Lo hemos visto en decenas de películas de ciencia ficción, en animes de distinto tipo y hasta dentro de los propios videojuegos. El personaje en cuestión se pone en la cabeza un dispositivo, más o menos grande según el caso, y controla a su avatar en un videojuego. O más vistoso aún: se coloca un casco de realidad virtual y sin mandos ni controles por movimiento, navega por los universos ficticios que ven sus ojos. Todavía no hemos llegado a esos futuros imaginados, pero jugar con la mente es posible.
Esta semana os hemos contado que una creadora de contenido en Twitch ha conseguido superar varios jefes finales de Elden Ring: Shadow of the Erdtree sin utilizar mandos ni las manos, tan solo con la mente. No es la primera vez que hablamos de ella: a principios del año pasado recogimos sus primeros pasos por el RPG de acción de FromSoftware. En apenas tres meses consiguió completarlo de esa manera. Es una tecnología que existe, aún muy poco accesible, y que no funciona del modo que probablemente estés pensando.
En los vídeos de Perri Karyal se ve cómo la streamer licenciada en psicología lleva una especie de corona en la cabeza. Se trata de un dispositivo de electroencefalografía, en concreto el EMOTIV EPOC X, que cuesta 1000 dólares y dispone de un software tan completo como complejo. Esta tecnología no es nueva, pero ha avanzado a pasos agigantados en los últimos años. Hace más de una década, aunque con muchísimos más cables y aparatos menos elegantes, ya se hicieron experimentos para jugar al sencillo Pong con la mente.
Estos aparatos funcionan a través de 40 electrodos que, desde el cráneo, leen la actividad cerebral del cerebro. Pero para que esas lecturas se conviertan en los inputs deseados (atacar o esquivar, por ejemplo) hay que seguir un larguísimo proceso que requiere paciencia y pericia a partes iguales. Como muestra este vídeo del creador de contenido Schizo, utilizar el aparato para una acción tan sencilla en apariencia como encender un LED verde, rojo o azul según lo que piense el usuario supone un proceso de muchísimas horas de calibración y programación.
Por eso, lo conseguido por Karyal es encomiable. Como cuenta en el videorreportaje de Great Big Story insertado sobre este párrafo, le llevó más de seis meses el simple hecho de hacerlo funcionar, de entrenarlo para que leyera su cerebro correctamente. Para utilizar el mod con el que juega a Elden Ring, Valorant, Minecraft, Trackmania, Doom y Halo Infinite, entre otros, tuvo que pasar más de 6000 horas entrenando el dispositivo, pero también su concentración.
No lee órdenes, sino que interpreta pensamientos
Porque este aparato no lee acciones como "dar un espadazo", "girar una curva" o "disparar". Es, de momento, mucho más limitado. Imaginad un cubo flotante que se puede empujar o atraer, o mover en el eje vertical y en el horizontal. A esos movimientos, le asigna la pulsación de los botones del mando.
Pero es una configuración muy compleja, como explicó Karyal en una emisión en directo: el sistema "recuerda patrones de la actividad cerebral, y luego, cuando el sistema lee 'eh, estás haciendo esa cosa que me dijiste que recordara que hiciera', entonces lo recuerda", y ejecuta el input asignado, o sea, pulsa el botón en un mando digital.
Así, cuando Karyal piensa que está empujando algo hacia adelante, ese cubo flotante se mueve, y este pulsa el botón correspondiente, que en este caso lo tiene asignado para esquivar. Cuando la streamer piensa en algo girando intensamente, ataca. Y cuando se imagina un objeto sumergiéndose lentamente en el agua, bebe del Vial para restaurar salud. No solo requiere paciencia, entrenamiento y conocimiento, sino también una capacidad de concentración hercúlea: imaginad ser capaces de apagar la mente para imaginar algo tan abstracto mientras Margit se abalanza contra ti. "Es tan solo práctica", dice en el reportaje citado.
Poco a poco ha aumentado las capacidades de este método de control. En tan solo unos meses ha pasado de utilizarlo complementado con un mando para realizar ciertas acciones a no tener que un pad, puliendo los inputs configurados para el control mental y utilizando el control por movimiento de la cabeza para moverse. Aunque en 2024 sea una tecnología inaccesible, compleja de utilizar y casi en pañales, los avances que Karyal ha conseguido hacer con el mismo aparato dibujan un futuro muy prometedor. No por la curiosidad de jugar a nuestros títulos favoritos con la mente, sino por el potencial que esto tiene para que los videojuegos puedan ser disfrutados por muchas personas con diversidad motriz.