Lo que alguna vez fue el motor del crecimiento económico en China se ha transformado en un lastre que amenaza con arrastrar a toda la economía. El sector inmobiliario, que llegó a representar hasta un 25% del PIB nacional, atraviesa su quinto año consecutivo de recesión, con ventas en caída libre y un acceso al financiamiento cada vez más restringido. La quiebra de Evergrande en 2021 fue solo la primera grieta visible de un iceberg que hoy muestra su magnitud completa, dejando al descubierto un modelo insostenible basado en la especulación desmedida y la deuda acumulada.
Estrategias de venta desesperadas: del trueque al lujo surrealista
Ante la falta de demanda, las inmobiliarias chinas han recurrido a estrategias de venta que rozan lo surrealista. Desde pagos iniciales de apenas 9,9 yuanes (poco más de un euro) hasta la oferta de iPhones, billetes de avión e incluso participaciones en jets privados con cursos de piloto incluidos. En provincias rurales, el trueque ha vuelto: viviendas que se pueden pagar con ajo, sandías o productos agrícolas. Estas tácticas, que podrían parecer anecdóticas, reflejan la gravedad de una crisis que ha reducido los ingresos del sector de 19,3 billones de yuanes en 2020 a solo 10,8 billones en 2024.
Gigantes en caída libre y ciudades fantasma
Las grandes urbes como Shanghái y Shenzhen resisten mejor el embate, pero incluso allí se han visto promociones inusuales, como pases de metro gratuitos por cinco años para nuevos propietarios. En contraste, las ciudades más pequeñas enfrentan un panorama desolador: viviendas vacías, población en declive y un exceso de oferta que no encuentra demanda. Empresas que dominaron el mercado, como Country Garden y Vanke, ven sus ventas desplomarse, mientras que las compañías estatales, como Poly Developments, ganan terreno gracias al respaldo del gobierno. Sin embargo, ni siquiera este apoyo ha logrado detener la crisis.
Intentos fallidos de recuperación
El gobierno chino ha flexibilizado regulaciones para estimular el sector, pero la falta de una estrategia estructural ha limitado el impacto de estas medidas. Los incentivos extravagantes generan titulares, pero no abordan el problema de fondo: una burbuja inmobiliaria que estalló dejando deudas impagables, un exceso de inventario y una población cada vez menos dispuesta a invertir en el ladrillo.
Un modelo económico al borde del colapso
La crisis inmobiliaria en China no es solo un problema sectorial; refleja un modelo económico agotado que enfrenta el desafío de reinventarse. Su impacto podría extenderse a la economía global, dada la influencia de China en los mercados internacionales. Mientras tanto, el sector inmobiliario chino sigue buscando oxígeno en medio de una tormenta que, lejos de disiparse, amenaza con intensificarse en los próximos años.















