Análisis de Wall-E (NDS)
El estudio Pixar siempre tiene un as bajo la manga por estas fechas. El verano es la época perfecta para dar rienda suelta a sus estrenos, y así, año tras año, van ganándose la confianza y el cariño del público (con una campaña publicitaria más que suficiente detrás, ojo, además de la promesa de un nuevo filme para el año que viene y, por supuesto, el corto de rigor antes de la película…).
En esta ocasión, después de una familia de superhéroes y una serie de películas protagonizadas por tiernos animalitos, le toca el turno a los engendros mecánicos. Wall-E (que, por cierto, nos recuerda muchísimo en su diseño a otro gran robot de la historia del cine…) es un robot que trabaja en un vertedero, compactando y ordenando pilas de basura.
Por supuesto, su misión última será mucho más importante, pero no vamos a contaros más de la película, por si alguno de los lectores aún no ha podido verla en los cines…
Y, como era de esperar, una franquicia de Pixar significa un videojuego para cada una de las plataformas del mercado. En este caso, nos enfrentamos al título producido para la Nintendo DS, un juego que, pese a no seguir casi nada el argumento de la película, presenta una entretenida aventura de acción y puzles, en la que deberemos de devanarnos los sesos para llevar a nuestro héroe al final de cada nivel. Un sistema de juego excesivamente sencillo y repetitivo y un juego de cámaras que más que ayudarnos en la aventura, nos estorba, son los ingredientes esenciales del juego que nos ocupa. Pero, a pesar de todo, entretiene… ¿Qué nos ofrece Wall-E en nuestra portátil de doble pantalla?
¿Apartado técnico?
Sarcasmos aparte, es una auténtica lástima que el apartado técnico del juego no haya sido mínimamente cuidado. No es que los gráficos no sean correctos, que lo son, pero, realmente, tanto los escenarios como los enemigos del juego se repiten sin cesar, y no hay ninguna variedad destacable en los catorce niveles (cada uno dividido en un montón de fases, todo hay que decirlo) que componen el juego, aparte del paso de nuestro héroe desde la tierra a la nave espacial que ocupará la segunda mitad del título.
El sistema de cámaras se centra en nuestro personaje, presentándonos una vista ligeramente inclinada hacia abajo que, si bien ha sido bastante bien implementada, en ocasiones no nos ayuda a discernir lo que tenemos delante de nuestras narices. Los escenarios están llenos de fallas y agujeros en los que caeremos irremediablemente si nos acercamos demasiado, cosa que nos hará perder un tanto de energía importante. Estas fallas en el terreno, generalmente, no son demasiado evidentes, lo que hará que en más de una ocasión caigamos en ellas por desconocimiento de su existencia. Además, el hecho de que la cámara esté inclinada hacia abajo hace que nuestro campo de visión sea, ciertamente, limitado, lo que nos dará problemas a la hora de localizar enemigos en las cercanías, así como objetos e interruptores que se encuentren alejados (o aún peor, por encima de nuestras cabezas).
Por otra parte, cada vez que completemos un nivel el juego nos obsequiará con una serie de animaciones muy notables que, fundamentalmente, constituyen la línea argumental del juego. Estas animaciones, creadas a partir de superficies planas de color, simulando personajes tridimensionales, de una manera similar a lo que vimos en algunos juegos de la época de los dieciséis bits como Another World o Flashback, son divertidas, amenas, y ciertamente denotan una realización excelente. Pero, lamentablemente, no abundan. El resto del juego está situado en entornos totalmente tridimensionales, aunque, ciertamente, no se saca demasiado partido de este hecho.
Lo más molesto de esta evidente falta de cuidado en el aspecto técnico del juego es la ausencia casi absoluta de música durante el juego. Aparte de la pantalla de inicio del título (creada de forma muy austera mediante imágenes icónicas y formas geométricas, con una paleta de colores cuanto menos escasa…), el resto del juego adolece casi por completo de ningún tema musical propio o de la película. Lo único que escucharemos durante el juego es el ronroneo de Wall-E al deambular por el escenario, el ruido que haremos al crear cubos de desperdicios, y los ruidos de las máquinas dispersas por el escenario, aparte de algún sonido por parte de los enemigos del juego. Sin duda, no se han comido demasiado la cabeza en este aspecto, el más flojo (sin duda) de todo el juego…
Mueve bloques de basura de un lado a otro…
El concepto principal del título que nos ocupa es simple, pero efectivo. Deberemos de superar los diferentes niveles del juego, divididos en varias fases cada uno, fundamentalmente utilizando las habilidades de Wall-E para activar interruptores e interactuar con los objetos del escenario, y así llegar sanos y salvos a la puerta que nos conducirá a la salida de cada zona. ¿Y cuáles son estas habilidades? En cada fase, encontraremos máquinas que nos dispensarán montones de desperdicios que deberemos convertir en cubos para poder utilizarlos. Así, tendremos cubos de diferentes colores, que nos darán funciones especiales que deberemos utilizar para movernos por el escenario.
Crearemos los cubos utilizando los diferentes montones de desperdicios presionando el botón A, o presionando en el correspondiente icono de la pantalla inferior de la consola. Las funciones táctiles de la misma, todo hay que decirlo, son casi inútiles, ya que se limitan a las funciones básicas de nuestro robot, esto es, crear cubos y lanzarlos a diferentes distancias, lo que, ciertamente, resulta mucho más cómodo de realizar a través de los botones frontales de la portátil. Por otro lado, nos mostrará un mapa de la zona en la que estemos en cada momento, lo que nos puede ser útil a la hora de localizar los diferentes interruptores y enemigos del juego.
Habrán cubos magnéticos y cubos explosivos, que nos lanzarán en una dirección u otra, y que podremos aprovechar para lanzar a los enemigos fuera de nuestro alcance, o incluso tirarlos por alguna de las fallas del terreno. También podremos utilizarlos junto a alguna de las rampas situadas en el escenario para auto-impulsarnos y llegar a otros lugares del mapa, de otro modo inaccesibles. Contaremos con cubos que desactivarán las funciones motoras de todo bicho mecánico que se encuentre en sus proximidades, incluido el propio Wall-E. Por otro lado, podremos lanzar los cubos contra los diferentes interruptores sitos en cada escenario, para así activar máquinas impulsoras que nos lanzarán a otros lugares del escenario, cintas transportadoras, o puentes que comunicarán un bloque de terreno con otro.
Algunos de estos interruptores tendrán un temporizador que nos obligará a darnos prisa en realizar la acción deseada. Por otra parte, en muchos casos deberemos de establecer un orden de activación para los diferentes interruptores de un escenario, de tal manera que la concatenación de saltos, puentes o impulsores nos permita llegar al final de cada nivel. El concepto en sí es bastante entretenido, pese a los fallos con los que cuenta el sistema, sobretodo en lo que respecta a las ya mencionadas cámaras del juego. Pero, lamentablemente, es demasiado repetitivo para mantenernos pegados demasiado tiempo a la pantalla.
Por otra parte, en algunos niveles controlaremos a Eve, la pareja robot de Wall-E. En estos niveles nos enfrentaremos a auténticas carreras de obstáculos en las que deberemos movernos continuamente en todas direcciones para evitar colisionar con las paredes y columnas que adornarán el escenario. Podremos acelerar y decelerar con los gatillos laterales de la consola, aunque no podremos mantener una gran velocidad durante mucho tiempo, ya que, como ya hemos dicho, el circuito está repleto de obstáculos, y unos están demasiado cerca de otros para poder mantener una buena velocidad de manera constante.
Además, el hecho de que en estos niveles la cámara se sitúe en la espalda de nuestro personaje, hace que no podamos ver lo que viene con claridad, cosa que dificultad mucho más nuestra capacidad de reacción durante la carrera. Al final, estas carreras se convertirán en un continuo alternar entre aceleración y deceleración que, ciertamente, no acaba de ser demasiado divertido…
Tanto en los niveles en los que controlemos a Wall-E como en los que controlemos a Eve, podremos obtener una serie de fichas que, en caso de conseguir la totalidad de las que contiene cada nivel, nos permitirán conseguir imágenes de la película a modo de bonificación. Por otro lado, el juego cuenta con una modalidad multijugador que nos permite competir en carreras de obstáculos similares a las que viéramos en los niveles en los que controlemos a Eve, aunque éstas no sean más divertidas de lo que lo son en el modo individual de juego.
Conclusiones
Como decíamos al inicio de este análisis, Wall-E para Nintendo DS es un juego con un apartado técnico y jugable bastante mediocre, si bien acaba por entretener (sorprendentemente) al jugador, aunque no por demasiado tiempo. Quizás resulte un juego apto para los que vieran la película y se convirtieran en seguidores incondicionales del nuevo héroe de Pixar. Para el resto, probablemente la mejor opción sea ignorarlo…