Análisis de El profesor Layton y el legado de los ashalanti (Nintendo 3DS)
El profesor Layton y el legado de los ashalanti llega a Nintendo 3DS como título final de la serie, un juego que cierra esta segunda trilogía (que, de hecho, narra hechos previos a los de la que se inició en Nintendo DS). Es una gran responsabilidad porque, si hacemos caso a Level-5, aquí se cierra el ciclo de la saga o, al menos, un ciclo, pues en el futuro se va a apostar por otros derroteros para la saga y otros personajes protagonistas. Habrá que esperar a ver qué sucede con el devenir de Layton y sus puzles, pero por ahora nos toca saber cómo es la guinda a la serie tal y como la hemos conocido hasta ahora.
Lo que los aficionados deben saber desde el primer momento es que se trata de una entrega continuista y fiel a la tradición que la saga ha construido a lo largo de todos estos años, tanto en su estética, como en los recursos de la historia y su jugabilidad, claro.
Por supuesto, en este mundo todo gira en torno a los puzles: da igual que nos demos de bruces con un enemigo armado o con el decano de la facultad.
Una de las novedades, eso sí, es que el juego expande su alcance en localizaciones, personajes y entornos para llevarnos a recorrer todo el mundo. Esto le permite lograr una gran variedad en los lugares que visitamos por lo que las ambientaciones que vemos a lo largo de la historia son de lujo. Si a eso le sumamos una buena combinación de nuevos personajes y viejos conocidos, cumplimos también con esa dosis necesaria de nostalgia que debe desprender todo fin de ciclo.
De la misma manera, el alcance global y la proliferación de personajes ayudan a que nos encontremos con momentos que ayudan a definir muy bien al personaje de Layton y eso hace que presenciemos guiños abundantes a los hechos de la trilogía original, en la medida en que todo acaba cerrando un círculo bien definido (recordemos, cronológicamente posterior a esta que ahora cierra). Asimismo, hay momentos tensos y alguno dramáticos, incluso emotivos, algo que la saga no ha evitado jamás ya que, pese a su estética agradable inspirada en las series de animación japonesa clásica, se trata de una de las series de videojuegos que mejor ha afrontado cuestiones realmente maduras y serias.
En este juego, la diversidad de situaciones y localizaciones potencia precisamente ese elemento gracias a la proliferación de aventuras secundarias que nos ayudan a descubrir, en realidad, mucho más sobre el trío protagonista -Layton, Luke y Emmy- además de otros que nos acompañan, como Sycamor o Aurora. En realidad, el manejo de todas las historias secundarias, los personajes puramente anecdóticos y el gran arco narrativo general, se resuelve con holgura, algo que demuestra el buen hacer de los guionistas, ya que acabar embarrando las historias era un peligro real.
Ya en el campo jugable, nos encontramos con un título que vuelve a apostar plenamente por el uso de la pantalla táctil. La pantalla superior, con efecto 3D, queda relegada a las secuencias narrativas y a algunas imágenes decorativas mientras solucionamos los rompecabezas del juego. Esto no es un gran problema, porque hay que admitir que el efecto 3D está muy bien usado, tanto cuando estamos viendo secuencias cinemáticas como en las escenas de juego, así que en ese sentido se cumple. Además, hay que recordar que buscar en las estampas más o menos estáticas que representan las diferentes localizaciones es importante para encontrar monedas (con las que comprar pistas), puzles, personajes, objetos secretos, etc. Así que al final resulta que todo se usa como se debe.
La aventura principal nos lanza más de cien puzles, aunque es posible que nos saltemos algunos o que podamos avanzar sin tener que resolverlos todos. No hay que preocuparse, porque, como en anteriores entregas, hay recursos para recuperar esos puzles, así que ninguno de sus retos se pierde de verdad. En cuanto un puzle ya no es accesible porque hemos superado irreversiblemente el momento de la historia en el que se podía encontrar y resolver, este pasará a un catálogo especial (que gestiona un gatito que ya conocen los veteranos de la saga). Tardamos un poco en desbloquear a este gato, ya en el segundo capítulo, pero en cualquier caso el jugador no debe preocuparse por nada.
Por supuesto, una de las preocupaciones ante esta entrega es si hay sensación de que los puzles se repiten. Lo cierto es que es imposible conseguir una originalidad al 100%, porque al fin y al cabo siempre ha habido puzles de fichas, de operaciones matemáticas y demás tipos determinados que, en realidad, no dan mucho juego a la hora de hacer algo completamente distintivo. Lo bueno es que la sensación general es muy positiva y no tenemos la sensación de estar ante un refrito ni sufrimos sensaciones de déjà vu.
Los puzles nos han gustado y nos han resultado gratificantes. Esto es más importante incluso que si se repiten o no (de la misma manera que en una saga de rol se repiten los combates, al fin y al cabo), ya que demuestra que incluso los jugadores veteranos podrán disfrutar con el título y que encontrarán un reto real en sus rompecabezas.
Además hay que añadir la presencia de tres grandes minijuegos. El jugador no tarda mucho en desbloquear el primero de todos (un juego de moda). Los otros dos tardan un poquito más en llegar, pero de todas maneras estarán disponibles durante las primeras horas de la partida (ya en el segundo capítulo). Estos minijuegos son puzles en sí mismos y podrían -sobre todo los dos segundos- dar pie a juegos completos basados en sus mecánicas.
En el minijuego de la moda hay que hacerle el gusto a las clientes que vamos encontrando, ya que estas nos plantean requisitos específicos (una puntuación determinada para que el modelo sea mono, guay o lo que sea). Es necesario combinar las piezas de ropa que tengamos, sabiendo que no podemos asignar una misma prenda a varias clientes, claro. Todo esto mientras exploramos los entornos y resolvemos puzles para conseguir más y más prendas, claro. Además, nos encontramos con peticiones específicas por parte de nuestras clientes, como un color determinado o un tipo concreto de prenda, lo que aumenta la dificultad.
Otro minijuego consiste en que una ardilla consiga llegar hasta el agujero del escenario con su bellota. Para ello, debe conseguir que rebote de forma adecuada así que para conseguirlo primero hay que interactuar con otros ítems para alterar la posición de los obstáculos que hay en el escenario. Poco a poco vamos desbloqueando más escenarios, de dificultad creciente. El mismo sistema de progreso tiene el minijuego de jardinería: hay que llenar de flores una parcela colocando simientes que, a partir de una reacción en cadena, plantan el entorno. Cada tipo de semilla se expande en una dirección u otra, así que hay que combinarlas para sortear obstáculos y conseguir que la reacción en cadena final cubra todas las casillas.
Si a esos minijuegos añadimos los coleccionables que hay que encontrar, los retos extra de la caza de tesoros que pueden jugarse mediante StreetPass, y demás elementos del juego, resulta que este El profesor Layton y el legado de los ashalanti es un título especialmente rico en contenidos. Porque a todo esto hay que sumar los extras de los retos de Layton (de mayor dificultad) y las opciones secretas que se desbloquean en función de cuántos picarats (puntos por resolver puzles) hayamos sumado. Por cierto, los jugadores que tengan una partida (preferentemente bien terminada) de El profesor Layton y la máscara los prodigios podrán desbloquear algunos extras específicos.
Con todo esto en cuenta (los puzles, los minijuegos, los retos adicionales y otros extras) estamos, posiblemente, ante el juego más extenso de la saga y un título de una gran duración, en cualquier caso, para su género. Por supuesto, también es rejugable, ya que todos los puzles resueltos pueden volver a ser visitados en cualquier momento para volver a jugar con ellos. De esta manera, podemos enseñárselos a cualquier otra persona o proponernos superarlos sin usar pistas u otras ayudas.
En el terreno audiovisual, el juego no reinventa lo que ya se ha hecho en las anteriores entregas y, en particular, lo logrado con El profesor Layton y la máscara los prodigios, que es el otro capítulo de la serie lanzado en Nintendo 3DS (los cuatro juegos previos se lanzaron en Nintendo DS). El efecto 3D de la pantalla superior, ya lo hemos dicho antes, es de lujo gracias a la buena producción de las secuencias animadas y el encantador diseño de las estampas fijas. A nivel de producción uno se queda con ganas de más vídeo y más voces, aunque el juego va bien trufado en realidad de estas dos características.
El vídeo se emplea en secuencias narrativamente importantes y tienen siempre un gran doblaje en castellano; en otras ocasiones -particularmente cuando un personaje aparece por primera vez- aunque sean escenas con el motor del juego, nos seguimos encontrando con un muy buen doblaje.
A lo vistoso de su cuidado apartado visual hay que añadir un soberbio trabajo técnico con una música también delicada y muy apropiada para las diferentes ambientaciones que visitamos y las sensaciones que se deben transmitir en las diferentes escenas. Las partituras están resueltas magníficamente, por lo que el apartado artístico global es magnífico y sin discusión posible, mostrando que en un juego de puzles (que es de lo que se trata) se puede crear una historia encantadora con una magnífica producción audiovisual.
Puede indicarse, claro, que el juego arrastra cierto desgaste por mantener la estética sin mayores cambios, pero su combinación de elementos históricos basados vagamente en los años 60 con elementos steampunk y de fantasía siguen resultando atractivos visualmente. Es la marca de la casa y lo poco que sabemos de la futura entrega de la serie ya nos muestra que se cambiará de rumbo, pero este juego debía cerrarse con la misma línea estética que se ha ido construyendo y perfeccionado a lo largo de toda su trayectoria.
Conclusiones
Puzles, rompecabezas y acertijos de todo tipo durante una partida llena de grandes momentos que podrá satisfacer a los que se aproximen por primera vez a la serie y muy especialmente a los que han vivido las aventuras, todos estos años, del profesor Layton. Level-5 cierra ciclo con esta sexta entrega de la serie y lo hace con un título que no sufre desgaste y, de hecho, alcanza algunos de los mayores picos de calidad de toda la saga. Esto es posible gracias a la maestría conseguida a lo largo de los años, la calidad de su guion y lo contundente de sus contenidos. No se podía pedir más a la hora de decirle adiós al profesor.