hecho de controlar a un niño pequeño en una aventura de terror, lo que mola bastante, las mecánicas y las situaciones poco se alejan de otros juegos del género, y finalmente resulta ser menos original de lo que podía parecer en un principio.
La aventura comienza con el segundo cumpleaños de nuestro protagonista, recibiendo los cariños de su madre mientras le entrega un regalo y le da de comer un trozo de tarta. Tras esto estamos en la habitación del pequeño y pasamos a controlarle, una escena que a modo de tutorial nos explica los sencillos controles. Podemos coger objetos, lanzarlos, escalar pequeñas alturas, andar, correr –cuando lo hacemos de manera prolongada solemos caernos-, y gatear, lo que es más rápido que andar.
Pronto también conocemos al único amigo de nuestro protagonista, un osito de peluche que nos acompaña durante toda la aventura, y que tiene vida propia y habla. Este permanece callado durante la mayor parte de la acción y solo tiene protagonismo en las cinemáticas y ciertos momentos de pausa, y contamos con un botón para abrazarlo, lo que ilumina los alrededores, a modo de linterna. Sobra decir que como buen juego de terror es más que recomendable jugarlo a oscuras, y a ser posible o con un buen equipo de sonido envolvente, o con unos buenos cascos.
Pasada esta primera escena inicial en la habitación del niño, nos despertamos en mitad de la noche, oímos unos extraños ruidos, y nos ponemos a buscar a nuestra mamá, el objetivo principal de la aventura. Nuestro cálido hogar a la luz del día se ha vuelto un sitio tétrico y amenazador en la oscuridad de la noche, y exploramos todas las habitaciones de la casa buscando a la madre del niño sin éxito. Y no vamos contaros mucho más, ya que la aventura es corta, y no queremos estropearos ninguna de sus sorpresas.
La historia no es ninguna maravilla, es demasiado simple, aunque con un desenlace cuanto menos curioso, y la gracia está en las situaciones de tensión que vivimos, en la ambientación, tanto por la notable dirección artística, como por el sobresaliente sonido, un apartado que no puede fallar en una buena aventura de terror, y que es de lo mejorcito de Among the Sleep. Llegas a pasar más miedo sin duda por lo que oyes que por lo que ves, y eso nos gusta mucho, que dejen que nuestra imaginación nos juegue malas pasadas.
Las mecánicas de la aventura son muy sencillas, básicamente exploración, resolver algún sencillo puzle moviendo objetos en el escenario o recogiéndolos y usándolos en el lugar apropiado, y llegado un momento del juego, también sigilo, teniendo que dar esquinazo a una serie de amenazas sin que nos atrapen. Tanto los puzles como la exploración y el sigilo nos han parecido extremadamente fáciles, y no nos hemos quedado atascados ni un solo minuto, y ni siquiera hemos tenido que continuar una partida porque hayamos muerto.
Dicho esto, sí que ha conseguido en algunos momentos puntuales inquietarnos y mantenernos en tensión, por como decíamos, su gran ambientación tanto sonora como gráfica, con un puñado de situaciones bastante buenas la verdad, con imágenes con mucha fuerza. Pero es una pena que no se aproveche mejor la premisa de ser un niño de dos años y tener una movilidad reducida propia de la edad, y lo cierto es que nos movemos con gran velocidad por los escenarios, y a veces nos olvidamos de quién somos. Solo hay algunos destellos de esto, como cuando corremos, que si lo hacemos durante un rato nos solemos caer al suelo, o el original menú de pausa, que supone taparnos los ojos con las manos.
Gráficamente es un juego discreto, realizado con el motor Unity, con unas texturas muy simples, unos modelados sencillos y algún detalle feo como el abundante clipping -objetos que se atraviesan entre sí-, sobre todo durante las cinemáticas, que son pocas y deberían estar más mimadas. Pero luego cuando el juego entra en faena e intenta crear lugares inquietantes lo consigue con creces, y compensa la discreción técnica con un notable diseño artístico, que desgraciadamente no se mantiene con la misma calidad a lo largo de toda la aventura. El sonido, con todo tipo de extraños efectos, es sobresaliente para lo que pretende el juego, y aunque a veces se abusa un poco de este para meternos miedo, no nos importa, ya que consigue su propósito con creces, mejor que las mecánicas jugables o los gráficos.
Un juego de terror distinto…
…aunque menos de lo que nos hubiera gustado. Partiendo de un punto de partida tan interesante, este no se aprovecha demasiado, y finalmente tienes la sensación de estar jugando a una aventura de terror más, sin que el hecho de ser un niño pequeño sea determinante. Lo fácil que resulta, lo poco original y sorprendente, y sobre todo, lo corto que es –dos horas y media, como mucho-, hacen que su precio, 19,99 €, nos parezca sin duda excesivo. Pero si os gusta mucho el género, y os encanta eso de que os inquieten y os mantengan en tensión, Among the Sleep lo consigue unas cuantas veces, y merece la pena probarlo.