Análisis de Shin Megami Tensei IV eShop (Nintendo 3DS)

Resulta curioso ver cómo una saga tan veterana y con tanta tradición como Shin Megami Tensei ha perdido casi todo su protagonismo y ha pasado a estar a la sombra de uno de sus múltiples spin-offs, la serie Persona, la cual con su tercera y cuarta entrega ha conseguido ofrecernos dos de los mejores juegos de rol japonés que hemos tenido el placer de disfrutar jamás, dejando así en un segundo plano a la saga principal.
Pero esto no significa que Atlus vaya a dejar de lado a una de las grandes estrellas de su catálogo, motivo por el cual el año pasado Shin Megami Tensei recibió en exclusiva para Nintendo 3DS su cuarto juego numerado en Japón y Estados Unidos, dejándonos a los usuarios europeos, una vez más, totalmente de lado y sin unos planes de lanzamiento definidos. Por suerte, esta espera por fin ha acabado y ya lo tenemos entre nosotros, lo que nos ha permitido embarcarnos en una aventura apasionante, desafiante y que ningún fan del género se querrá perder, por mucho que nos haya llegado únicamente en inglés y sin versión física.
Maestro de demonios
La historia de Shin Megami Tensei IV nos lleva a encarnar a un joven Samurái, una orden sagrada encargada de proteger al mundo de la amenaza que suponen los demonios provenientes de las profundidades de Naraku, un complejo de túneles subterráneos repleto de peligros y misterios.
Para evitar posibles spoilers no diremos mucho más de esto, pero sí que tenemos que destacar que el desarrollo del argumento no es nada del otro mundo, con momentos algo densos y pesados, aunque de una forma u otra consigue mantener nuestro interés durante toda la aventura gracias a ciertos giros que sufre el guion y que cambian toda la percepción de lo que parecíamos creer hasta el momento.

También nos ha parecido muy acertado el hecho de que se traten temas oscuros y adultos que invitan en más de una ocasión a reflexionar sobre ellos, desligándolo de lo que solemos ver en el género. Finalmente, en lo que respecta a los personajes, estos nos han decepcionado un poco, ya que no resultan especialmente interesantes ni originales, aunque al final acabaremos empatizando con ellos.
Entrando ya en su apartado jugable, la exploración se divide en dos fases bien diferenciadas. Por un lado tenemos la ciudad principal del juego, por la cual nos moveremos mediante un soso sistema de menús, dejándonos con las ganas de movernos por ella a pie. En cambio, siempre que entremos en una mazmorra (el Naraku generalmente) pasaremos a ver entornos tridimensionales y a nuestro personaje en pantalla, pudiendo explorarlos con total libertad, como en cualquier otro juego.

Los combates no son aleatorios, por lo que veremos a los enemigos moviéndose por el mapa, aunque nunca sabremos de qué tipo son y cuántos hay hasta que iniciemos la batalla. Para esto bastará con que hagamos contacto con ellos, aunque también tendremos la oportunidad de atacarles para empezar con ventaja. Eso sí, tened cuidado con esto, ya que si falláis el golpe y el enemigo consigue alcanzaros antes de que terminéis el ataque, este os tenderá una emboscada.

Últimos análisis de Nintendo 3DS





