La exploración espacial es una de las mayores aspiraciones de la humanidad, y todas las principales agencias internacionales están dedicadas a este objetivo. Desde la NASA en Estados Unidos hasta Roscosmos en Rusia y la Administración Nacional del Espacio de China, se invierten miles de millones de dólares en investigación y desarrollo para desentrañar los misterios del universo y avanzar hacia una presencia humana sostenible fuera de la Tierra. Pero, Elon Musk advirtió en el pasado, no será sencillo. ¿Cómo podemos asentar futuras bases para la colonización de otros planetas? ¿Qué recursos necesitaremos? Curiosamente, uno de lo más importantes está en España.
El mineral español que podría cambiar el futuro de la humanidad en el espacio
Aunque la idea de mantener una presencia regular en otro mundo, e incluso establecer bases habitables -sistemas políticos incluidos-, aún parece un sueño lejano, los avances científicos y tecnológicos continúan acercándonos a esta posibilidad. Para lograrlo, una pieza del rompecabezas podría estar en un recurso natural terrestre: la epsomita, un mineral que ha captado la atención de científicos debido a su composición única y su potencial aplicación en la ciencia planetaria.
La epsomita, conocida también como sal de Epsom, fue descrita oficialmente en 1806 y toma su nombre de la ciudad inglesa de Epsom, donde se documentó por primera vez. Es un mineral de sulfato de magnesio hidratado (MgSO₄·7H₂O), conocido por su capacidad para absorber y liberar agua. Se encuentra comúnmente como eflorescencias en paredes de cuevas de piedra caliza, en fumarolas volcánicas y en suelos salinos. Su aspecto es característico: cristales fibrosos, con forma de agujas, que pueden ser incoloros o blancos.
Aunque la epsomita es relativamente común en diversas regiones del mundo, como Australia del Sur, España cuenta con un yacimiento notable en Calatayud, Zaragoza, que destaca como uno de los depósitos más estudiados en Europa. Su solubilidad y sensibilidad al aire libre exigen un almacenamiento cuidadoso, ya que tiende a descomponerse en ambientes expuestos. Más allá de sus aplicaciones tradicionales, como el aporte de magnesio en jardinería y productos de cuidado personal, la epsomita tiene un potencial bastante importante y evidente en el ámbito de la exploración planetaria. Según Jane Hodgkinson, geóloga del Centro de Utilización de Recursos In-Situ (ISRU, por sus siglas en inglés), este mineral puede desempeñar un papel crucial en misiones humanas hacia Marte y otros planetas.
Los rovers de la NASA, como Curiosity y Perseverance, han identificado la presencia de sulfatos de magnesio en la superficie marciana, entre ellos la epsomita. Este descubrimiento es relevante porque estos minerales se forman en presencia de agua, un indicador clave de que Marte tuvo agua líquida en algún momento de su historia geológica. La posibilidad de que existiera agua también abre la puerta a otras condiciones favorables para la vida en el pasado marciano.
La epsomita puede ser esencial para la conquista de otros planetas
Además, la epsomita podría ser esencial para las misiones espaciales debido a su alto contenido de agua. Hodgkinson señala que este mineral puede contener hasta un 20% de agua en masa, lo que lo convierte en una fuente potencial de este recurso crítico. “El agua no solo es vital para la supervivencia humana, sino que también puede descomponerse en sus componentes básicos, hidrógeno y oxígeno, que son esenciales para generar combustible y oxígeno respirable”, explica la experta.
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La utilización de recursos in situ, como la epsomita, es un enfoque clave en la planificación de misiones espaciales a largo plazo. Este enfoque busca minimizar la dependencia de los suministros enviados desde la Tierra, reduciendo costos y aumentando la viabilidad de las misiones. Además de proporcionar agua, los sulfatos como la epsomita podrían ser utilizados en procesos de purificación de agua o incluso en la creación de materiales de construcción para bases habitables. En la Luna, primer paso a la conquista espacial, habría que tener muy en cuenta este tipo de productos.
El hallazgo de yacimientos como el de Calatayud no solo destaca el potencial científico de España en este ámbito, sino que también abre la posibilidad de que minerales similares sean identificados en otros lugares del sistema solar, impulsando aún más la viabilidad de la exploración y colonización interplanetaria. Esperemos que no se quede en un simple cuento de ciencia ficción.