Análisis de Project X Zone 2: Brave New World (Nintendo 3DS)
No deja de resultarnos tremendamente llamativa la capacidad que tienen los videojuegos para conseguir captar nuestra atención por motivos muy diferentes. Un título puede despertar nuestra curiosidad de muchas formas distintas, ya sea por un apartado gráfico apabullante, por una interesantísima y original propuesta online, por poseer una historia y narrativa arrebatadora, por un diseño artístico bello y único, por el simple hecho de pertenecer a una saga de renombre, por tener una jugabilidad intachable o por otros motivos que enumerar aquí nos llevaría varias páginas. Muchas veces puede llegar a ocurrir incluso que solo con que funcione eso que buscamos en dicho título ya seamos capaces de disfrutarlo plenamente, aunque el resto de apartados no estén a la altura o simplemente no sean tan buenos.
Uno de los motivos que más interés suelen despertar se encuentra en el puro fan service. No en vano, juegos como los de la saga Batman: Arkham, los Naruto de CyberConnect2, ciertos musous licenciados como los de One Piece o The Legend of Zelda y crossovers como Super Smash Bros. son tan atractivos no solo por sus virtudes jugables (algo que nadie pone en duda), sino por esa capacidad que tienen de contentar al fan con cientos de referencias, guiños, fidelidad al material original y situaciones tan imposibles como únicas.
Pero si hay un título que llevó este concepto hasta los extremos más insospechados, ese fue sin lugar a dudas Project X Zone, un juego de rol táctico para Nintendo 3DS en el que se daban cita una ingente cantidad de personajes de Sega, Bandai Namco y Capcom para ofrecernos una divertida aventura que, sin ser perfecta, consiguió hacernos disfrutar muchísimo ante la avalancha de héroes, villanos y universos míticos del mundo de los videojuegos que ponía en pantalla constantemente.
Ahora, Monolith Soft, su desarrolladora (creadores de juegazos como Xenoblade Chronicles, Xenosaga o Baten Kaitos), ha querido ir un paso más allá y nos trae su secuela, Project X Zone 2: Brave New World, un título con el que han conseguido lo que nos parecía imposible: aumentar todavía más las dosis de fan service para hacer de él el que podríamos considerar desde ya como "el crossover definitivo".
El poder del fan service
En esencia nos encontramos con un juego muy similar al que pudimos disfrutar en 2013 y que mantiene prácticamente la misma estructura y desarrollo jugable. Por lo tanto, volvemos a estar ante un título de rol y estrategia por turnos en el que tendremos que mover a nuestras unidades por mapas divididos en casillas, aunque con el interesante atractivo de que los ataques no se desarrollan de forma automática, momento en el que la perspectiva cambia para mostrarnos una más propia de un juego de lucha en 2D y permitirnos realizar nuestros propios combos en tiempo real con el número de acciones limitadas de las que dispondremos.
Si bien a primera vista podría parecer que estamos ante exactamente el mismo juego, lo cierto es que a las pocas partidas resulta fácil apreciar que se han realizado muchos cambios aparentemente sutiles que modifican sin que nos demos cuenta la forma de encarar las misiones, dotando al título de un componente estratégico mucho mayor, así como de algo más de variedad.
Para empezar nos encontramos con que ahora nuestro posicionamiento y el de nuestros enemigos sí importa, aumentando el daño realizado (o recibido) dependiendo de si los ataques se ejecutan de frente, por el lateral o por la espalda, de modo que ahora no solo nos tocará intentar buscar la mejor casilla para atacar a nuestro rival, sino también colocar a nuestros héroes de forma que no dejen sus puntos débiles expuestos.
Otra novedad la tenemos en la forma en la que se distribuyen los turnos. Si en el anterior juego solo se movían los personajes cuando les tocaba la hora de actuar, ahora las fases de acción se dividen en Turnos Aliados y Turnos Enemigos. Esto quiere decir que en nuestro turno podremos mover a todos nuestros héroes antes de que los rivales puedan hacer lo propio con sus unidades, permitiéndonos también de esta manera que decidamos el orden de actuación de nuestras tropas, lo que abre muchas posibilidades estratégicas adicionales al poder gestionar la totalidad de los turnos como mejor lo veamos (además, le imprime un mejor ritmo a las partidas).
Continuando con las novedades, ahora se le ha dado una mayor importancia a los escenarios, colocando todo tipo de trampas, mecanismos y artefactos que nos harán el avance por ellas algo más complicado, obligándonos por ejemplo a tener que activar unos interruptores para despejar un camino mientras movemos a nuestros personajes con precisión para esquivar trampas y bolas rodantes en constante movimiento.
Todo esto hace que el desarrollo de la aventura sea mucho más variado que el de la primera parte, ya que cada cierto tiempo nos introducen alguna mecánica nueva para el escenario, aunque no consigue evitar que acabe apareciendo cierta sensación de monotonía con el paso de las horas (especialmente si venís del primer juego), algo que se debe principalmente a su bajísima dificultad y a lo largas que llegan a resultar las misiones. Además, la IA enemiga no para de cometer errores y muchas veces da la sensación de que incluso nos llega a perdonar la vida. Tampoco ayuda el hecho de que casi todas las pantallas tengan como objetivo acabar con todo el ejército rival, y que las pocas que intentan salirse un poco de esta tónica simplemente nos obliguen a llegar a ciertos sitios en una determinada cantidad de turnos.
Volviendo al repaso de novedades, decir que ahora las fases de acción se han complicado y nos obligarán a esforzarnos un poco más si queremos hacer grandes combos. En esencia siguen funcionando de un modo muy similar al de su predecesor, combinando A con las distintas direcciones de la cruceta. Cada pulsación consume una acción, y estas siempre estarán limitadas, de modo que cuando nos quedemos sin ellas acabará nuestro turno.
Adicionalmente y sin consumir nada, podremos invocar a nuestra unidad de apoyo (si la tenemos vinculada a la pareja principal) para que entre en juego y realice su acción, algo que también se aplica con las tropas cercanas, con la diferencia de que estas últimas ya no pueden provocar que fijemos al enemigo en el aire cuando nuestros golpes se crucen con los suyos, algo que solo ocurre con los héroes de apoyo.
Además, la efectividad de esto también se ha reducido considerablemente ya que no podremos renovar dicho efecto hasta que termine y determinados golpes provocarán que los mandemos volando de todas maneras, obligándonos a medir mucho mejor el tiempo de nuestros ataques para coordinarlos adecuadamente y aprovechar cada golpe, ya que aquí empezar a pulsar botones sin cabeza y sacar toda la artillería de un plumazo no suele dar buenos resultados.
También se ha introducido la posibilidad de realizar cancels, permitiéndonos cortar una animación para enlazarla con la siguiente, aunque su coste de energía es tan alto que no hemos visto que llegue a compensar hacer uno en vez de ejecutar un ataque especial, los más dañinos y espectaculares de todo el juego.
La personalización de unidades es algo que también se ha mejorado con la introducción de una tienda para comprar objetos, equipo y accesorios. Además, ahora podremos invertir los puntos de habilidad que obtengamos en mejorar nuestras técnicas, comandos de apoyo e incluso aprender habilidades pasivas nuevas, lo que nos da algo más de libertad para desarrollar a nuestros personajes. Eso sí, tampoco os esperéis un sistema muy profundo, ya que las opciones están muy limitadas.
En cuanto a la historia, completar la aventura principal nos llevará unas 50 horas (más la posibilidad de rejugar en Nuevo Juego+), y en ella nos contarán una trama sobre unas cadenas doradas que, al igual que su primera parte, no es más que una mera excusa para llevarnos de un mundo a otro mientras nos van presentando todo tipo de personajes y hacemos frente a multitud de icónicos villanos de la historia de los videojuegos.
De hecho, es aquí donde reside uno de los grandes atractivos del juego, ya que ver cómo se relacionan los héroes y antagonistas de tantísimos juegos, las conversaciones que tienen entre ellos, el carisma que derrochan y la cantidad tan brutal de guiños y referencias que se hacen a sus sagas es todo un regalo y un placer irresistible para cualquiera que lleve ya sus años disfrutando de este hobby que tanto nos apasiona. A esto también le sienta muy bien el hecho de que todo esté planteado en clave de humor, lo que conseguirá que estemos constantemente con una sonrisa en la boca al ver cómo interactúan todos estos mitos e iconos de la industria.
Evidentemente, el juego nos pide que tengamos amplios conocimientos sobre todos estos personajes para poder pillar todas las referencias y disfrutar plenamente de la aventura, ya que no solo aparecen sagas famosas como Street Fighter, Resident Evil o Tekken, sino muchas otras que podríamos considerar casi como series de nicho o clasicazos olvidados a día de hoy, como podrían ser Captain Commando, Streets of Rage o el propio Alex Kidd. ¡Hasta Segata Sanshiro hace acto de presencia para obligarnos a jugar a la Sega Saturn mientras vemos una parodia de su anuncio de TV para promocionar Sakura Taisen! ¡Y con su épica canción!
En lo que respecta a su apartado técnico, tenemos un juego realmente espectacular. El salto con la anterior entrega no es muy grande, pero sí apreciable, con unos sprites de mayor tamaño, detallados y con unas animaciones geniales. Además, se utilizan bastantes más efectos para las técnicas y golpes, e incluso se han mejorado las ilustraciones de los personajes, especialmente las que aparecen durante los ataques especiales. El efecto 3D consigue una buena sensación de profundidad, pero no aportada demasiado a la experiencia final.
Finalmente tenemos una banda sonora que, al igual que el resto del juego, es puro fan service y recoge todo tipo de temazos clásicos pertenecientes a las sagas que aquí se dan cita, haciéndonos derramar más de una lagrimilla de nostalgia mientras nos deleitan los oídos. Destacar lo bien realizadas que están todas las nuevas remezclas.
Los efectos cumplen muy bien su labor y el doblaje nos llega únicamente en japonés, respetando los dobladores originales de todos los personajes. No podemos terminar este análisis sin señalar que esta vez nos toca celebrar que nos llega con textos traducidos al español, todo un detallazo por parte de Bandai Namco, compañía que cada vez apuesta más por traernos esta clase de juegos japoneses en nuestro idioma, algo que esperemos que tenga su merecida recompensa por parte de los consumidores.
Conclusiones
Project X Zone 2: Brave New World es todo un homenaje y una carta de amor al mundo de los videojuegos. Si sois grandes apasionados de este hobby y conocéis a gran parte de los personajes y universos que aparecen durante la aventura, estamos convencidos de que sabréis apreciar y disfrutar el trabajo que ha realizando Monolith Soft con esta entrega incluso aunque los juego de rol tácticos no sean de vuestros géneros favoritos, ya que la cantidad de fan service y guiños de la que hace gala es más que suficiente para hacernos pasar un rato muy agradable y entretenido en compañía de esos héroes y villanos con los que muchos hemos crecido y nos han formado como jugadores.
Esto no significa que, independientemente de sus personajes, estemos ante un título pobre y descuidado. De hecho, su fórmula sigue funcionando, sabe divertir y se nota mucho más pulida que antes gracias a una serie de novedades bastante acertadas, aunque también es cierto que ha vuelto a caer en algunos errores y que apenas ha evolucionado. Sea de un modo u otro, si os gustan los videojuegos estáis ante una apuesta segura y de calidad con la que seguir sacándole partido a vuestra Nintendo 3DS. Sin duda, un crossover soñado por muchos que nuevamente se ha hecho realidad.
Hemos analizado este juego gracias a un código de descarga que nos ha proporcionado Bandai Namco.