El año empezaba fuerte, con uno de los juegos de puzles más ambiciosos y geniales que se hayan hecho nunca. Jonathan Blow, el creador de Braid, volvía tras seis años de trabajo con su gran obra maestra, un desafiante rompecabezas compuesto por casi 700 puzles repartidos a lo largo y ancho de una bella isla, que esconde más secretos de lo que puede parecer a simple vista.
Complicado y desafiante hasta extremos insospechados, todo tiene una lógica en el mundo de The Witness, pero el gran mayor reto es encontrarla. Lo hemos amado y odiado a partes iguales, nos ha hecho sentir tan estúpidos como inteligentes, y si te gustan los rompecabezas que desafíen al extremo tu inteligencia, no hay un juego mejor que este.