Los videojuegos vuelven a ser objeto de críticas y miedo en Asia por causa de la tragedia sucedida en Ratchaburi, Tailandia, cuando una niña de apenas 12 años se suicidó tras jugar al juego Bomber Man de la consola PlayStation con su hermana de 14.
La policía tailandesa, aunque la niña no lo mencionase en su nota de suicidio dirigida a su madre, advirtió que la niña pudo haberse quitado la vida por una frustración causada por no ganar en el videojuego. Según el cuerpo policial, la niña se había quejado en varias ocasiones de no poder ganar en el juego.
Su madre, por su parte, dudó que fuesen los videojuegos los que hubiesen provocado las emociones que le llevaron al suicidio, y apuntó a las series de dibujos animados, por las que la niña sentía predilección.
Antes de cometer el suicidio la niña había estado jugando con su hermana mayor, que no notó nada extraño en su ahora desaparecida hermana, ni tenía conocimiento de ningun problema o discusión que ésta hubiese tenido.
El ministerio de Sanidad tailandés ha hecho una advertencia pública dirigida a los padres para que tengan cuidado al elegir los juegos a los que juegan sus hijos, intentando que se adapten a su edad y estado emocional.
