Es muy complicado, a día de hoy y con la tecnología actual, predecir terremotos con exactitud. Es posible hacerse una idea de dónde podría llevarse a cabo el desastre mediante al complejo estudio de las placas tectónicas y su respectivo movimiento, pero aun con ello no es fácil señalar con total precisión cuándo se llevará a cabo el siguiente fenómeno. Sin embargo, sí se pueden hacer predicciones orientativas para prevenir a la población de esos temblores repentinos y rápidos que siembran el caos y la desgracia allá por dónde pasan. Los sismólogos y expertos en terremotos han determinado dónde sucedería el siguiente seismo y apunta a ser bastante descomunal.
Los expertos ya saben dónde ocurrirá el siguiente gran terremoto y alertan. Pero hay un problema: ¿cuándo pasará?
Según parece, Cascadia será donde ocurrirá el siguiente gran terremoto que afectaría a unas siete millones de personas. Ese seismo, que abarcaría unos 360.000 kilómetros cuadrados de Estados Unidos y tendría una magnitud de de entre 8,7 y 9,2, podría ser un grave problema para los ciudadanos y, lo peor, es que no se sabe cuándo pasará. Es decir, las predicciones adelantan que hay gran actividad sísmica en esa zona mencionada y que, por los estudios realizados analizando las placas tectónicas del área, va a ser unas magnitudes considerables, pero no hay forma de prevenirlo con el suficiente tiempo.
2024 se inició con un terrible terremoto en Japón de 7,6 en la escala Richter. Por suerte, no resultó en el absoluto desastre con consecuencias nucleares como en 2011, pero lamentablemente se perdieron decenas de vidas. Para entender cómo se provoca un terremoto, en primer lugar hay que entender un concepto básico y es que la parte exterior de la Tierra, la litosfera, se compone del manto superior (la capa interior más superficial de nuestro planeta) y la corteza, lo que entendemos generalmente como la superficie de la Tierra, donde se hacen la mayoría de descubrimientos, pero es bajo el suelo donde se origina el problema. Las placas tectónicas están en constante movimientos. La realidad es que no percibimos la mayoría de temblores que suceden con este movimiento pero, por supuesto, cuando sus efectos llegan a la superficie, el resultado es devastador.
