Hay películas que crecen en el interior del espectador, incubadas como un organismo hostil y rabioso. Luego eclosionan, en el momento más inoportuno, para permanecer siempre vivas junto a nosotros, incluso después de que hayamos saldado nuestra existencia. Alien, en 1979, marcó un antes y un después en el cine de terror y ciencia ficción. Dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Sigourney Weaver, revolucionó el género y trajo a la palestra una retorcida criatura surgida de la mente del suizo H.R. Giger capaz de alimentar nuestras más íntimas y febriles pesadillas. En 1986, James Cameron redobló la apuesta con Aliens: El regreso, introduciendo más acción en una saga que, a día de hoy, cuenta con numerosas secuelas, cómics, novelas y videojuegos.
Pronto todo cambió. Para muchos, a peor. El xenomorfo pasó a convertirse en un icono para millones de personas en todo el mundo, un ser propio del acervo del género, cayendo en la explotación de su imagen y su aura. Tras años apartado de la gran pantalla tras ese devaneo del Scott mas experimental con las criticadas pero reivindicables Prometheus y Alien: Covenant, el cineasta uruguayo Fede Álvarez, responsable de No respires, regresa a este universo de corporaciones y criaturas con Alien: Romulus con una película que no oculta los homenajes a sus antecesoras y que en Vandal ya hemos visto en adelanto días antes de su estreno en España, el próximo 15 de agosto. ¿Es buena Alien: Romulus? ¿Han merecido la pena tantos años de espera? Os lo contamos en nuestra crítica sin spoilers.
Hemos visto Alien: Romulus y es una gran película de terror que rinde múltiples homenajes a Ridley Scott y James Cameron sin tapujos
La historia de Alien: Romulus comienza como otras producciones de la saga, incluyendo cómics y novelas recientes, muchas de las cuáles cuentan aspectos únicos dentro de una cronología que no deja de crecer. Nos cuenta cómo un grupo de jóvenes colonos y exploradores espaciales acaba enterándose de que una instalación abandonada por Weyland-Yutani, de dimensiones colosales, está en la órbita de su planeta. En esta estación, aparentemente solitaria, se encuentran sus billetes de ida de la triste y oscura realidad que les rodea como mineros en un desolado planeta. Lo que no saben es que en esa estación se han llevado experimentos con el xenomorfo, algunos especialmente sombríos.
No hay mejor premisa. Mientras buscan un futuro mejor y algo con lo que hacer dinero, este heterogéneo grupo de supervivientes tendrán que hacer frente a la criatura más letal de la galaxia e intentar salir con vida de un laberinto oscuro y en trayectoria fatal. La tripulación protagonista, compuesta por personajes realistas y cotidianos, transmite a la perfección la sensación de que nadie está a salvo. Sí, hablamos de un joven reparto, que incluye a Cailee Spaeny como Rain (estrella de Civil War de Alex Garland y uno de los personajes más importantes del filme) e Isabela Merced (Madame Web) como Kay, que intentarán sobrevivir en los interminables pasillos hexagonales con poca iluminación que recorren la estación, huyendo de los facehuggers que se escabullen y se lanzan a sus presas. Pero debemos destacar a David Jonsson como Andy, absolutamente arrebatador como sintético, capaz de acabar por encima de la propia Spaeny, que había comentado anteriormente cómo el icónico personaje de Sigourney Weaver, la Teniente Ripley, la inspiró para desarrollar su propio papel.
Coescrita por Álvarez y Rodo Sayagues, lo cierto es que las credenciales de Alien: Romulus son innegables. Su punto de partida no tiene nada que envidiar a los últimos libros de Titan Books y los tebeos de Marvel -como ese en forma de precuela que desvelará un gran misterio de la trama no resuelto en el guion-, intentando romper tímidamente con las anteriores películas de la saga. Pero lo hace y no lo hace. A veces Fede Álvarez parece más preocupado por agarrar el pasado y no soltarlo, como si fuese su línea de vida de cara a contentar a la audiencia, realizando múltiples homenajes de forma constante y abrumadora, encadenando muchos de ellos en sucesión. Unos funcionan a la perfección, claro. Otros son hasta sonrojantes y capaces de sacar al espectador de lo que se esta contando en pantalla, echando por tierra toda la suspensión de la incredulidad tan necesaria en el género de la ciencia ficción. Y eso es un gran error.
La nostalgia bien usada puede funcionar y es normal caer en la referencia cuando tienes un patio de juegos tan rico como el de Alien. Lo hemos visto con Star Wars y otras tantas sagas de lustroso linaje. De hecho, esta Alien: Romulus se parece -y mucho- a la notable Rogue One: Una historia de Star Wars, pero con pocos aciertos y bastantes errores. Todo lo que chirriaba en aquella cinta de Gareth Edwards chirría aquí -recreaciones digitales de actores, reinterpretación de frases y secuencias-, hasta el punto de que durante un tramo generoso de la película, Alien: Romulus parece más un fan film que una cinta con identidad propia -pese a que la tiene, sobre todo en su controvertida parte final-. Sí, hablamos de un proyecto que tiene el apoyo de Scott y Cameron, muy involucrados en el proceso de producción de esta cinta, y que realiza la cuadratura del círculo al tener en buena estima a Prometheus y muchas de las ideas originales vistas en las precuelas del británico, así como rinde tributo -cuando toca- a los elementos visuales de Aliens: El regreso. En esos momentos, en los que es fácil dejarse llevar por la situación, la producción camina por un fino alambre y pierde el equilibrio varias veces, para luego resarcirse en un controvertido acto final que ha sido capaz de encantarnos y aterrarnos -en el peor sentido- al mismo tiempo.
Alien: Romulus devuelve al xenomorfo al lugar que le corresponde: da miedo y protagoniza alguno de los mejores momentos de la saga
¿Y qué hay del alienígena? El xenomorfo es el gran protagonista de Alien: Romulus, demostrando su lado más sangriento y sádico, impregnando la pantalla de auténtica malicia y dándonos algunos de los momentos más espectaculares y originales de toda la saga. Además, la película vuelve a apostar por un diseño aterrador y especial para el ser que la protagoniza, regresando a los orígenes del monstruo. La visión surrealista y biomecánica de este letal extraterrestre, una de las criaturas más aterradoras del cine, regresa a su estado más primario, presentándonos un xenomorfo que respeta la célebre combinación de lo orgánico y lo mecánico, un aspecto que le confiere una apariencia profundamente inquietante y distinta a todo.
Tras coquetear con lo monstruoso en esta película, el alienígena vuelve a ser elegante y letal, mostrándonos de forma explícita cómo se reproduce y crece, a través del clásico y violento proceso de incubación en un huésped humano, devolviendo a la conversación los temas de violación y parasitismo que el propio Giger quiso dejar como impronta en el ciclo de vida de este ser. La boca retráctil del alien y su sangre ácida -especialmente esto último, como ya han destripado algunos tráilers- son detalles que subrayan la naturaleza despiadada y desconocida de este organismo perfecto que aterra como nunca lo había hecho.
En estas lindes, no queda otra que aplaudir el diseño de producción. La ambientación de la película y su exquisita fotografía -a cargo de Galo Olivares-, resalta y acentúa la sensación de claustrofobia, volviendo a incidir en los pasillos oscuros y estrechos, los recodos, las barandillas y los laboratorios de blancas paredes, todo ello regado con un juego de luces y unos cambios cromáticos realmente impresionantes. Alien: Romulus está hecha para ser disfrutada en el cine. Sí, las películas de ciencia ficción y terror siempre han sido las más vanguardistas en los avances de los efectos visuales, presentándonos criaturas y mundos imposibles, grandes atmósferas o tecnologías tan increíbles que hacen que, como espectadores, nos preguntemos qué es real o realizado con ordenador. El filme de 20th Century Studios y Disney ha apostado por la vertiente tradicional y artesanal, contando incluso con los expertos en efectos especiales que trabajaron en las criaturas de Aliens: El regreso junto a Stan Winston. Una declaración de intenciones que queda patente en la pantalla.
Alien: Romulus no nos parece la mejor secuela de la saga desde Aliens y tiene errores evidentes en su ejecución
Las reacciones positivas la consideran sin tapujos como "la mejor secuela de la saga desde Aliens", pero nada más lejos de la realidad. La película es entretenida, terrorífica y visceral, tiene un primer y segundo tercio notable pero luego fracasa por una torpe ejecución que nos recuerda a los peores momentos de Alien: Resurrección -la reivindicada y comiquera película de Jean-Pierre Jeunet era muy floja y lo sigue siendo-. Sí, expande el universo creado por Ridley Scott y algunas de sus ideas más frescas, y toma riesgos al introducir nuevos elementos mientras respeta el legado de sus ilustres predecesores, pero no alcanza ni por asomo el mismo nivel de intensidad y suspense que las primeras entregas pese a reproducir de forma mimética sus estructuras y fórmulas.
Parece que hemos llegado a un momento en que la renovación se convierte en un ejercicio de continuidad excesiva -como ya vimos, de forma más tímida, con Prey-, y nos asusta pensar que en esta saga ya no quede mucho por ganar o mejorar. Luego observamos los cómics y las novelas editadas en los últimos años y recuperamos la fe.
Alien: Romulus es, por momentos, como si estuviéramos viendo una de esas miniseries de los tebeos clásicos de Dark Horse cobrar vida; pero más que un renacimiento, como se ha estado vendiendo y aplaudiendo desde cierto sector de la prensa especializada, es simplemente otra buena dosis de lo que ya conocemos. Y no está mal, no se malinterpreten nuestras palabras, pero el trampantojo se cae rápidamente si rascamos sobre su superficie.
Los críticos podemos estar divididos, pero la verdad es que Alien: Romulus aporta cierto aire fresco a la saga, manteniéndose fiel a su esencia mientras explora nuevos territorios narrativos. Si lo hace con más o menos éxito, ya depende de los ojos y del conocimiento previo con el que nos adentremos en sus oscuros pasillos y recodos. No está nada mal para un humano, Fede.
Hemos visto en adelanto Alien: Romulus en un pase de prensa especial organizado por Walt Disney España.
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