El gobierno japonés ha lanzado una nueva iniciativa para combatir el declive demográfico en áreas regionales no tan populares, ofreciendo hasta 1 millón de yenes por hijo a las familias que se muden fuera de la gran área de Tokio. Este esfuerzo se enmarca en un intento más amplio de revitalizar las ciudades y pueblos en declive, en un país donde la población de Tokio disminuyó por primera vez el año pasado, en parte debido a la pandemia del coronavirus.
Requisitos
Para ser escogidos se requieren de algunos requisitos. Las familias deben mudarse fuera de la gran área de Tokio, es decir, han de estar residiendo en la ciudad previamente, incluidas las prefecturas vecinas de Saitama, y mudarse fuera de Tokyo o a las zonas montañosas limítrofes. Se requiere que las estas además residan en su nuevo hogar durante al menos cinco años, con al menos un miembro del hogar trabajando o planeando abrir un nuevo negocio, según informa The Guardian.
Aproximadamente 1.300 municipios, que representan el 80% del total, se han unido al esquema, con la esperanza de capitalizar un cambio en las actitudes públicas hacia la calidad de vida, un fenómeno impulsado por la pandemia y la adopción del teletrabajo. En el caso de ser un matrimonio o pareja sin hijos, donde las prestaciones serán de 2.240 euros, estos han de tener menos de 39 años y estar trabajando, en remoto o en el destino.
Descentralizar el país
Japón enfrenta desafíos demográficos críticos, con una población altamente envejecida y una baja tasa de natalidad que permanece obstinadamente en 1,3 hijos por mujer (en España la cifra es de 1,23). La población del país, actualmente de unos 125 millones, se espera que disminuya a unos 88 millones para el 2065, una caída del 30% en 45 años. Paralelamente, hay un desequilibrio geográfico, con Tokio albergando aproximadamente el 11% de la población total del país, y siendo un centro económico y político vital. Este desequilibrio ha llevado al gobierno a ofrecer incentivos significativos para fomentar la migración fuera de la capital.
La efectividad de este programa gubernamental para incentivar la migración y la natalidad es aún incierta. A pesar de un incremento en el número de familias que se han mudado bajo este esquema en 2021, la cifra sigue siendo modesta en comparación con la población total de Tokio. Además, estos incentivos podrían verse como soluciones temporales a problemas demográficos más profundos y estructurales que enfrenta Japón. El gobierno espera que 10.000 personas se hayan mudado de Tokio a áreas rurales para 2027, en un intento de equilibrar la distribución de la población y revitalizar regiones en declive.
