El primer Dishonored ya nos enamoró en 2012, y nos pareció uno de los mejores juegos del año, y esta vez la historia se ha vuelto a repetir. Esta secuela ha llegado sin aportar demasiadas novedades, más allá del hecho de ofrecer dos protagonistas, pero Arkane Studios ha vuelto a demostrar su enorme talento, y ha creado una aventura de acción soberbia, con una ambientación magnífica, y una jugabilidad prácticamente perfecta.
Lo mejor sin duda su diseño de niveles, unos escenarios llenos de caminos y recovecos y, lo que es más difícil, creando un mundo creíble, coherente, en el que te crees allí puedan vivir personas, y que te obliga a admirar cada detalle de los escenarios, porque la propia escenografía te está contando historias. Esto unido a que es una aventura que se disfruta casi por igual jugando con sigilo o con acción directa, lo convierten sin duda en uno de los mejores juegos del año.